miércoles, 8 de abril de 2015

De ansias y sosiegos. Para pensar.

99. Los camellos.



      Al caer la noche la caravana del desierto se detiene.
    El muchachito encargado de los camellos se acerca al que guía la caravana y le dice:
     -Hay un problema, tenemos 20 camellos y 19 cuerdas, así que ¿como lo hacemos?
     El guía le responde:
   -Mira, los camellos son bastantes tontos, así que, después de atar a todos los demás, acércate al lado del último camello y haz como que lo atas.   Él se va a creer que lo estás atando y se va a quedar quieto.
   Un poco desconfiado, el muchacho va y hace como que le ata y el camello , en efecto, se queda allí, paradito, como si estuviera atado.
   A la mañana siguiente, cuando se levantan, el cuidador cuenta los camellos.
    Están los veinte.
    Los mercaderes cargan todo y la caravana retoma el camino. Todos los camellos avanzan en fila hacia la ciudad.
    Todos menos uno, que queda allí.
    -Jefe, hay un camello que no sigue a la caravana.
    -¿Es el que no ataste ayer porque no tenias soga?
    -Sí, ¿cómo lo sabe?
   -No importa. Ve y haz como que lo desatas, porque si no, va a seguir creyendo que está atado y, si él sigue creyéndose atado, no empezará a caminar.




Os deseo feliz jueves.
¿Cuál es vuestra soga?
Ah, pues me alegro.
Hasta mañana.
Será la entrada número 100.
¿Lo cienlebramos?

3 comentarios:

  1. A veces, es la mente quién nos ata, nos ofusca. Deberíamos saber pensar solo lo necesario, casi nada.
    Lo vas consiguiendo, el 100 es un gran y bonito número. Feliz víspera.

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  2. La mente, esa tirana a veces. No sé si la soga, real o imaginaria, me impedirá más celebraciones. Quizá con apoyos como el tuyo y de otros amigos y amigas entrañables se podrá conseguir. Abrazos libres.

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  3. Aunque no se conoce el autor, a veces, somos como camellos sin cuerda. El cuerpo, la mente, las creencias... En fin ataduras que nos dan o nos imponemos. Suelta la cuerda y vive.

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