martes, 20 de enero de 2015

De ansias y sosiegos. Dia 20.


20. Mariano José de Larra y José Zorrilla.

«Por grandes y profundos que sean los conocimientos de un hombre, el día menos pensado encuentra en el libro que menos valga a sus ojos, alguna frase que le enseña algo que ignora». J. de Larra.

     El 13 de Febrero de 1837 Mariano José de Larra recibió la visita de Dolores Armijo, su amante, anunciándole el fin de la relación. Larra, instantes después, apuntó su desengaño hacia la sien derecha y disparó.




    Dos días más tarde, el 15 de Febrero, durante su funeral, un joven poeta, José Zorrilla, subido en una lápida del cementerio de Fuencarral, recitó un poema, pergeñado durante la noche, como elegía a Fígaro y como carta de presentación.

Ese vago clamor que rasga el viento
Es la voz funeral de una campana:

Vano remedo del postrer lamento

De un cadáver sombrío y macilento

Que en sucio polvo dormirá mañana.

Acabó su misión sobre la tierra,
Y dejó su existencia carcomida,
Como una virgen al placer perdida
Cuelga el profano velo en el altar.
Miró en el tiempo el porvenir vacío,
Vacío ya de ensueños y de gloria,
¡Y se entregó a ese sueño sin memoria,
Que nos lleva a otro mundo a despertar!

Era una flor que marchitó el estío,
Era una fuente que agotó el verano;
Ya no se siente su murmullo vano,
Ya está quemado el tallo de la flor.
Todavía su aroma se percibe,
Y ese verde color de la llanura,
Ese manto de yerba y de frescura,
Hijos son del arroyo creador.

Que el poeta en su misión,
Sobre la tierra que habita
Es una planta maldita
Con frutos de bendición.

Duerme en paz en la tumba solitaria
Donde no llegue a tu cegado oído
Más que la triste y funeral plegaria
Que otro poeta cantará por ti.
Ésta será una ofrenda de cariño
Más grata, sí, que la oración de un hombre,
Para como la lágrima de un niño,
¡Memoria del poeta que perdí!

Si existe un remoto cielo
De los poetas mansión,
Y sólo le queda al suelo
Ese retrato de hielo,
Fetidez y corrupción,

¡Digno presente, por cierto,
Se deja a la amarga vida!
¡Abandonar un desierto
Y darlo a la despedida
La fea prenda de un muerto!

Poeta, si en el no ser
Hay un recuerdo de ayer,
Una vida como aquí
Detrás de ese firmamento...
Conságrame un pensamiento
Como el que tengo de ti.



     Zorrilla, mientras recitaba con ardor y desparpajo, veía los ojos devotos de los asistentes, entregados. Y la emoción de estar rozando el reconocimiento le impidió acabar los versos. Delegó en otro y los dolientes le creyeron.
     Y, mientras un joven y romántico Larra, quedaba allí, arropado por una corona de laurel, otro joven romántico salía, cuasi a hombros, del cementerio y con un contrato de trabajo, el del finado, asegurado.

Es la vida, que continúa. 
Hasta mañana queridos.
"Conságrame un pensamiento, como el que tengo de tí"

2 comentarios:

  1. Eso, conságrame un pensamiento. Te veo mañana, un abrazo.

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    1. Nos vemos. Has hecho los deberes? Abrazotes con lipograma.

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