lunes, 30 de mayo de 2016

Esperando el verano.

  

  
   Tienes la edad que te suponía. Diecisiete años. Lo supe ayer, cuando pasaba delante de tu grupo de amigos, sentados todos en el banco del parque que separa nuestras casas; se cruzaron tu saludo y el cumpleaños feliz de tu gente. Sonreíste, quizá un poco avergonzado y alcancé a oír, antes de dar la vuelta a la esquina, "joder Alberto que ya vas para viejo, diecisiete años, ya te vale".
    Hace un par de años que me fijé en ti, al salir de casa te veía en el banco del jardín con tus amigos, tú siempre de pie, tanteando un balón, apoyado en tu bici o fumando un canuto, dirigiendo, la mayoría de las veces, vuestra próxima maniobra, a dónde ir de marcha, qué hacer. Se veía que eras el líder, el descarado, el ligón, el chulo. Te he conocido al menos tres o cuatro chicas agazapadas bajo tu brazo o detrás de ti, un poco sumisas y contentas de que el machito de la pandilla les haga el honor.
     Eres un chico callejero, debes ser mal estudiante, buen hijo, tierno, lo he visto, con tus mascotas, decidido y un poco malote.
    No hace mucho que, con motivo de una pequeña pelea de nuestros perros, comenzamos a hablar; desde entonces me saludas, cada vez que nos cruzamos separas un poco la mirada de tus amigos y me sonríes levemente, un buenas o un qué hay te bastan. Yo te digo siempre hola con mi mejor sonrisa. La que tú me inspiras.
     Diecisiete años.
    A mi perro le gusta jugar con el tuyo, se han hecho amigos después de la primera impresión, mueve el rabillo cuando le ve y a mi me gusta oír tu saludo y tu pose de impaciencia mientras dura el breve encuentro de los chuchillos.
    No hablas mucho. Es normal. ¿Qué le podrías decir a una señora de… cuántos años me echarás? ¿Lo has pensado al menos?
    Queda poco para el verano. En ese restaurante francés que pusieron hace poco en el bulevar, cerca de nuestras casas, cuando llenen la acera de mesas y sillas para que el calor y la vida nos cubran por entero, me sentaré a tomar una cerveza y a leer algún libro de poemas.
    Cuando pases, cuando llegues algún día, con el canuto en una mano y un futuro inmenso escondido en la otra, cuando dejes caer sobre la tarde tu saludo, te invitaré, te ofreceré una cerveza, te pediré que me acompañes un rato, cerraré el libro para no asustarte y avanzaré la silla para evitar la excusa.

     Queda poco para el verano.

   Mientras tanto deja que nuestros perros se conozcan un poco más, llevaré en los bolsillos una golosina para ellos, te preguntaré el nombre del tuyo la próxima vez y te diré que el mío se llama Haro “con h”, y reirás y te felicitaré con retraso por tu cumpleaños.
    Queda poco para el verano.

    Después, todo dependerá de ti.


Verano del 2013.

  


miércoles, 25 de mayo de 2016

Presentación de Lorenzo Silva. Mayo. Martes, 24.

     Dentro del evento anual del libro-fórum, de la Universidad Popular de Leganés, este año ha sido el escritor Lorenzo Silva el elegido. 
   Y le hemos presentado. Y le he presentado. Y ha hablado a la sala repleta.
    Y ha gustado.
    Mucho.


Compartimos foto. Él con mi Membrillero, yo, con su Música.


      Y esto es lo que he dicho de él y sobre él:

     Todo está prácticamente dicho, con el mini reportaje que acabamos de ver, del recorrido que realizamos en la Universidad Popular, para desembocar en este encuentro tan esperado y querido por todos los componentes de este proyecto de aprendizaje y de curiosidad por la cultura que todos compartimos.
     Esta tarde, este año, Lorenzo Silva, un escritor al que admiramos, al que admiro y del que he vuelto a leer, amén del libro elegido, el resto de sus títulos, para volver a maravillarme y a aprender.
     Le conocía básicamente por sus novelas policíacas, con la pareja, ya entrañable, de Bevilacqua y Chamorro. Creo que son su seña de identidad, esta pareja de guardias civiles a los que Lorenzo Silva vuelve siempre, a los que hace hablar, con los que compone un retrato social y actual, aderezado con una fina ironía y una agilidad argumental que hace fácil y sumamente agradable su lectura. Lo recomiendo para este verano.
     Entre caso y caso de estos geniales y sarcásticos personajes: Virginia y Rubén, de los que tendremos dentro de unos días una nueva entrega, el escritor callejea y se mete en otros andurriales.
    Esta vez con una historia de amor moderna y complicada, Música para feos. Ha gustado la novela en todos los grupos, según tengo entendido, y esta tarde remataremos la travesía con aclaraciones del escritor a las preguntas que quieran hacerle.


De dcha. a izq., Andrés Fernández, responsable de la U.P.L., Luis Martín de la Sierra, concejal de Cultura y Festejos, Santiago Llorente, alcalde de Leganés y el escritor Lorenzo Silva.

    Que Lorenzo Manuel Silva Amador nació en Madrid, en la maternidad del antiguo hospital Gómez Ulla, que ha vivido en varios sitios, que estudió Derecho y lo ejerció, que le gusta el Retiro y las galletas María con mostaza, ya lo sabemos. También que es un escritor comprometido con los problemas del mundo y escribe sobre ellos en sus artículos en prensa. Que habla de la depauperación a menudo, palabra que prefiere a la tan manoseada crisis, que es Guardia Civil Honorario y  Cronista Oficial de la Villa de Getafe, que admira, entre otros muchos,  a Juan Carlos Onetti y Kafka.
    Que le gusta la comida sencilla y, desde que es padre, escribir en silencio.
     Que toca todos los géneros de la literatura. Que le gusta jugar con las palabras, y que se le nota. Que dice que lo mejor de escribir una novela es el final.
    Decía Cervantes: “Yo que siempre trabajo y me desvelo por parecer que tengo de poeta la gracia que no quiso darme el cielo”.
   Pues Lorenzo Silva podría decir lo mismo, porque, según él, se considera negado para la poesía, aunque en la novela que hemos leído durante este curso nos ha dejado un enlace para adentrarnos en ella, a través de un personaje, Jaime, basado en su amigo,  el poeta y soldado Guillermo de Jorge:

avanzo
sigo con la piel rugosa
tras las ramas,
bajo la arena,
bajo el cementerio que se esconde
detrás de la sonrisa de un niño.
Sigo mi viaje
hacia los áridos espejos
del tiempo, mientras que busco entre
los indómitos valles
la luz de tus pupilas

poco queda ya del naufragio
aquel que un día conociste,
de las noches, amor, sin ti,
los malditos territorios
orígenes del hombre:
sus predecibles y amargas ganas
de morir.

    Lorenzo Silva es editor en su playa de Ákaba y allí ha publicado  y prologado este poemario: “Afganistán, diario de un soldado”.



     Dentro de la amplia producción de Lorenzo Silva: ensayos, artículos, novela infantil y juvenil, apenas dos novelas de amor, de un amor a contrapelo, difícil, retorcido. La flaqueza del bolchevique, es la otra, quizá la niña de sus ojos porque fue una de sus primeras publicaciones.      En ésta y en la que nos ocupa, Música para feos, así como en su novela El Blog del Inquisidor, tiene como protagonista añadido las nuevas tecnologías, el diálogo a través de internet.  Ahora le pediremos que nos hable de este recurso y cómo adaptarlo a la literatura.
    En Música para feos, además, Lorenzo Silva nos adentra y nos acerca al día a día de los hombres y mujeres de las fuerzas especiales del ejército, para que conozcamos su lucha interna, sus sueños y sus miedos.
    Consiguió nuestro escritor el premio Primavera con Carta blanca. Fue finalista del premio Nadal con La flaqueza del bolchevique. Lo consiguió con El alquimista impaciente y con La marca del meridiano, el premio Planeta.

    La estrategia del agua, Niños feroces, Nadie vale más que otro, Los cuerpos extraños  o El nombre de los nuestros, son sólo algunos títulos más de su bibliografía.
    Los trabajos y los días es el nombre del blog que mantiene y donde se puede acudir para estar al tanto de las novedades de su carrera literaria.


    Se ha dicho en el reportaje audio visual que queremos que Lorenzo Silva nos hable de cómo es su proceso de creación, de sus preferencias musicales, de Mónica y Ramón, del amor, de la vida, de su próximo libro, Dónde los escorpiones,  al que le falta apenas una semana para ver la luz.
     Nuestras chicas y chicos le quieren preguntar del libro que nos ocupa, nos interesa saber el por qué del intercalado de 21 canciones entre los 21 capítulos que utiliza, como hilo conductor de la historia, como un rodrigón que sujeta la trama, cómo fue el criterio de la elección y la estructura de las mismas.
    Ya que somos guapos y tenemos a Lorenzo Silva aquí, vamos a aprovecharlo, esta tarde queremos cruzar el meridiano.
     Gracias D. Lorenzo.
     Y hasta cuando quiera.




Hemos leído
Música para feos.
Lorenzo Silva.

martes, 24 de mayo de 2016

Presentación del poemario Pronto será oro el membrillero.








Amigos no os comprometáis con nada ni con nadie para el próximo miércoles 1 de Junio. Se presenta mi poemario Pronto será oro el membrillero, en la sede cultural de Castilla-La Mancha, en el parque de la Chopera, aquí en Leganés y en connivencia con la Universidad Popular de Leganés, U.P.L. Será a las 19.30 h. A las 19.30 h. en punto de la tarde, y dentro de la Semana Cultural de mi sede manchega. Habrá poetas y poesía, sonrisas cómplices y abrazos, amigos y besos de verdad. Algún vinito y rúbricas con calor. Habrá sentimiento, recuerdos y miradas nuevas. Os prometo luz.

Yo te espero.
Yo siempre espero.
Y gracias a todos.

domingo, 22 de mayo de 2016

Un recao en Madrid y un recorrido por la gastronomía manchega.

     Sábado arrebatao.
     Tenía una cita con mi amiga argentina.
     Sin amiga.
   Últimamente ya veis que hago viajes sin hacerlos, caminos de Santiago desde mi sillón amarillo y encuentros con mi argentina sin respirarla ni poder sentir su abrazo.
     Estoy en esa etapa.
     Éterea y silente. Desubicada.
   Pues que dejé a Haro en buenas manos y me fui a recorrer los madriles. En un hotel lejano de la calle Alcalá, mi amiga, en una breve escala de su vuelta al mundo, me había dejado unos regalitos en la recepción.


     A la vuelta, La Quinta de los molinos mantenía los enormes portones abiertos de par en par. Como invitando.
      Y pasé.

      Y detuve el tiempo lo suficiente para recrearme, vagar por sus veredas y regalar a mi nariz olores de fiesta.


Bienvenida regia entre plátanos y almendros.

Molino americano.

     Le conté todo lo visto a Haro durante el largo paseo que nos dimos más tarde. Le tuve que prometer llevarle allí algún día.
     Le gustará mear en la Quinta.

     Y por la tarde, en la sede cultural de Castilla- La Mancha, en mi Leganés, donde sabéis que podéis encontrarme casi a todas horas y donde estoy tan agustito, las socias y socios llevaron, en su fiesta de los platos, viandas de la tierra, creaciones propias, postres finamente elaborados y curiosidades gastronómicas, amén de una excelente sangría y buena música para el remate.


     Hubo buen apetito y felicitaciones.


  Hubo ofrecimiento de las orgullosas cocineras y reposteras y alabanzas por el buen tino de los manjares.


     Hubo abundancia, sorteo y premio.


  Buen rollo.


Brindis por el futuro.


Encuentro de amigas y foto.


Bromas de la directiva.


Amor.


Más amor.


Nuestra pareja de baile.


Socios y amigos esperando la comida y el postre.


Un descanso antes de comenzar el baile.


Le chevalier et moi.


El gran espejo de la sala duplicó la fiesta.



La música punteó el comienzo de ágape.


     Y ya avanzada la tarde, cuasi noche, César amenizó el ambiente y, con su cortesía habitual,  deleitó a las parejas de la sede con la música que le pidieron.

Cesáreo Martínez.

También le conté esto a Haro durante el paseo de la noche. Pero no le prometí nada.
Por si las moscas.

jueves, 19 de mayo de 2016

Fin de un viaje que nunca comenzó. Guardo el cuaderno y las botas limpias.

Viaje a ninguna parte. 

Aún les quedan a mis amigos un par de jornadas.
Va todo bien, están contentos y me envían miles de fotos.
Que se acuerdan de mí, me dicen.
Lo sé. Y yo de ellos.


Han sido seis años, seis caminos, seis semanas de una convivencia especial los que hemos compartido.
Este año era la última, la llegada al más allá. A los confines de la tierra. Íbamos a tocar el kilómetro 0 del camino.
Cerrar el círculo.
Y ya que, a última hora,  no pude acompañarles por esos giros que toma la vida sin pedir explicaciones y, en un arranque de impotencia y decepción, me propuse hacerlo desde mi casa; dejaba volar la imaginación y las teclas del portátil, para consumar, terca, mi camino.
Con ellos. A la par de ellos.
Oliéndolos, oyéndoles hablar, cansándome, manchándome las botas y escuchando sus respiraciones en la noche del albergue.

Aún les quedan a mis amigos un par de jornadas.

Pero yo lo dejo aquí.
No voy a seguir.
Mis botas, que reposan, limpias, delante de la mochila que preparé, me han hecho ver, de pronto, que no debo continuar la fábula. Que desista.
Que todo ha sido un naufragio. Quizá por la niebla.
Que no voy a tocar el kilómetro 0.
Que no amusgaré los ojos con la puesta de sol en Fisterra.
Que espere a mis amigos para que me cuenten.
Que me cuenten.
Que ya vendrán otros faros en los que apoyarme. Otras rutas.
Que la oportunidad nace cada día.
Que los tengo a ellos.



"O que converte a vida nunha bendición non é facer o que nos gusta, senón que nos guste o que facemos" (GOETHE)



Viaje a ninguna parte. Camino de Santiago. Jueves 19.

De Maroñas a Logoso.

"El camino no es largo cuando amas a quien vas a visitar".

     Mis amigos continúan el camino. Yo, continúo esperando. Aquí, ociosa, enmohecida.
     Escribiendo.
     Sólo.

     Los ángeles pétreos del cementerio de Maroñas, despiden a mis romeros.
    Buen camino parecen decir a coro.
    El camino se asemeja a todos los anteriores, pero es distinto.
    Cada matiz, cada color, parece nuevo. Algo cambia, porque sigue enamorando, sigue imantando la mirada al suelo, a la copa de los árboles, a la lejana niebla, al horizonte.


     El hórreo igual a todos, pero diferente. Éste tiene 12 columnas que sustentan la edificación, como una mansión diminuta. Como la casa de los siete enanitos gallegos.



      Allá se divisa un parque eólico y todos pensamos en el Quijote: No son gigantes amigos, que son molinos.
     Se continúa, con apenas una parada para reponer fuerzas y refrescar la garganta.
     Y después de la cuesta, Logoso.
     Y el anárquico albergue o logoso. En cuesta también.
     Ahora, ya por la tarde, un paseo por las ruinas de otra época hacen sueño.

     Un "pedra cabalgada", un monumento celta, altar o mesa de ofrendas o sacrificios, hace que la imaginación vuele, que se pergeñen historias de otros tiempos.



     Cae la noche.
     Se apagan las luces y las literas se van acomodando a los cuerpos.
     O al revés.
     Silencio.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Viaje a ninguna parte. Camino de Santiago. Miércoles 18.

De Negreira a Maroñas.

"No hay un camino hacia la paz, la paz es el camino".


      Salen, a su pesar, de Negreira, les ha gustado la aldea y su vestimenta. Su olor y el relajo que se respira.
      Pero deben continuar y, con la escolta de los sempiternos eucaliptos, caminan hacia la etapa siguiente.





    Paran, de vez en cuando, para captar tanta belleza, para sujetar el momento, como coleccionistas de instantes mágicos.
    Y es que la paleta de colores que se derrama durante el camino es impresionante, conformando un cuadro estético y remoto. De ahora y de tiempos pretéritos.
    Las vacas, al sol, rumian la injerencia con estudiada indiferencia y despego.
     El bosque de hoja caduca  avanza. Hórreos eternos se adivinan entre tojos, maizales y pinos.



    Ya llegan. La iglesia románica, antigua y digna, espera a mis amigos y, al lado, un discreto cementerio, muestra su misterio y su silencio.
    En el albergue casa pepa, bajo la parra centenaria, dejan las mochilas y los bastones. 
    Ahora, esta coqueta casa de piedra, acogerá sus sueños.
    Mañana se continúa.
    Buen camino. 



Pura vida.

martes, 17 de mayo de 2016

Viaje a ninguna parte. Camino de Santiago. Martes 17

De Santiago a Negreira.

"Cada peregrino encuentra en el camino su propio milagro".

     Prosiguen mis amigos la ruta.
     El Atlántico les llama.
     Mientras, el olor de los eucaliptos.
     Discurren por el camino confiando en la información de los mojones jacobeos. En su intuición. 
     En la experiencia adquirida.



     Cruzan el puente medieval y descansan un momento bajo el cálido cobijo del sol recién levantado.
     Un perro rosa les saluda tras unas rejas férreas y soberbias.
     Todas las aguas se escurren, presurosas, entre los ojos del puente de piedra.
    Ánimo, ya se huele el océano.
    Fisterra.
    Plus ultra.


     Ya en el albergue San José, el color salmón de las paredes de la recepción, la quietud y el orden que se respira, les alivia.
     Hay un bosquecito añadido, unas mesas.  Todos piensan salir un rato a meditar.
     Y lo hacen.
     Un saludo muchachos y mi enhorabuena desde Leganés.
     Desde mi sillón, desde mi condena, con mi perro al lado.
     Esperando.

lunes, 16 de mayo de 2016

Viaje a ninguna parte. Camino de Santiago. Lunes 16.

De Triacastela a Sarria.

"La única derrota es rendirse. Todo lo demás es camino".

     Hoy es la segunda etapa de mis amigos peregrinos.
     Ayer se acostaron cansados pero exultantes, como niños tras la excursión a ese lugar soñado desde siempre.
     Durante esta mañana peleona, danzando entre los restos de nieblas y explosiones de calor, comienzan la marcha.
     Caminos angostos y rumor de agua les acompañan. 
     Barro y niebla, orquesta de pájaros, pizarra, bosque encantado.


   Robles y abedules les escoltan.
   El suelo, a veces, está formado por lajas de piedra.
   Las ardillas les observan y corren por las tupidas ramas, alborozadas y traviesas.
   Se detienen  a veces cuando ven alguna maravilla, brochazos sabios y certeros de la naturaleza. Y sacan la cámara y captan la hermosura.



   Y siguen, apoyándose en los bastones y en las conversaciones, en las confidencias y en los descubrimientos. Árboles de formas caprichosas y silencio.
   El caso es seguir, continuar avanzando entre bosques misteriosos y promesas de horizontes cercanos.
   Ya divisan la torre de alguna iglesia.
   Pararán para compartir una cerveza fresca. Sellarán la credencial y llamarán a alguien que espera noticias.
   Es el camino. Que se repite pero que siempre es nuevo.
   Es la vida que transcurre.
   Como los arroyos y los ríos.
   Es Galicia.
   Ya llegan.

Y tanto verde
tanto rumor de agua
exuberancia.

domingo, 15 de mayo de 2016

Viaje a ninguna parte. Camino de Santiago. Domingo.

De O Cebreiro a Triacastela.


"Escribir es siempre protestar, aunque sea de uno mismo", dijo Ana María Matute. Yo protesto.
       No puedo ir a este séptimo y último Camino de Santiago con mis   compañeros de todos estos años. Fuerzas mayores.
        Y protesto. Y el día anterior al comienzo estoy triste.
        Y los acompaño en la salida, al amanecer, y me quedo triste.
      Y, ya atardecido, colocando mi mesa de estudio, me sale al paso el cuaderno que me había regalado una de las peregrinas, mi amiga Juani. 
        -Para que escribas en el camino-, me dijo. 
        Y eso es lo que voy a hacer. Escribir.
        Protestar.

VIAJE A NINGUNA PARTE.
Mi séptimo y diferente camino de Santiago.

      Hoy, domingo 15 de Mayo de 2016, salen de O Cebreiro hacia Triacastela. 
         Ayer, después de la llegada desde Leganés, el albergue A Reboleira, en Fonfría, les ofreció, como antaño, hace muchos años, ofrecía a los primeros peregrinos, fuego, sal, agua y cama con dos mantas. Todo bajo la cúpula de un paraguas de madera.
       Y una niebla les envolvió, convirtiendo en humo la mirada, dosificando la belleza del paisaje.



      Hoy, todos los componentes de ese grupo especial, comienzan la andadura. Con las botas y los bastones impolutos. Con las ganas azuzando. Mirando al frente.
      En el alto de San Roque, posan y tocan la figura del peregrino. La imponente escultura desafía al viento y gira levemente la cabeza para resistir el embate de la furia del dios Eolo.



      A partir de allí sólo descenso, un zigzagueo entre castaños, robles y acebos.
       Agua en múltiples fuentes con la música alta. 
       Os Ancares.
       Camino francés.
       Y los caminantes llegan al albergue y me llaman.
       Primera jornada estupenda y superada,- me dicen.
     Y yo me alegro y me siento en el sillón amarillo junto a Haro, para descansar de tanto monte, de tanto azul, de tanto verde y del calor de mis amigos peregrinos.
       Respirad hondo y mirad.
       Seguid caminando.
       Pura vida.




Andrés G. uno de los peregrinos, frente al castaño