lunes, 30 de mayo de 2022

Tengo miedo.

 Yo digo a todo que sí.

Creo que he enfermado. De tanto trajín. Del caos y del desasosiego.
De correr tras la nada.
...
Ahora digo que no, cuando no quiero hacer lo que me proponen.
Digo que no para detenerme un poco.
Para pensar. Para cuidarme.
Para no morir.
Tengo miedo.
...
Empecé a encontrarme mal hace unos meses.
Y ansiosa.
No dormía bien y tenía miedo a la vida. Tenía vértigos y visión dudosa.
Y pitos al respirar. Unas sibilancias ridículas por la noche. Como una música de fondo, decepcionada y aburrida.
Miedo a las palabras y, al mismo tiempo, necesitándolas para exorcizar al miedo.
Escribir, mi remedio y mi refugio.
...
Me fijo ahora, no sé por qué, en el montón de ropa que escondo en el rincón, pendiente de planchar.
En los rieles de las ventanas, con restos de tierra de cuando la calima, aquella nube de polvo del Sáhara, que nos cubrió por entero. Una lluvia naranja, consecuencia de la borrasca «Celia».
Y eso fue en marzo. Y tengo los cristales sucios también.
Y la cocina, que se ve bien, pero quizá necesita una limpieza a fondo.
Tengo miedo. Debo ponerme al día de todo. Por si acaso.
Y tener las uñas pintadas.
...
Estoy escribiendo en mi estudio y, de repente, una cotorra argentina cruza el ventanal con una ramita en el pico, dejando una estela gritona y verde. Una algarabía de júbilo y realidad. Una impronta de presente.
Me levanto y sigo su vuelo, ya sé adónde va. Deposita con cuidado y calculada simetría la rama en el nido en construcción. Ya comienza el cedro a vencerse, rendido ante el peso de los escandalosos inquilinos.
...
Me voy a comprar unos geranios para la cocina. Lo he pensado así, de repente. Estoy vestida, no me costará trabajo bajar. Quizá vaya luego a apoyar la espalda en el cedro derrotado. Por saber. Para consolarnos mutuamente.
Me llaman antes de salir, que si quiero ir de nuevo a la Feria del Libro. El miércoles día 8 de junio.
Digo que sí.
Los geranios que he comprado son enanos.
Puede ser una imagen de una persona, fumando e interior
Antonio Delgado, Fran Barba y 81 personas más
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miércoles, 25 de mayo de 2022

Presentación Rosa Montero

 


SAPERE AUDE

Buenas tardes.

     ¡Qué rico!

     ¡Qué gusto estar de nuevo aquí, regresando a los encuentros de otros años, casi de otras vidas vividas por parte de esta familia hermosa de la Universidad Popular de Leganés! Gracias a todos por venir, gracias al buen hacer de los responsables, por este magnífico comienzo, gracias a Raquel por el excelente resultado del cuaderno de trabajo, a Bernardo García, nuestro Berni, por el elegante díptico y marcapáginas, por el video de presentación y, por supuesto, gracias a nuestra escritora invitada, Rosa Montero, por acudir a la llamada.

     Hemos leído, durante el curso, su libro Nosotras, una estupenda recopilación de biografías de mujeres sobresalientes, conocidas o no, un remoce y ampliación de sus Historias de mujeres, publicadas hace más de veinte años.

     Sabemos casi todo de la propia biografía de Rosa_Montero, sus numerosas publicaciones y premios, su labor como articulista, sus miles de entrevistas, su inteligente manera de realizarlas, y hemos seguido sus estupendos y esperados encuentros por las redes sociales durante este extenso periodo de la pandemia y, aún ahora, con el resultado de la edición de dos libros de relatos con 168 escritores de todas las partes del mundo.

     Hemos leído, digo, durante el curso, este libro de mujeres y hemos leído también su última publicación: El peligro de estar cuerda. Y ya que tenemos la suerte, la buena suerte, de tenerla esta tarde con nosotros, lo que más deseamos es escuchar sus ansias de reivindicación de estas mujeres olvidadas, que nos levante el tupido velo que las ha mantenido escondidas tanto tiempo, que nos revele la causa; que nos confiese sus miedos personales, su manera de mitigarlos, su visión del mundo, que nos hable del refugio y de la magia de la escritura.

     “Hay una historia que no está en la historia y que solo se puede rescatar aguzando el oído y escuchando el susurro de las mujeres. La porción invisible del iceberg de protagonistas silenciadas empieza a emerger ahora, y tiene unas dimensiones colosales. Ha habido mujeres en todas las épocas haciendo cosas memorables. No hay un solo campo social, artístico o del conocimiento en el que no hayamos destacado. Y se trata de un pasado que nos han robado a todos”. Esto escribe Rosa Montero en el prólogo de sus Historias de mujeres.

     Ahora podremos preguntarle cual de todas ellas es la que más le ha gustado descubrir y decirle cual nos ha emocionado más a nosotros.

     A Rosa Montero, le gustan las biografías, los epistolarios y escuchar a la gente. La pureza le da miedo y Sherezade le parece el ejemplo perfecto de porqué escribimos y contamos historias, de la cantidad de vida que nos puede proporcionar. Le gusta la pintora portuguesa Paula Rego y tiene un refugio en Cascáis; escribe con pluma sobre papel satinado y, una noche, agarrada a la mano de sus padres, en la calle Reina Victoria de Madrid, levantó la mirada al cielo y descubrió el Sputnik. Le encanta el enigma y la magia de la ciencia y le tiene miedo a la muerte.

     Y siempre ha sabido que algo no funcionaba bien dentro de su cabeza.

     “Y yo pienso en mi infancia, rica en dedicación y atenciones por parte de tanta gente y que, a los seis años, la llegada, al principio no gozosa del hermano, las bodas y huidas de la casa grande de tíos y tías y la visión de la muerte de varias personas me desligaron definitivamente de aquel paraíso. A los nueve o diez años vi cómo el mundo de mi infancia se desbarataba y desaparecía para siempre de una manera violenta”.

     Este texto lo tengo escrito entre los datos, anécdotas y frases que he ido acumulando sobre Rosa Montero, en una mezcla imposible y caótica, preparándome para pergeñar esta pequeña presentación. Cuando me senté hace unos días para imprimirla y leí de nuevo todo lo escrito, al pronto pensé, qué casualidad, qué sensaciones parecidas, si parece que habla de mi historia, lo leí varias veces, hasta que recordé que el hermano de Rosa es mayor que ella, hasta que recordé que ese texto se refería a mí, que era mío, que no sabía por qué lo había escrito allí, imbricado entre tantos apuntes de nuestra invitada.

     Y seguí leyendo y encontré más notas con alusiones a la muerte, mi obsesión, escritas a la par de sus obsesiones, frases entrecomilladas y de varios colores, estados de ánimo; que se enamoró de un portor en el Price, que yo lo hice de Burt Lancaster, mi bello portor; que yo también llevaba a mi casa, como ella, el hielo, marcándome las manos con el asa del cubo.., así que, visto lo visto, el maremágnum y el caos que había en esas hojas manuscritas, que tuve que cerrar el cuaderno y las chuletas que había ido acumulando porque ya era imposible discernir y separar sus ideas de las mías.   Tuve miedo de un involuntario plagio.

     Y es que siempre he sabido que algo no funcionaba bien dentro de mi cabeza.

     Al igual que Rosa Montero, tengo todas las camisetas con un agujero detrás, en el lugar de la etiqueta, tan enhiesta y descarada que acaba siendo una tortura insoportable para las personas con la sensibilidad alterada, de los yonquis de la intensidad.

     He leído casi todos los libros de Rosa Montero; los que aún me faltan, ya los tengo apilados para alimento de este verano. Rosa Montero mola, os lo digo de verdad y podéis comenzar, si no lo habéis hecho ya, a saborear toda su obra. Si leéis la Historia del Rey Transparente, por ejemplo, puede que le perdáis el miedo a la muerte. Su obsesión. La mía.

     A Rosa Montero le gustan los tatuajes y las salamandras. Le encanta y necesita escuchar todo tipo de música y es animalista convencida, a Rosa le molesta bastante no poder ver lo que pase en el mundo cuando ella ya haya tomado el camino de ida. Si pudiera pedir un deseo, sería regresar cada diez años para comprobar la evolución, los cambios de esta aventura maravillosa que es la vida, aunque a veces nos apriete tanto en las axilas, como un traje mal hecho.

     Rosa Montero vive sobre el lomo del viento y nos va a descubrir ahora mismo el secreto de Enheduanna, la princesa acadia, la primera autora conocida, el secreto de la imaginación, la loca de la casa, el secreto de su escritura orgánica, todos los secretos.

     Gracias Rosa de parte de la U.P.L.; de Leganés y por el regalo de tu visita. Vamos a dejar encendida para siempre la luz de la escalera.

Ya no tendremos miedo.


De izquierda a derecha, el concejal de Cultura, Miguel Ángel Gutiérrez, la presentadora, Eloísa Pardo, Rosa Montero, el alcalde de Leganés, Santiago Llorente y el director de la U.P.L., Andrés Fernández Montalbán.



                                                                      Y el salón llenito de gente guapa.

Leganés, martes, 24 de mayo de 2022

Centro cívico José Saramago.