miércoles, 30 de septiembre de 2015

De ansias y sosiegos. Recitando en el Gadir.

273. Último recital, noche viva.

      Buenos días.
      Esta noche he dormido muy bien. 
     Ayer estuve recitando mis poemas en un lugar especial, el Café Gadir, regentado, dirigido, mimado, por Johana y Juanma.
     Un lujo.

      En un ambiente íntimo comenzamos a desgranar versos y emociones, emociones y versos.
         Los poetas, arracimados al pie del atril, amparados por el escenario iluminado. Allí, esperábamos turno para ofrecer nuestro bagaje de sentires y derrotas. Poesía.
       La luz, tenue.


        La sonrisa de lo anfitriones, al fondo, tras la barra, para que el agua de las infusiones se mantuviera ardiente, para que el champán que culminó la noche no perdiera frescura.
       Y recitamos todos, y llegó la hora de las despedidas, del brindis, de los regalos, de darnos un trocito de corazón, unos a otros, para no perdernos.

De izq. a dcha. Valentín Nueda, Debora Pol, Mari Carmen Estévez, Eloísa Pardo, José Luis Álvarez, Eme Agra-Fagúndez, Ikeli O' Farrell y Johana Ortega. En medio del semicírculo, Juanma Cruz.


Y llegó el brindis por la poesía, por la amistad y los sueños.


      Y Johana nos cantó. Con los ojos cerrados, para sentir más, ofreciendo el broche, apretando la lazada que nos juntó a todos bajo su amparo.
      Tras las puertas del café Gadir, la noche avanzaba, hermosa y paciente.  Esperando que las risas se fueran disolviendo, que se apagaran las luces, que los versos se ovillaran en los rincones de la sala, tan callando.






Gracias Johana, Juanma, poetas, artistas, amigos.
Suerte.





Hasta mañana corazones, que ya será Octubre.

lunes, 28 de septiembre de 2015

De ansias y sosiegos. Borracha de amigos, de abrazos y de poesía.

272. Hay un momento en que todos los obstáculos se derrumban, todos los conflictos se apartan y a uno se le ocurren cosas que no había soñado y entonces no hay en la vida nada mejor que escribir".
Gabriel García Márquez.

Buenos días amigos.
Ya pasó.
Ayer tuve mi día, mi momento de gloria. Fuisteis muchos, casi todos, los que me regalasteis un instante de vuestro tiempo para ofrecerme un saludo cariñoso.
Y yo intenté corresponder, pero seguro que alguno quedó sin respuesta.
Volveré sobre vuestros mensajes más tarde, ya más tranquila, con un té en la mano y la respiración pausada del que se siente sereno y feliz. Para volver a pasaros por el corazón.
Y ahora os quiero dar de nuevo las gracias. A todos y todas. 
Hasta el cielo se acordó de regalarme.
¿Visteis qué luna?


Ahora, mientras busco acomodo a los regalos, ahueco las flores en el jarrón, me esparzo algunas gotas de perfume sobre los hombros, y pongo a la vista los libros nuevos para comenzarlos cuanto antes, pienso en poemas
Y...
 Después del café de la mañana,
retiro el mantel y las miguitas,
despejo la mesa,
como se despeja la pista de aterrizaje
de un aeropuerto
y extiendo todas las palabras
que conozco
y alguna extraña que descubro,
en ese momento,
al sacarlas de la bolsa.
Las mezclo, con las manos abiertas,
como se barajan las fichas del juego de dominó.
Luego las volteo,
las miro un instante, les sonrío,
las acaricio
y las voy colocando con mimo
unas al lado de las otras.
Algunas, alejadas, dispersas,
dejando hueco para las que brillan
con un color especial,
para las que exhalan música y olor
 a bosques húmedos, a néctar y noches de luna
y cataratas.
Así, me demoro largo rato.
Disfrutando.
Cuando me duele el pecho de gozo
y en la garganta se aloja
un nudo de llanto,
me aparto un poco
y contemplo el resultado.
En voz alta lo nombro, paladeando su sabor,
descifrando su significado,
respirando el nuevo.
-Eso es lo que quería decir,- pienso.
O quizá no.
Pero me retiro despacio, 
hechizada,
ante la deseada posibilidad
de que sea un poema.



Hasta mañana. 
Sois estupendos.
Todos.
Me quito el sombrero.

De ansias y sosiegos. Gracias desde aquí a todos. Sois mi fiesta.

271.  Hoy es mi cumpleaños. 



Buenos días amigos.

Un poema de Ángel González dice:

Yo lo noto: cómo me voy volviendo
menos cierto, confuso,
disolviéndome en aire
cotidiano, burdo
jirón de mí, deshilachado
y roto por los puños.
Yo comprendo: he vivido
un año más y eso es muy duro.
¡Mover el corazón todos los días
casi cien veces por  minuto!
Para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho.




Es mi cumpleaños.
Permitidme que hoy sea breve.
He madrugado porque mi gente guapa ha madrugado a su vez para felicitarme.
Hoy, lunes, añado un año más a mi estancia en este valle de gozos y sombras. No diré de lágrimas, porque no soy muy llorona, aunque la vida me haya dado algún que otro golpe en la espalda, a traición, un empujón lo suficientemente fuerte como para hacerme perder el equilibrio y caer, de bruces, sobre el bordillo de la senda.



Pero no he llorado.
No le he dado el placer. Y ha entendido que no soy un adversario fácil de noquear.
Ya lo hace, lentamente, el propio camino, los miedos ocultos, los falsos oasis.
Las múltiples capas.

Hoy cambio un dígito.
Y así viene... tan callando.


Mañana os veo de nuevo amigos; ahora os dejo, el grillo del teléfono grita, el móvil vibra sobre la mesa, llaman a la puerta. 
¡Cómo voy a llorar!, con vosotros como compañeros de travesía. Apuntalando mis grietas.
Gracias.
Hasta mañana.

Tomo mi copita de brindis.
Va por mi, por vosotros.


P.D. Desde anoche, al comenzar vuestros recuerdos y felicitaciones, he intentado contestar a todos, uno por uno, pero las tareas del día, que no saben de cumpleaños, me lo están impidiendo. Sirva esta entrada para agradeceros, para enviaros un abrazo grande y gozoso.

domingo, 27 de septiembre de 2015

De ansias y sosiegos. Volver a empezar.

270. "Lanza tus sueños al espacio como una cometa, nunca sabes lo que te van a traer: una nueva vida, un nuevo amigo, un nuevo amor, un nuevo país". 
(Anaïs Nin).

     Buenos días príncipes y princesas.
     Se acabó.
    Ha sido un verano largo, paladeado hasta sacarle el último recodo de sabor. Pausado, caminado paso a paso. Detenido a veces.
     Pero ya ha terminado la búsqueda.

   Ahora, en cuanto cierre el ordenador y deje recogido mi estudio de Villa Favorita, en cuanto me dé el paseo de despedida por la plaza imperial de Villanueva de los Infantes, cuando me despida de los amigos, y las campanas de la imponente y soberbia iglesia de San Andrés, me den permiso, me voy a veros.


    Al reencuentro con mi gente de invierno. La que me arropáis durante el resto del año.
   Se fue el verano.

   Y nos sorprende un otoño escandaloso y bello.
   Nos moja y nos revuelve el pelo. Nos sobresalta y nos provoca estupor y escalofríos.
   Como ese hijo favorito y tarambana que altera, con su llegada, la aparente calma de la casa y cierra puertas con estrépito y nos levanta en el aire y nos despierta y nos renueva y nos cubre las mejillas de rubor.

    Ya me voy.
    Regreso con sensaciones entrelazadas.
    Mañana comienzo los proyectos.


    Mañana es mi cumpleaños.
  Mañana tacho en mi agenda una nueva oportunidad de consumar deseos, comienzan las prisas, las ansias, la velocidad que me impongo para dar zancadas de mil leguas, para recorrer más, para atragantarme de horizontes.
     Mañana será un día gozoso, eso es lo que voy a intentar.
     Pero no lo es.
     O sí.

    Se nos fue el verano y nos sorprende un otoño escandaloso y bello.
    Que nos provoca estupor y escalofríos.
    Que nos revuelve el pelo...


Mañana os veo.
Comenzamos a caminar de nuevo.
Todos. No faltéis.
Porque os necesito. 




*Imágenes tomadas de la red.

sábado, 26 de septiembre de 2015

De ansias y sosiegos. Y seguimos con la ansiada relajación.

269. Cuatro, siete, ocho.


Buenos días gente guapa.
Vamos a completar el tema de la relajación. Siempre se queda una corta. Siempre hace falta más. Aunque se supone que eres más sabia con los años, también entra ese gusano loco en las entrañas que te dice aquello de memento mori y te deja con las defensas por el suelo y la alegría suspendida entre los visillos de encaje desde donde atisbas el final de la calle.
Y dejas de ser sabia. 
Así que vamos a hacer otro intento.


No es una clave secreta. 
Es lo que hago cuando el insomnio se me clava, terco, en la nuca, cabalga en el puente de la nariz, me estruja los pechos, se me aloja en la tripa con saña y revuelo de mariposas negras.


4-7-8.

Son los números indicados para conciliar el sueño, según el doctor estadounidense Andrew Weil, pionero en medicina integral, quien ha creado una técnica respiratoria diafragmática relajante.
Consiste en coger aire por la nariz, (cuatro segundos), aguantar la respiración (siete segundos) y expulsar el aire en ocho.


Cuando lo hagas, coloca la punta de la lengua justo donde empieza el paladar.
La posición ideal para practicarlo es sentada, con la espalda recta.


El ejercicio, basado en técnicas de respiración indias, busca llenar de aire la parte baja de los pulmones y así captar mejor el oxígeno.
Con ello se consigue controlar la respiración, bajar el ritmo cardíaco y relajar el organismo.
Se puede repetir durante el día cuando estés atacá.


Voy a dar un paseo con Haro. A buen paso.
Hoy no voy a hacer comida.
Me alimentaré de respiraciones profundas, de visualizaciones de mares en  calma y de sonidos de cascadas galopantes y altivas. De cielos humildes. De olor a jardín prohibido.
Hoy voy a intentar ser sabia.
Memento mori.



Memento mori.
Hasta mañana, mortales.


*Imágenes tomadas de la red.


viernes, 25 de septiembre de 2015

De. ansias y sosiegos. Ven a relajarte. Haz una pausa.

268. La música de Bach.


     "On ne peut pas être heureux tous le temps".

     Buenos días.
     Ya es viernes. ¿Estáis bien?
     Me alegro. 
    He estado escuchando música y poniendo, por las esquinas y encima del  piano, velitas olorosas. Dándome baños con bolitas de espuma de cielo y tomando tisanas silvestres.
    Estoy algo nerviosilla. La pubertad...
  Así que comparto con vosotros la música que he estado escuchando.       Mirad, os explico:
    
    En 1741, El conde alemán Carl von Keyserling, aquejado de insomnio, encargó a Bach alguna composición que le ayudara a conciliar el sueño.

       El resultado fueron las Variaciones Goldberg.
      El conde, satisfecho con su trabajo, pagó a Bach con un año de sueldo.


    "Es una pieza que yo recomiendo a mis pacientes", dice el doctor Josep Morera, neumólogo y doctor de la unidad de Trastornos Respiratorios del Sueño de la Clínica Teknon en Barcelona.
    Stay with me, de Sam Smith, también es una de las canciones más escuchadas para ir a dormir.
     Escucha:

    El video publicado por Johnnie Lawson, artista especializado en técnicas de meditación, del sonido de una cascada irlandesa, también da excelentes resultados y forma parte de un estudio clínico del hospital University College en Londres.

    Desde Villa Favorita y relajada, os envío un abrazo y os emplazo a reunirnos mañana, aquí, en el mismo sitio y a la misma hora.
    Y hoy, además, quiero saludar, a mi gente de la Universidad Popular de Leganés, de la Casa regional y cultural de Castilla-La Mancha, amigos y familia. Un abrazo desde aquí. Nos vemos pronto.
    Y otro, cómo no, a todas mis amigas de éste mi retiro de Villanueva de los Infantes, así como a las y los poetas de aquí y alrededores, como por ejemplo, mi admirada Teresa Sánchez, Tesala, que me enseñó Valdepeñas, poesía y mucho más.
     Va por ustedes.

    Gracias, corazones.




jueves, 24 de septiembre de 2015

De ansias y sosiegos. Vivir del cuento.

267. La rosa y el sapo.


Buenos días amigos.
Esta mañana me he levantado con ganas de volar.
Y después del imprescindible café pausado, Haro y yo hemos cogido carretera y manta.
Nos vamos a dar una vuelta a Villa Favorita. Nuestro retiro oficial.
Nuestro refugio ante las dudas.
Allí tenemos un enorme saco de paz y vamos a repostar, a traernos unas bolsitas bien llenas, para encarar el invierno.


Mientras conduzco, le voy dictando a Haro la entrada de hoy. 
Para compartir con vosotros en este jueves irrepetible.
Escuchad: 

    "Había una vez una rosa muy bella; se sentía de maravilla por saber que era la rosa más bella del jardín.
   Un día comprendió que la gente la miraba sólo de lejos y no se acercaba a ella.
     Se dio cuenta de que a su lado siempre había un sapo grande y oscuro, y que era por eso que nadie se acercaba a verla de cerca.
    Indignada ante lo descubierto, le ordenó al sapo que se fuera de inmediato; el sapo, muy obediente, dijo:
    – Está bien, si así lo quieres.
   Poco tiempo después el sapo pasó  por donde estaba la rosa y se sorprendió al verla totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos.
    Le dijo entonces:  
    -Vaya que desmejorada que estás. ¿Qué te pasó?
    La rosa contestó:
   –Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual.
    El sapo sólo contestó:
   -Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín".

    ¿A que os ha gustado? ¿Y la moraleja?

Y también le digo que os ponga este poeconsejo:

¿Sabías que en los toros, a partir del tercero, te puedes cambiar de sitio? En el teatro ocurre lo mismo, pero en el intermedio. Así que, ya sabes, puedes comprar una entrada más barata y luego pasarte a una localidad mejor.
Estamos llegando, Haro cierra el portátil y yo busco un sitio para aparcar. Es un lujo viajar con este perro.



Y un lujo tener mi refugio en este lugar.
Villanueva de los Infantes me recibe como siempre.
Como una madre, con el delantal doblado, secándose las manos, sonriente y con la cocina calentita y las sábanas recién cambiadas.
Ya os voy contando corazones.


miércoles, 23 de septiembre de 2015

De ansias y sosiegos. "Aferrarse al odio es como tomar veneno y esperar que la otra persona muera".

266.  Historias de diván.


     Me imaginé matándolo.
   Me fijé en su espalda. Sería tan fácil. Le clavaría el cuchillo tantas veces como hiciera falta para sacudirme el odio.
     Y mientras lo hacía, gritaría.
    Desgranaría, a voces, los agravios, su mano abierta, cada golpe, el abuso del sexo, las exigencias, el olor, el asco.



    Dejaría que, junto a la sangre, que cambiaría rápidamente el color frío de las baldosas, se escurrieran las horas vacías, los días baldíos, los silencios, las noches eternas.
     Los sueños perdidos, la vida derrotada.
  Me quedé mucho tiempo mirando su espalda. Los pelos, que se agrupaban en los costados, como una tribu de sucios parias, arcaicos y primitivos.
   Se volvió de repente y me miró a los ojos, entrecerrando los suyos, tan ajenos. Previsibles pero desconocidos.
    -Vamos a la cama, ya es tarde y mañana hay que madrugar.
   Al día siguiente íbamos a pasar unos días a la casita de la sierra.



     Y volví a mirar la lámpara del techo, a fijarme en la bombilla fundida en uno de sus brazos.
    Volví a contar, a tragar cobardías, a amordazar el aullido, a retener la arcada.
    Tras la masturbación se quedó dormido.
  Yo fui a lavarme las manos sucias de semen, de sangre y de frustración.
    Cuando guardé el cuchillo, ya roncaba.



Hasta mañana, corazones



*Imágenes tomadas de la red.

martes, 22 de septiembre de 2015

"Si has nacido sin alas, no hagas nada para impedir que te crezcan*"

265. De la vieja sirena y del poema perdido.

Buenos días.


    Hoy toca terminar La vieja sirena, de José Luis Sampedro, ya llevo unos días con ella y Opiniones de un payaso, de Heinrich Böll, me está mirando mal desde el extremo de la mesa.
   Lo que pasa es que me estoy recreando con la lectura, deseando terminar para comenzar otra aventura, pero demorándome a propósito en ésta, como la niña de Felicidad clandestina de la Lispector, dios, qué relato!

..."Al llegar a casa no empecé a leer. Simulaba que no lo tenía, únicamente para sentir después el sobresalto de tenerlo. Horas más tarde lo abrí, leí unas líneas maravillosas, volví a cerrarlo, me fui a pasear por la casa, lo postergué más aún yendo a comer pan con mantequilla, fingí no saber dónde había guardado el libro, lo encontraba, lo abría por unos instantes. Creaba los obstáculos más falsos para esa cosa clandestina que era la felicidad. Para mí la felicidad siempre habría de ser clandestina. Era como si yo lo presintiera. ¡Cuánto me demoré! Vivía en el aire... había en mí orgullo y pudor. Yo era una reina delicada.
A veces me sentaba en la hamaca para balancearme con el libro abierto en el regazo, sin tocarlo, en un éxtasis purísimo. No era más una niña con un libro: era una mujer con su amante".

    Es quizá un poco extensa la novela de Sampedro, pero se encuentra una a gusto sumergida hasta el cuello en esa belleza de monólogo interior, de prosa poética, vagando por las calles de Alejandría, viviendo otros cielos.


La eternidad está enamorada de las obras del tiempo.
 W. Blake.

   "La angustia es comprender que nos falta algo y no sabemos lo que es. Hay en nuestros adentros un abismo sin fondo. A veces, creemos llenarlo con algo muy deseado, pero que, una vez conseguido, ha agrandado el abismo. Ése es el hombre".

   "La vida es un laberinto inmenso, mucha gente se queda donde nace, en el patio, en un cuarto, pero hay miles de habitaciones y sectores en ruinas, sótanos y azoteas, puertecitas medio ocultas y un dios en cada estancia, muchos y todos el mismo".

     Dejo un rato la lectura, me preparo una infusión y abro la libreta de las palabras.
     Esto es lo que hice anoche, antes de apagar a luz:

Buscando el hilo de mi alma
me fui por un extremo de la tarde,
esquinando esquinas,
musitando oraciones
desconocidas,
con tu amuleto
en el fondo del bolsillo
del abrigo grande,
y andando deprisa,
deprisa,
                           como si no llegara nunca
                                       a ninguna parte.

Me voy, con vuestro permiso, al rincón de leer.
Mañana os espero, de nuevo, si os apetece.
Pues hasta mañana... corazones.



*Cita del título de Coco Chanel.

lunes, 21 de septiembre de 2015

De ansias y sosiegos. Seguimos con las curiosidades.

264. ¿De dónde provienen los nombres de las notas musicales?


    Buenos días.

   Tomando café, pergeñando un poema, escuchando música. Ya sabéis, mis franceses de siempre; pero luego, con el segundo café y dejado a un lado el poema, que se ha perdido un poco entre los vericuetos del lenguaje, he cambiado. He escuchado a Ana Belén, susurrante, con una canción con letra y música de Joaquín Sabina: Pisando charcos.

Llevaba puesto el reloj, que hace un año, no pude comprarle.
Y aquellos ojos, color desengaño,
barriendo la calle...


     La he bailado, ¡cómo resistirme!, abrazada a Haro. Se revolvió un poco, pero claudicó al rato.
     Y, a propósito de música, ésta es otra curiosidad que vi el otro día cuando hice limpieza de revistas.
     Mirad, por si no lo sabíais: 
  
    Las notas (do, re, mi, fa, sol, la, si), tienen su origen en la primera sílaba de cada verso de este himno medieval dedicado a San Juan: "Ut queant laxis/ Resonare fibris/ Mira gestorum/Famuli tuorum/ Solve 
polluti/ labii reatum/ Sancte Iohannes".
    Lo que traducido del latín viene a decir: "Para que tus siervos con cuerdas amplias hacer resonar puedan lo admirable de tus gestas, quita del labio impuro la mancha, ¡0h, San Juan!"

    Se le atribuye a Paulo Diácono, monje de Montecasino y uno de los gramáticos de la reforma carolingia.
    Fue un tal Guido de Arezzo, uno de los más importantes maestros musicales de la Edad Media y creador del sistema de anotación musical  y un método de solfeo, el que sacó los nombres de las notas de la escala musical tomando la primera sílaba de cada verso y las dos iniciales del último verso de la estrofa.
    En el siglo XVIII, se  sustituyó en francés "ut" por el "do" conocido.



Si la derrota tuviera vacuna,
si se dejara engañar la fortuna,
si el corazón descubriera un camino
que desmintiera la ley del destino.

Pisando charcos bajo el aguacero,
también se puede bailar un bolero...



Hasta mañana corazones.

domingo, 20 de septiembre de 2015

De ansias y sosiegos. Mar, mar, mar.

263. En Port Saplaya.


Pasa con la felicidad como con los relojes: 
los menos complicados son los que
 menos se estropean.
A. Chamfort.

Buenos días.
Seguimos, Haro y yo, en danza.
Mientras el cuerpo aguante.
Poco sueño para ver más. Hay poco tiempo.

    Antes de regresar a casa, a principiar la rutina del invierno, hay que apurar bien el vaso, morder la fruta golosa, relamernos.
    -¿Dónde vamos hoy, rey?,- le interrogo desde la cama aún.
    -¿Nos vamos a Venecia?,- continúo. Y aúlla de gusto.
   Y nos vamos a Port Saplaya, un entorno que nos tiene enamorados, un lugar en el que, cuando me toque la lotería, me compraré mi refugio definitivo. La pequeña Venecia, la llaman.


     Llegamos a mediodía.
   Y buscamos un lugar donde comer. Antes, tomamos un aperitivo en una de sus placitas, con los edificios coloreados en tonos pastel, con los cálidos sienas o rojizos bronceándonos los brazos y la retina.


    Y Haro ladra de repente. 
    Ha reconocido  a alguien.
    Unos amigos muy queridos aparecen sonrientes. 


    Y nos invitan a comer. 
    -¿No me digas que no tenemos suerte, Haro?,- le digo a la vuelta, mientras recorremos veloz la carretera valenciana.
    -Hemos estado en el paraíso, hemos comido con gente guapa, hemos jugado unas partidas de dominó, nos vamos al invierno por la puerta principal, llegamos al trabajo con la piel cambiada, suavita, estás contento?


    Y mi perro suspira resignado, se ovilla en el asiento trasero y deja que le lleve,  con una canción de Gloria Gaynor, a su lugar de destino.


     Desde aquí, gracias a mis amigos, María y Eugenio, al entorno de Port Saplaya, al final del verano, al atardecer cárdeno de este día y a mi chico algodonoso que no hace otra cosa  que alegrarme la vida. Alegrarme la vida.


Hasta mañana, corazones.
Desde la luz de la farola, con un pensamiento y un deseo fresquito en la boca os envío un beso.