martes, 13 de enero de 2015

De ansias y sosiegos. Para Laly.

14. Pronto será oro el membrillero.


"Han pasado ya muchos años de la muerte de mi amiga.
Una tarde, con motivo de mi cumpleaños, nos citamos en una cafetería y me regaló un libro con una dedicatoria: "Cuando vuelvas a leer este libro, dentro de diez años, quizá no estaremos pasando esta mala racha. Con cariño, Laly".



Murió meses después.
Un día recibí una llamada de su hermana para entregarme un paquete.
Dentro, dos pequeños cuadernos de tapas azules.
Con su historia, con parte de una historia que yo conocía, con un año de su vida que la demoró. A ella, tan veloz.
Hoy, revisando y colocando recuerdos, los he vuelto a ver.
Y os hago cómplices de su contenido, obviando, según mi criterio, algunos pasajes que creo desnudan demasiado su intimidad de aquel momento, algunos pasajes en los que, doblegada por el desconcierto y la enfermedad, creedme, no era ella".

Así comienza el poemario "Pronto será oro el membrillero" donde los poemas contenidos en esos cuadernos, se mezclan con las vivencias que compartí con ella. Parte de nuestras vidas que se imbrican, se amalgaman, se funden y componen un hermoso recuerdo, una deuda pendiente, una botella lanzada hacia atrás.

Afuera existe el mundo.
Aquí sólo está el silencio.
Se ovilla entre mis piernas
y asciende a la boca caliente
y seca.
Y calla.
Siempre calla.
El silencio calla
tozudo y fiero,
necio,
plomizo.
Afuera es.
Aquí sólo el no.
La nada.
Silencio.


Mi amiga murió y parte de su alma herida voló a Nueva York, allí viajaré en breve, para respirarla, para contarle, para que me cuente.


Ya lo vislumbro,

por aquella hendidura
en lejanía cada vez
más cercana.
Ya palpo un silencio
que no reconozco.
Llegó, llegó.




(Para mi querida amiga Laly, in memoriam).

2 comentarios:

  1. Aunque se mezclen fantasías y realidades se que la quisiste mucho. A través de vuestras vivencias, que tu me has narrado, casi la veo. Si marcho antes que tu, también me gustaría que me recordases con ese ahínco y vehemencia.

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  2. No te quepa la menor duda, también he tenido suerte en encontrarte, como la tuve al cruzarme con ella. Era una pelirroja especial y vitalista. Tenemos pendientes unas cañitas M. Carmen. No nos olvidemos. Hay que atesorar momentos, Es lo único que nos queda. Besotes.

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