domingo, 3 de marzo de 2024

Poema incompleto de un domingo

Cuando te miraba, desnudo,

envidiaba ser hombre,
cuando me cubrías,
agradecía ser mujer.
Cuando me siento niña,
te llamo.
Cuando te fuiste,
ahora que ya no eres,
he envejecido buscándote.

sábado, 2 de marzo de 2024

Poema de sábado

El insomnio de las lámparas

me acompaña en la noche,
se encariña con el desasosiego
de mis venas,
disimula mis miedos.
Hay un ronroneo de eternidad perpetua,
de balanceo al borde,
de peligro escondido
entre los cojines huérfanos del sofá,
entre el segundero del reloj de arena.
Debajo de mi piel corren panteras hambrientas
y corderos solitarios.
Tengo más sed
cuanto más te bebo.




jueves, 29 de febrero de 2024

Pasar la hoja

 

Qué pronto anochece, las manos continúan hambrientas y ya debes desvestirte de collares y ensayar el conato de la muerte.

     Ha volado el día con aleteo cobarde y silencioso, dejando los ojos detenidos tras su rastro. Indefensa y sorprendida, como pillada en flagrante delito. Avergonzada de no merecer el regalo. Con el zapato en la mano y el pelo sin recoger.

     Avanzada la espalda para el maratón cuando ya han bajado la bandera de llegada. Otra vez de regreso, volver sobre las mismas huellas.

     Otra raya cruzada sobre los otros despojos.

Tirando la mirada a lo lejos

 

Voy a cumplir sesenta y cinco años.
Pronto.
Ayer tenía treinta y tres.
Lo recuerdo bien porque fue cuando me quedé embarazada
de mi tercer hijo.
Me acuerdo que hacía la compra
siempre en el mismo sitio,
y me veo peinándome con dos trenzas
que luego me colocaba alrededor de la cabeza,
como si me coronara a mí misma.
Ayer era feliz y no lo sabía.
Voy a cumplir pronto sesenta y cinco años.
Ahora compro en otro sitio.
No me entretengo ni hablo con vecinas.
Camino rápido y llevo sombrero.
Le cuento a Chewie mis ansias.
Chewie es mi perro.
Me pinto las uñas de rojo
por ver algo de color al despertarme.
No me gusta la hora de la siesta.
No tengo espejos. No fumo.
Tengo canas y una caja llena de fracasos.
Tengo cada noche una pregunta nueva
y estoy deseando que me mientas.

Escribir


Me he levantado antes de que el mirlo comience su canto, antes de que el velo oscuro de la noche se retire con su discreción y su silencio, antes de que despiertes y ensayes el amago de una caricia.

     Me he levantado desnuda y me he retirado el pelo de la frente, asegurando su obediencia con el bolígrafo verde con el que anoche escribí el último pensamiento del día moribundo.

     Desnuda, salgo a la amanecida, el tímido viento se cuela entre mis pechos y se hace ovillo entre los muslos, deshace el bucle del flequillo. Respiro la zozobra y la nostalgia. Noto cómo se apacigua el desorden de mis venas.

     Ya comienza el canto del mirlo. Está contento porque ha sobrevivido a la noche.

     Vuelvo a la cama con los pies heridos de esperanza y la espalda mojada de llanto contenido.

     Vuelvo. Aún duermes.

     Y, continúa la alegría del mirlo.

martes, 27 de febrero de 2024

Felicidades, mi amor

Hoy es el cumpleaños de mi hija. Una mujer ya. Se llama Patricia. Está lejos, pero cerca. Ya es adulta, pero sigue siendo mi niña. La admiro. Me alegra y me duele. Ahí sigue, braceando, como todos, ante la vida. Ella, es mi vida.

A Patricia
Yo fui a buscarte un día
porque poseer lo que tantas noches
había soñado
era lo que necesitaba para ser feliz.
Fui a buscarte y te encontré
detrás de una mañana soleada
de aquel febrero loco y diferente.
Eras lo que necesitaba, he dicho,
perfecta, dulce, tranquila.
Alegre. Siempre alegre.
Una primavera se instaló en mi vida,
en la de todos.
Han pasado muchos años
y no has sabido encontrar la brújula
que te escondí dentro de la mochila
para el camino.
Los espejos que hallas
no te muestran lo que quieres.
Preguntas a quién no tiene respuestas.
Deseas lo que aún no ha llegado.
Y yo quiero ir a buscarte de nuevo
para encontrarte,
alegre, siempre alegre.
Te llevaré un manojo de tardes por vivir
y una promesa de días nuevos,
sólo tienes que dar el primer paso,
con uno será suficiente,
yo andaré todos los demás.