viernes, 8 de agosto de 2014

La función del arte.





Imagen tomada de la red.




Diego no conocía la mar
El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur.


Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.

Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos.

Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.

Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:

-¡Ayúdame a mirar!


Eduardo Galeano.

jueves, 7 de agosto de 2014

Anoche.





Imagen tomada de la red.


Anoche me acosté con un hombre y su sombra.
Las constelaciones nada saben del caso.
Sus besos eran balas que yo enseñé a volar.
Hubo un paro cardíaco.
El joven
nadaba como las olas.
Era tétrico,
suave,
me dio con un martillo en las articulaciones.
Vivimos ese rato de selva,
esa salud colérica
con que nos mata el hambre de otro cuerpo.
Anoche tuve un náufrago en la cama.
Me profanó el maldito.
Envuelto en dios y sábana
nunca pidió permiso.
Todavía su rayo lasser me traspasa.
Hablábamos del cosmos y de iconografía,
pero todo vino abajo
cuando me dio el santo y seña.
Hoy encontré esa mancha en el lecho,
tan honda
que me puse a pensar gravemente:
la vida cabe en una gota.


Carilda Oliver Labra.
Poeta cubana.

miércoles, 6 de agosto de 2014

Poética.



Imagen tomada de la red.


Mi poesía nace en los susurros,
en abrazos encontrados,

en el mar,

en los días grises,

en los azules,

en la silla baja,
en los besos,
en miradas,
en palabras suaves,
Contigo.





Pedro Javier Martín Pedrós.

lunes, 4 de agosto de 2014

Para que leas.

Imagen tomada de la red.


La hija de Nasrudin fue a su casa un día llorando y quejándose de que su marido le había pegado.
Nasrudin cogió el bastón y le pegó también.
Entonces dijo: -Ahora ve a casa y di a tu marido que si pega a mi hija, yo pegaré a su mujer.


Cuentos. Nasrudin.

domingo, 3 de agosto de 2014

Comenzando Agosto.



"Ifemelu lo miró durante largo rato. Él decía lo que ella quería oír, y sin embargo, se quedó mirándolo.

        -Techo- dijo por fin-. Entra".

Asi acaba Americanah, la extensa novela de Chimamanda Ngozi Adichie. Quizá le sobren algunas decenas de páginas, pero me ha tenido entretenida. Buena traducción. La última que leí, Lejos de Ghana de Taiye Selasi, era del mismo tema: literatura africana. Me ha dado por ahí este mes.

Todo el mes de Julio ensopá leyendo. Mis amigos, pululando por el mundo.
Mi móvil no para de descorchar botellas (es el sonido que le he puesto a los wasaps) y me envían fotos maravillosas de bosques frondosos, de orillas de mar o de paellas gigantescas rodeados de gente alegre y despreocupada.
Yo en mi estudio leyendo. Todo el santo mes.
También he pintado un cuadro, que me ha quedado un pelín deslavazao. El calor.
Y paseos con Haro. La pareja feliz.
Pero ha llegado Agosto. Y mi hora del desquite.
Tengo una maleta abierta encima de la cama de invitados. Dentro, un par de bañadores, una cremita protectora y un pareo gigante de estampado africano (por seguir con el talante). Y a ver qué pasa. 
Proyectos?: ninguno. Ánimos?: no veo. 
Qué locura, dios mio, qué desenfreno!

Voy a escribir, mientras tanto, esto en mi moleskine roja, al lado de la historia de mi amiga M.C. que ya contaré otro día y comienzo un nuevo libro, Burlando a la Parca de Josh Bazell. Por si acaso. 

Pues eso.




sábado, 2 de agosto de 2014

Jaculatoria.




Imagen tomada de la red.



No te mueras todavía.
Tu tristeza a mí me salva
lo mismo que tu alegría.
Malva al alba,
amarillo al mediodía
y a la noche otra vez malva.
No te mueras todavía.


No tienes un color fiel,
te van todos los colores
de la gama.
Ocre si estás en la cama,
verde si estás en la hiel,
gris acero si cruel,
azul negro en la porfía
y colorado en la llama
de fiesta y de rebeldía.
Que no te cuelguen cartel,
no te mueras todavía.


Echa tus tonos al día
como a una hoguera y confía,
que lo que arde no se pierde.
Me caliento en tus colores.
Aún te quedan resplandores
de naranja y ya eres verde
con una estría de rojo
y de turquesa otra estría.
Tu confusión es la mía
y en mi espejo la recojo.
No te mueras todavía.


Ni te quedes condenado
sólo al blanco o al morado,
ni te vuelvas transparente,
tan simple y desustanciado
como te quiere la gente.
Tú engrosa el caldo del día
que aún hay quien oye y quien siente
lo pasado y lo presente.
No te mueras todavía.


Y en tiempo de incertidumbre
arde también en su lumbre,
tan exenta de color
que corroe los que había.
No caigas en la costumbre
de inventar vida y amor
si el almacén se vacía.
A pie quieto en el terror,
a solas en la agonía
y aun cuando nada te alumbre,
no te mueras todavía.


Jaculatoria. Carmen Martín Gaite.

viernes, 1 de agosto de 2014

Poema del lubricán.









Y me tiemblan las calles
y las horas
en este caldo añejo
en que braceo.

Es lenta la agonía.

No amanece.

Y oigo el susurro del mar

entre las sábanas
y me hundo más en la desgana.

Y lanzo la esperanza

hacia la anchura.

Y respiro vencida.


Y no amanece.