miércoles, 7 de enero de 2015

De ansias y sosiegos. Dia 7

7. Correr y momento zen.

Este año los Reyes Magos han dado en el clavo en todo. De hecho sólo tengo que descambiar un par de cosillas sin importancia.
Y no, no quiero saber nada de las rebajas, con lo que decido, después de mi paseo tempranero con mi perro, quitarme de enmedio la devolución y dedicarme a la preparación de mis clases.
Comienzo mañana.
Y, con los descambiables en mi mochila azul, me lanzo a la carrera.
Me voy al centro comercial.
Llegué, ví, vencí.
Talmente. Visto y no visto.
Sorteando los millones de personas, contabilicé, fuí a "lo derecho" y rematé ligera el mandao.
Qué asuras!, como dirían en mi pueblo. Qué gentío!


Un alto en el camino de vuelta. Y me hice un selfie.
Y me tomo unos minutos de contemplación, de meditación, de sosiego.
Es una mañana soleada y el parque está contento, con los niños montando en sus bicis nuevecitas; las niñas con sus cochecitos de bebé, cómo no; los abuelos, con bufandas de estreno, cuidando de los nietos; mujeres con bolsas llenas de supuestas rebajas y chicos sentados en los respaldos de los bancos y absortos con sus móviles.
Yo he dejado a mi marido jubilado haciendo la comida, (le he pasado el testigo), ganas tenía ya. Siempre os he dicho que me gusta mucho comer, pero no le encuentro la gracia a confeccionar menús. 
Pasado el momento zen, vuelvo despacio a casa.
Pero no tomo el ascensor, subo de nuevo los trece pisos de mi hogar y, ya por el descansillo del doce, me llega el olorcillo de una tortilla de patatas.
Me abriré una botella de vino tinto y, mientras mi princesa pone la mesa, colocaré la historia de mi mañana en mi blog.
Mañana, en el comienzo de las clases, hablaré de los haikus.



Y así es la vida,
como un haiku trenzado,
como un suspiro.

Sed felices.




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