domingo, 4 de enero de 2015

De ansias y sosiegos. Dia 4.

Domingo.

4. Mi amiga cubana.

Desayuno con mi amiga cubana, Gioconda. Es una mujer joven, dulce, trabajadora. Es peluquera y lectora de poemas.
Cuando quedamos, casi siempre el tercer sábado de mes, entre el manojo de risas que nos regalamos, charlamos de poesía.
Hemos quedado hoy porque me anuncia, emocionada, que se va a su tierra. Por fin. Allí la esperan, la necesitan, su padre y su hijo adolescente.
Hoy es nuestra despedida.
Despejamos con un movimiento de la mano la tristeza y comenzamos a repartirnos poemas, como el que reparte las cartas para comenzar la partida. Y me habla de una poeta cubana, Carilda_Oliver_Labra, una autora fundamental en la literatura hispano-americana actual, premio nacional y un mito viviente de la isla.

"Anoche me acosté con un hombre y su sombra...", me recita.

La conozco, le digo contenta, a "la novia de Cuba". Y le contesto:

"Traigo el cabello rubio; de noche se me riza.
Beso la sed del agua, pinto el temblor del loto.
Guardo una cinta inútil y un abanico roto.
Encuentro ángeles sucios saliendo en la ceniza..."

Se me ha perdido un hombre, me dice, bajando un instante los ojos hacia el mármol veteado de la mesa. y rodea con las dos manos la taza de café.
Una historia abortada entre ansias y sosiegos, que la ha dejado algo tocada, mermada la ilusión del retorno a sus raíces. 
Se abre la puerta, entran unos clientes, borrachos aún de la euforia de las fiestas, entra con ellos una ráfaga de aire cruel y mi amiga se arrebujada entre su pañoleta, friolera. Ya verás qué calentita estarás allí, en tu isla, con tu niño, con tu playa, le digo.
Y ríe. Mi Gioconda ríe sin pausa.

"Te mando ahora a que lo olvides todo:
aquel seno de nata y de ternura,
aquel seno empinándose de un modo
que te pudo servir de tierra dura..." le recito. 

Y ella, sorbiéndose la nostalgia me contesta:

Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en su boca, demorada;
y casi sin porqué, casi por nada,
le toco con la punta de mi seno..."

Y llega la hora de la despedida. El martes se va. Prometemos escribirnos unas cartas largas, a diario.

Y cuando salimos recordamos otro verso de Carilda: Tarde eterna, tuya y mía. /La luz yéndose por ramos./ Una estrella que venía./ Ni siquiera nos besamos.

Nosotras sí, nos besamos y nos quedamos un ratico abrazadas. Para darnos calor, para despedirnos. Para quedarnos. Para continuar. 


Imagen tomada de la red.

6 comentarios:

  1. Ay amiga, no se si fue a propósito pero me has hecho sacar lágrimas dulces. Si, porque existen varios tipos de lágrimas, eso nos queda de tarea para nuestra próxima cita. Contigo todo es perfecto, gracias por estar ahi. Besotes.

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  2. Gracias Anónimo/a, creo adivinarte, pero me hubiera gustado más ver tu nombre. De todas formas, te veré, en la próxima cita. Un beso perfecto.

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  3. Si, eso. Continuar Mari Carmen. Feliz año. Nos vemos. Besotes.

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  4. La nada pertenece a mi ternura.
    Digo la luz y vienen mariposas.
    Si yo supiera hacer alas hermosas
    Se las pondrìa siempre a la locura.Varilla Oliver.Buen año.

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