lunes, 31 de agosto de 2015

Donde no puedas amar, no te demores. Lunes. Asiole Dorpa.


243.  Y se nos va Agosto, sin volver la mirada. Y sigo tierna.


     Último día de Agosto.
     Se va, se va.
     Antes de nada deciros que Maribel está bien. La operaron y se encuentra tranquila en el hospital. Acabo de llegar de verla. El italiano está missing. Lo que os dije, no va a dar la talla. 
     En lo bueno, ahí están y, cuando las cosas se tuercen, muestran lo flojos que suelen ser. No falla.
     Pues yo sigo boba.
    Os dije, el día que me presenté, que era sociable y solitaria, alegre, pero con arranques de melancolía, que no soy excesivamente pasional.      Alberto me dejó por otra, me trajo a Barrigas en su lugar y, sin embargo, ya veis que me llevo bien con él. No sé, es como si fuera mi colega fiel, que sé que siempre va a estar ahí en caso de apuro y no como el italiano. En fin.
    El caso es que esta mañana he madrugado mucho, he limpiado el portal, he repartido la correspondencia y me he ido a ver a Maribel.
    A la vuelta, me he tomado un café en el bar de los tristes y, me he demorado algo más, porque tenían puesta una música nostálgica y blandona.


     Sigo pensando en Angustias y el Sr. Andreas. Sigo pensando en que tengo que dejar pronto esta cita diaria con vosotros. Y estoy ñoña.
    Me he puesto a mirar libros, por hacer algo, y me encuentro con este poemilla titulado Adolescencia, de Juan Ramón Jiménez.

En el balcón, un instante
nos quedamos los dos solos.
Desde la dulce mañana
de aquel día, éramos novios.
-El paisaje soñoliento
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño-
Le dije que iba a besarla,
bajó, serena, los ojos
y me ofreció sus mejillas,
como quien pierde un tesoro.
-Caían las hojas muertas,
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aún
un perfume de heliotropos.
No se atrevía a mirarme,
le dije que éramos novios,
y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.

   Ya veis, nada que ver con mi presente, con mi edad, pero... 



     Y para remate aparece Mislav, el croata, el técnico del ascensor, el poseedor de esas manos, el que domina tantas lenguas, el que me pidió salir hace apenas dos semanas.
    Me dice que está revisando los ascensores de toda la manzana, me dice que estoy guapa y me invita a un café.
     No quiero café.
     No sé lo que quiero.
   Me acerca la cara y, como si me ofreciera un secreto, me habla en francés.
    Lo he entendido todo.
    He entrado en mi casa y me he servido un chablis bien frío.


...Y en el portal, un instante,
nos quedamos los dos solos...
... me dijo que iba a besarme...





Mañana es Septiembre amigos.
Pronto el otoño.
Enamoraos.




* cuadros de John_William_Waterhouse.

domingo, 30 de agosto de 2015

Domingo de sobresaltos y revelaciones. De agradecimientos.

242. Soy una portera atípica, por decir algo.



      Perdonad la tontería que me embargó ayer. Jesús, qué desazón!        Hasta llegué a creer que, a lo mejor, estaba enamorada.


     Con la historia de la parejita de marras, con el licorcito, con Cohen, susurrándome por los rincones, con Frida encima de un pie y Barrigas sobre el otro, más la luna, campando a sus anchas, mayestática y dueña del cielo, pues caí en el sentimentalismo y menudo nudo se me hizo en el centro del pecho. 
      Yo creo que lo que tuve fue un ataque de envidia.
      Pero ya está todo en su justo medio. Ya estoy operativa y en forma.
     Y me he levantado con ganas de estar  bien respirada, sosegada  y con los cinco sentidos trabajando en su sitio.
      Pero el hombre propone y Dios dispone, dicen.
      Y dicen bien.


   Os cuento:
   Ha bajado Aldo, el italiano, desencajado, que a Maribel le duele mucho la tripa, me dice, entre hipos. Subo y encuentro a la muchacha hecha un ovillo en la cama. Resumo: Llamo a urgencias, han venido enseguida y se la han llevado con un ataque importante de apendicitis. Su novio detrás, estorbando. No va a dar la talla el pobre.

    Me tomo un segundo café, en un intento de devolver la calma a mi domingo, cuando me llama Chus, la ejecutiva alta y rubia y misteriosa del primero derecha. A saludarme y a informarme de que iban a sacar algunos muebles del piso, que les hacía falta en su casa de Somosaguas y que se iban a ir, los primeros días de Septiembre, a hacer un recorrido por la Europa central.
   Y, antes de que me diera tiempo a pensar que se iba con su jefe, me dice que su padre, Tomás, quizá no vuelva más, porque se ha jubilado y se queda a vivir en el chalet definitivamente.
     Toma ya! Su padre! Y por qué pensé yo que era su jefe, su amante?

     Vaya portera de baratillo que soy. No doy una.
    Pues saludé a su padre, por primera vez y le deseé una buena y feliz jubilación. Muy atento me dijo que lo intentaría, que cuidara de su hija cuando viniera alguna vez a dormir y que se llevaba una mesa de estudio y un caballete del piso, para escribir y pintar, allí en su casa de Somosaguas, que eran sus aficiones.
   Y se fueron. El padre, Tomás, un gran señor, con Chus, su hija, cogida de la cintura. Como siempre, pero ahora ya con la diferente connotación.
     La imaginación es  la loca de la casa. Otra verdad.


     Y paso el resto del domingo repasando éste vuestro blog. Lo que he escrito desde el principio, desde aquel 20 de Julio, en que Eloísa me dejó el encargo. Leyendo vuestros comentarios. Tan cariñosos todos.      Echando en falta algunos últimamente, como una tal M.C., que me ponía cosas muy bonitas y otro, que firmaba Soy calatravo. Tengo  un anónimo, fiel y constante, que, a veces, reconduce el senderito de las historias. Es  una mujer, seguro. 
    Hay uno desde Canadá y otros, de amigos escritores y poetas de Eloísa, que enriquecen mis textos con sus anotaciones y poemas. 
    Tengo que reconoceros que me pasé dos noches en vela pensando en lo que se me venia encima con hacerme cargo de este blog. Que no iba a saber.
   Pero que luego, que he ido compartiendo con vosotros las cuitas y novedades míos y de mi comunidad, me he sentido bien y acompañada.    Muy acompañada.
   Yo sólo deseo que a vosotros no os haya defraudado demasiado.
  Eloisa me ha dicho que para la semana que viene, más o menos, quiere volver.
   Yo lo entiendo.
   El blog es suyo.
   Pero se me pone un nudo en la garganta cuando lo pienso.
  ¿Me dejará contaros las novedades alguna vez?
  ¿Me hará fija en este cruce de caminos?
  ¿Os perderé?


  Ya estoy otra vez tonta.
  Es la luna.
  Seguro.


*Imágenes tomadas de la red.


sábado, 29 de agosto de 2015

Asiole os cuenta de nuevo. Bienvenidos. Sábado.

241. Y la parejita se va a Italia.


     Buenos días.
    Me consta, porque me lo habéis dicho, que os ha encantado la vuelta de Eloísa, durante estos dos días. Y, me consta, porque me lo habéis dicho también, que me habéis echado de menos. Con lo que dejo constancia, en este momento, de lo afortunadas que somos las dos.
     Gracias a todos.
    Me ha invitado a ir este fin de semana a Villa Favorita. A la feria de Villanueva de los Infantes. Un viaje relámpago, como la otra vez, cuando fui con mi tía. Declino la invitación. Me pide el cuerpo tranquilidad. Sosiego.

     Pues sí, como ya sabéis, ayer estuve comiendo con el Sr. Andreas y la señora Angustias
     Para darme una buena noticia, me dijeron.
     Se van a Italia, los dos, la semana que viene.



   Me imaginaba algo, después de ver cómo habían salido en varias ocasiones, de no perderse todos los estrenos y exposiciones de pintura del barrio; pero, cuando me lo confirmaron, con ese brillo adolescente en los ojos, no pude menos de sonreír y pensar en mi inocencia.
     Sabéis que cuando me acompañó el Sr. Andreas, tan solícito, a recoger a Angustias al hospital y comentar que conocía perfectamente Italia, por haber estado trabajando allí algunos años, y yo saber que el sueño de Angustias era ir allí, después de la muerte de su marido, comencé a pergeñar la idea de emparejarlos. Me hacía ilusión ejercer de celestina
      -Voy a hacer que Angustias, cumpla su sueño, me dije.
     Pues no ha hecho falta mi intervención, ellos solitos han reconducido perfectamente el tema.



    Me pide Angustias, que si llaman sus hermanas no les diga nada.            Las teme, la pobre, más que a un nublado. Le han hecho siempre la vida imposible.     Tiene cuatro hermanas y ocho sobrinos. No la apoyaron nunca en su calvario con el marido y Angustias no se lo perdona. Le da miedo que intenten amargarle la historia que está viviendo a estas alturas y que está disfrutando como una quinceañera, como me dijo, en un aparte, cogiéndome del brazo y apoyando su cara contra mi hombro.


    
     Es una mujer maravillosa que cargó siempre con un hombre sin gracia, inútil total, un fardo subido a la espalda, como me decía, y ahora se merece vivir de verdad. Siempre os he comentado, de broma, que puede que acelerara el proceso con infusiones de azaleas. Pero tampoco sería recriminable. 

     Lo que no sé si le ha contado al Sr. Andreas, es que, dentro del capricho de conocer Italia, también quiere emular a Anita Ekberg en la escena de la fuente con el Mastroianni, de la apocalíptica película de Fellini. Se lo dirá in situ, cuando no tenga escapatoria. 

   Les felicité y subieron al ascensor cogidos de la mano. No miré a qué piso.

     Yo me metí en casa con una sensación, no sé por qué, rara, entre el estómago y el corazón.
    Me senté en el patio, con una copita de algo, con Cohen entre los pliegues de todas las cortinas, con Frida y Barrigas entre mis pies descalzos y me puse a escribir.
      Fijaos lo que hice, después de multitud de tachones.

Yo quiero oír cómo tañen las campanas,
en este duermevela que me ocupa,
desahuciada de ti
en la noche más oscura,
en esa aurora de tu frente dormida,
en ese despertar de vendavales y de huecos,
en esa ausencia que mastico
y me deja en la boca regusto
a olas que se alejan.
Una marabunta de deseos caducados.
Y un olor. 
Siempre un olor.
El olor del miedo,
como la piel mojada
del lobo.

   Cohen acabó de cantar. Se me terminó el licorcito de hierbas. Frida y Barrigas se fueron al otro extremo del patio. Y me quedé con un regusto a olas replegadas, como digo en el poema, con un sabor metálico y áspero en la lengua, con un desasosiego entre los hombros. Intranquila y perdida. Rara.
    Y así sigo.
    Será la luna tan tremenda que tenemos.
    Será que, sin saberlo, estoy enamorada.
    Mañana es domingo, amigos.
    Preparad ese traje especial que tanto os favorece.
    Y dejad la sonrisa a la vista, para que no se os olvide.

viernes, 28 de agosto de 2015

En Villa Favorita. Día dos.

240. Sólo agradecimientos.


     " No he de callar
por más que con el dedo,
ya tocando la boca,
o ya la frente,
silencio avises
o amenaces miedo".


     Esta tarde Asiole se va de día libre con doña Angustias y el Sr. Andreas. Me lo ha dicho cuando la he llamado para decirle que hoy también me ocupo yo de la entradita del blog.

     Creo que no le ha hecho mucha gracia. Me tengo que plantear volver antes de lo previsto. Mi querida amiga se ha encariñado tanto con el encargo, que me va a costar la amistad cuando le diga que retomo mi trabajo.
     Pero hoy quiero subir aquí el nombre de algunas personas que lo merecen. De algunos momentos. Sólo eso.
      Mañana os dejaré con Asiole, la portera más estupenda del barrio de Salamanca. Mi álter ego.



El Quijote en Valdepeñas.



Luisa, el ramo de flores y yo.

    Estos días, en mi retiro de Villa Favorita, en Villanueva de los Infantes, he disfrutado de la compañía, de las risas y de la amistad de mucha gente guapa. Puedo recordar momentos en la plaza con Julia García Valero; con Luisa Lorenzo; la ruta cultural con Teresa Sánchez Laguna; puedo ver la simpatía y la ayuda de Inma y de Ángeles Jiménez García, el honor de conversar con don Clemente Plaza Plaza y don Juan José Guardia Polaino. La amabilidad del escritor Antonio Gómez Rufo y del poeta Rafael Simarro.
    El encuentro simpático en la feria con Raquel Jiménez Lillo;  con Dolores García Molero; los actos, interesantes y variados, que nos ofrecen Damián y José Manuel, de Calambur Experience; la respuesta rápida de Maribel, de Ana; la hospitalidad de los dueños de la Casa del Caballero del Verde Gabán, que me enseñaron los tesoros; las charlas en el patio con Rocío y su familia, la presencia de mi familia infanteña, de la placidez de Jerónimo Matamoros, de la forma de arroparme de Antonia e Ismael, mis perfectos vecinos.




  Ejemplar del Quijote, con la mención, en la segunda parte, capítulo XVIII, de la casa del caballero del verde gabán.

    Y escribo:
Se contonea Agosto,
alejándose para siempre,
entre las esquinas
del pueblo.
Se detiene unos instantes
bajo los soportales de la plaza
augusta,
atento al balanceo
de las campanas
alborotadoras y ajenas.
Doce avisos.
Luego, con dignidad y en silencio
sube la calle empedrada,
camino del final,
del destierro.
Roza la Cruz del Siglo
y continúa hacia los olivares,
hacia el pasado,
hacia el recuerdo.
Y un Septiembre tímido
abre su capa húmeda,
para descubrirnos una promesa
de otoños nuevos. 


Paraguas en el techo de las calles. Valdepeñas.

     Esta noche, todavía,  se encerrará la luna entre los arcos del claustro del convento de Santo Domingo. Fuera de los muros bullirá el pueblo en fiestas. Dentro, el silencio susurrante de versos y capas de investidura.
      Y velas impacientes.
  Y plumas que harán presente a D. Francisco de Quevedo, que, deslizándose entre los asistentes al acto, declamará desde el escenario sus ingenios y versos intemporales.
    Y la ofrenda como colofón.

    Y volverá el genio a su mesa, a su celda:
"El viento, cuando esto escribo, se ha armado de alas"


  Rocío, Haro y yo.

   Queridos, mañana continúo  mi fuga. Desde el blocao de mis ansias, os recuerdo y me alimentáis.
    Sed felices.
    Hasta pronto.
    Y no olvidéis, por la noche, levantar la cara hacia la luna.

jueves, 27 de agosto de 2015

Hoy me dan el día libre. Y jueves.

239. Teresa y Eloísa  se van de poemas.



Hoy tengo el día libre.
Órdenes de la jefa.
Me ha llamado temprano Eloísa. Que estaba desayunando en San Carlos del Valle, tomándose un café en su plaza magnífica, con la vista de la iglesia, el pequeño Vaticano. Inmejorable enclave para desayunar, me dice. Madera y piedra. Minimalismo gigantesco.
Está mi amiga de rutas por el campo de Montiel.
-Ayer-, sigue diciéndome, en las lagunas de Ruidera, parándome en cada una de ellas y susurrándole al espejo de las aguas quietas, piropos provocadores.

Y, que quiere,- añade,- relevarme en la entradita de hoy. Que me tome el día libre.
Pues todo tuyo reina.
Os veo mañana amigos. Aprovecharé para limpiar a fondo los dorados de las puertas. Además no hay novedades. Todo tranquilo.

Buenos días queridos amigos. Aquí estoy, me hace ilusión.
    He hecho un alto en el vagabundeo por Portugal con Haro, para la cita anual con todos los actos culturales que se realizan en Villanueva de los Infantes, para regresar por unas horas a mi Villa Favorita.
   Asistí, el primer día, a un encuentro poético y allí conocí a una mujer especial, Teresa Sánchez, (Tesala); me gustó su forma de paladear los versos, me gustó el color que exhala cuando recita, su sensibilidad, y me hice su amiga.
     Tomamos luego un refresco en la plaza de Infantes, y hablamos hasta que la luna se reflejó en el mármol de la mesa.

Tesala y Eloísa en el patio de la casa de los estudios de Infantes.

    Quedamos en continuar pergeñando la amistad incipiente en Valdepeñas, visitando la tumba de la poeta Sagrario Torres, amiga de Teresa, y la de Juan Alcaide, otro poeta de la localidad.


Dice Sagrario
"Fuí en mi tierra dos veces bautizada.
No recuerdo mi pila, más si el vaso
de aquella borrachera en que me abraso
por pámpanos y rimas engarzada".
 
Frente a la tumba de la poeta Sagrario Torres.
 

"Quiero que sea un jardín toda mi casa
y que mis fuentes formen un regato.
Tener un perro. Una paloma. Un gato
junto a la soledad que me traspasa.
Mi brazo sobre el vientre será un asa,
donde pondré mi nido con recato.
Será una nueva cuna en arrebato
que adornaré con tiras de mi gasa.


Apoyadas en un árbol mágico de los Baños del Peral.



Con la escultura de Juan Alcaide.

 Dice Juan Alcaide:
Me dolerá tu boca como un pulpo
de lacre que en mis labios se encapulla.
Cincel de lengua en flor que me destruya,
me esculpiré en Adán mientras te esculpo.

 Y dice Juan Alcaide de Soledad Torres:


Con su furor de tuétano viñero,
me preguntan por ti los jaraíces,
(Valdepeñas vistió de bodeguero,
garañón de tus cálidos matrices):
-¿Por dónde está Sagrario?
¿En qué racimo clavó el canibalismo de sus dientes?
¿Qué capacho aguantó su brutal mimo?
¿Qué mosto se hizo perla en sus pendientes?

    Fuimos, Teresa y yo, recorriendo las calles de Valdepeñas, leyendo poemas de Juan Alcaide, bordados sobre las losas de las plazas, fuimos afianzando instantes, caminando lento bajo los paragüas de las calles húmedas, viendo engordar una biografía paralela.
    Ya noche cerrada, nos despedimos.
   Fue Tesala, mi poeta amiga, una guía perfecta. Ama su pueblo y sus gentes. Su poesía.
   Y se nota.
   Quedamos en repetir.
   Que no lo ponga en duda.

   Amigos, me tengo que ir a una cita con los patios infanteños y una lectura de algún capítulo del Quijote. A la cita con una entrega de premios de la excelsa Orden literaria "Francisco de Quevedo". A la cita con otro siglo.
    No sé si estaré aquí mañana.
    Asiole os echa ya de menos. Yo más.
    No os vayáis. Ella o yo, os esperamos.





miércoles, 26 de agosto de 2015

¡Es un niño! Desde la portería de Asiole.

238. Voy a ser madrina.



         Buenos días compañeros.
   Antes de nada, agradecer las múltiples muestras de cariño y acompañamiento que me enviáis. Todo el miedo que sentí cuando Eloísa me dejó este encargo, se ha convertido poco a poco en un placer completo, como que estoy deseando acabar mis tareas para ponerme a contaros mis cuitas. Y siento, porque me lo demostráis, que estáis ahí.
       Gracias.
      Hoy es Luis, mi cartero, el que ocupa la entrada a este vuestro blog.      Ha llegado temprano, super alegre, con un sobrecito en la mano y gritando, loco de contento. Me enseña una ecografía: -Es un niño, es un niño,- no paraba de repetir.
     Me alegro mucho por él, después de seis hijas y el valor que le han echado a insistir, han tenido suerte. Yo lo veo un disparate, pero cada cual es cada cual.
    Me ha invitado a un café y me ha pedido que sea la madrina de Luisito, que es como van a llamar a la criatura. Que lo han hablado Virtudes y él y que les hace ilusión.
     -Pues a mí también-, le digo.
    Así que, para el año que viene, tendré un ahijado. Seré madrina.
    Una satisfacción y un gasto más. De todo un poco.

   Viene a verme Juani, del tercero izquierda, para decirme que ya puedo quitar el cartel de Se vende, del sexto izquierda. Resulta que el piso en cuestión lo va a comprar  Mónica, su hija, la bióloga.
   -Mira qué bien, según parece estaba mirando por la zona para comprarse uno y qué mejor que éste en el mismo edificio en que vive su madre. Otro peso que se me ha quitado de encima, porque estaba dándole vueltas a cómo serían los nuevos inquilinos. 



     He subido enseguida a quitar el cartel. Me alegro, no podría entrar en el piso nadie mejor.

    Hoy tengo libro nuevo. Me apetecía leer algo de esta escritora y allá voy a darme un homenaje en mi patio florido. Tengo todo al día en la portería y después de estas dos jornadas de buenas nuevas para mi comunidad, me merezco un premio. Es lo que hay.

  
    Y lo voy a leer con el sombrero puesto. Eloísa, loca por los sombreros, ya lo sabéis, siempre que se compra uno, me compra otro igual y tengo, como ella, toda la pared de la alcoba jalonada de sombreritos. 
Os deseo un miércoles de arco iris y olor a tierra mojada.
Os deseo un miércoles de escalofríos y ansias desatadas.

    En la radio, en este momento, Carla Bruni canta:
Quelqu'un m'a dit / que tu m'aimais encore./ Quelqu'un m'a dit.

Pues eso.
Yo os quiero.

martes, 25 de agosto de 2015

Martes de expulsión. Asiole Dorpa.

237. A veces los cascos no salen a la botija.

Buenos días gente guapa.
Vamos a por el martes.
A intentar hacerlo diferente. Único.
Que no sea una fotocopia de otros días.
Vamos a vivirlo.
Yo he madrugado y tengo el trabajo muy adelantado.
Me he tomado un café en el bar de los tristes y le he llevado a Nati un colgante a ver si le cambia la cara. Por lo menos ha sonreído cuando se lo he dado. Algo es algo.
¿Novedades?
Os cuento.

     A Nacho se le ha acabado el chollo. Tuve que llamar a sus padres, (me dijeron en su día, cuando le dejaron el piso para que se independizara, que les avisara si ocurría algo anormal, o sea, que conocen a su retoño), y les comenté la asiduidad de las goteras provocadas al piso de abajo. No les dije el motivo sexual de las inundaciones.
    Ayer por la tarde llegaron, hablaron con Maribel y se ofrecieron a hacerse cargo de los desperfectos.
     Maribel les dijo que si no volvía a ocurrir, olvidarían el tema. Grande la actriz.
    Y se llevaron al Nachete a su casa, a tenerle bajo vigilancia hasta que madurara.
    Trabajillo les va a costar.
   Los padres, Alma y Joaquín, son, fíjate qué cosas, estupendos. Son gente de dinero, de muy alto nivel, pijos, como se dice, pero de buen trato, personas flexibles y amables, "easy going persons", como dicen los ingleses.
    A veces los cascos no salen a la botija.


    ¡Me ha quedado un descanso!, porque, sin ser nada personal contra el muchacho, sólo aportaba problemas a la comunidad.
    Cuando le intentaba explicar que tuviera cuidado con algo, el elemento inclinaba la cabeza a la derecha y masticaba chicle con la boca abierta. Un espectáculo. A si que, a partir de ahora, que lo aguanten sus progenitores.

    Ha llegado una postal de Benidorm, de los dos matrimonios del quinto, Mariano y Nico y Manuel y Toñy, y dirigida a Mario para darle el pésame por lo de su padre. Es que les avisé porque conocían a D. Lorenzo.
    Un detalle.


Y os dejo.
Estoy contenta de cómo se ha solucionado todo y me voy a dar el resto del día libre.
Para leer. Para escribir. Para disfrutar de mis mascotas. Para mirar las azaleas. Para pensar. Para abrazarme. Para cerrar los ojos y sonreír.
Para sonreír siempre.

lunes, 24 de agosto de 2015

Día 36. Asiole recibe una visita.

236. De gatos y de maridos perdidos.


"Bésame mil veces, después cien, después otras mil y otra vez cien, otras mil, y, aún después, cien más, Luego, cuando hayamos sumado muchos miles, embarrullemos la cuenta para olvidar y para que ningún envidioso sepa que nos hemos dado tantos besos".
(Catulo)





      Buenos días.
     Comienzo la semana con emociones que no he ido a buscar.
     Me acababa de dar una ducha ligera después de apañar el portal  y me disponía a tomarme un segundo café, tranquilita en mi cocina, escuchando los lamentos de Cohen, cuando han llamado a la puerta.
     Al abrir, me encuentro a mi ex, Alberto, con Barrigas en los brazos.
     -Lo he encontrado vagando por  Principe de Vergara-, me dice.
     -Y lo he reconocido-, es Barrigas, ¿no?
     Si lo sabrá él que fue el que me lo regaló a cambio de irse con otra.
     Les hago pasar. Le pongo al gato chulo y errante su comida y a mi ex le ofrezco un café. Acepta.
     Nos sentamos en el jardín y Frida acude, lenta, a saludarle.
   -¿Le sigues dando profiteroles y salmón?- me pregunta, algo irónico. Lo capto.
    Le pregunto por su vida, le pregunto por su novia Carmela, por cómo lleva la prejubilación, por los viajes que han hecho últimamente, por su salud.
     Todo le va bien. Me alegro. O no, que no estoy segura de lo que siento.
     Él también me pregunta y le cuento las novedades de la finca.
     De mí no le cuento nada, para evitar que sepa que no hay nada.

Marc Chagall

    Antes de irse, me toma de las manos, adelanta el cuerpo a través de la mesa de mármol del patio y me dice que me ve muy bien y que guarda en el corazón todos los recuerdos bonitos que compartió conmigo.
    Siempre fue algo poeta y dandy, adulador, engreído y falso. Pero se hace querer. Ésa fue mi perdición.
     Con sumo tacto y delicadeza, me cuenta poco de su novia, que le va bien con su tienda de modas, que sus dos hijos, chica y chico de dos relaciones anteriores, están estudiando en Londres y que se van a cambiar de piso en breve. Pues qué bien.
     Yo le digo, con muy mala baba, que tenga cuidado, que es el tercero y que se fije en la canción de Massiel, Lady veneno.
     Se sonríe, me da una palmadita en la mano, se levanta y se va.
    Yo me quedo pensando que, con cianuro en el café, no, pero que, con un majadito de azaleas, podía haberle dado un susto.
    Quizá y, que Dios me perdone, lo que pudo haber hecho Angustias con el plasta de su marido.

    Me pongo a limpiar todos los cristales de la finca, aunque no les hace falta, sólo para sacarme esos pensamientos de la cabeza. 
     Los utilizaré para algún relato en los próximos días.
    Luego, más tranquila, pienso en lo que me ha gustado la visita de Alberto y me da por pensar que ha sido Barrigas, quien  ha ido a buscarle.



Os deseo felicidad.
Y muchos miles de besos.

domingo, 23 de agosto de 2015

Y el domingo descansó. Dia 35 de Asiole. Y arte.

235. Domingo de paseos por el Retiro y de exposiciones.


Con frecuencia una alegría improvisada vale más que una tristeza cuya causa es verdadera. Sepamos, pues, improvisar nuestra alegría.
Descartes.

      Pues le voy a hacer caso a Descartes.
      Voy a construirme este domingo a mi antojo. 
    He desayunado despacio, en mi pequeño jardín, leyendo un libro de Lorenzo Silva y con Frida merodeando por si caía algo.




    Anoche vino Larios a invitarme a la clausura de su exposición de pintura. Que vaya con ellos en el coche, que hay sitio, me dijo. No pude asistir a la inauguración y le hace ilusión que vaya a la clausura. Y a mí también.
    Según parece ha vendido casi todos los cuadros. Se lo merece. 
    Es muy bueno.
  Mientras hablábamos en el descansillo, con la puerta de mi casa abierta, su perro Edison entró y se comió todo el pienso del cacharrillo de Barrigas. Aún no ha aparecido mi gato. Ni le he buscado.
     D. Miguel, el padre de Larios, está en Canadá. Precisamente hoy, me aclara el muchacho, tiene una excursión a las cataratas del Niágara.
    Madre mía, yo quiero hacer con mi vida, en un futuro, como este hombre. En lugar de estar quejándose de dolores y aburrir al personal, se marca unos viajes de escándalo y apura a fondo el último tramo de su vida. Le admiro.



     Ahora me voy a dar una vuelta por el Retiro, comeré algo por allí y luego me regalaré una pequeña siesta antes de irme con Larios y Susana a la galería. 
     Es que estoy en la racha de dormir mal. Anoche me acosté muy tarde trasteando con las manualidades. Mirad lo que he hecho, ya pensaré a quién se lo regalo.




Os deseo un domingo particular. Y ya sabéis amigas y amigos que... A partir de los cincuenta, un deseo es una urgencia.
Recordadlo a menudo.
Y también que os quiero.

sábado, 22 de agosto de 2015

Historias de amor y de olvido. Asiole Dorpa.

234. Memoria de otra vida.


"Que nunca llevo el corazón encima, por si me lo quitan".


A fuego. Robe Iniesta.

    
     Me he pasado toda la noche leyendo y escribiendo.
     El sueño, huido, ilocalizable.
     Y, entre las mil cosas que he escrito en mis cuadernos de las noches blancas, os dejo ésta:


    Sacaba agua del pozo varias veces al día y tiraba con fuerza el contenido del cubo al patio.
      -¡Agua va!,- gritaba al mismo tiempo, gozosa.
   Luego, descalza, paseaba sobre el suelo mojado canturreando en sordina una canción antigua.
    Los sábados, su hija la dejaba sentada a la puerta de la casa, con una toquilla sobre los hombros y un abanico de lunares verdes, con apenas tres varillas sanas.
    Y la mujer, se abanicaba lenta, mirando a un punto remoto de la calle larga.
    -Pobre Amelia-, decían,- tan joven aún y sin memoria.
   Pero ella recordaba unos pasos lentos y unos ojos, recordaba mil escalofríos y una flor entre las hojas de un libro. Recordaba aquel beso en los brazos desnudos.
   Ellos no sabían que la memoria es un acantilado horadado de miles de grutas secretas. 
   Que hay muchas vidas dentro de una vida.


Imagen tomada de la red.



     Está la comunidad en silencio, no hay novedades. Por la tarde subiré un rato a ver a Mario, y me ofreceré a sacar a pasear a Boris, por si el muchacho no tiene ganas. 
    Barrigas se ha vuelto a escapar. Hoy he ido a ponerle agua y tiene la comida que le eché ayer intacta. Y no le veo por ninguna parte.

   Os deseo un sábado especial amigos. Que os deje un poso de dulce de membrillo en los labios cuando vayáis a dormir. Que la vida os bese en los brazos.
    Que no se os borre la sonrisa.
    Que suspiréis de gozo.
    A cada hora.