martes, 7 de abril de 2015

De ansias y sosiegos. De regresos, de centro de operaciones y de agradecimientos.

97. Último día en las Buganvillas.


    Es el último día en Las Buganvillas. Vuelvo a Leganés, al centro de operaciones.
    Dejo a Beppo, el labrador sabio y tranquilo, elegancia y chocolate, guardián del "cortijo".  El paciente compañero de Haro


     Dejo las buganvillas y las calles empinadas. Mi tortuga Matilde y las cervezas y pizzas en cualquier terraza soleada.
    
     Vuelvo a casa, para continuar urdiendo mundos de tinta, paralelos y hermosos, con los poetas y amigos del taller de escritura de los lunes y tomar café y pastas, en una pausa, con formas de haikus y sonetos alejandrinos.
    A estudiar los límites de Tombuctú y el Orinoco con mis chicas y chicos de las clases de todo en la casa de Castilla- La Mancha, con merienda incluida: té, bizcochos y licorcitos. A recitar en voz alta los acrósticos de cumpleaños y hacerle la prueba del nueve a las divisiones.  Catorce años nos contemplan desde la biblioteca joven, acostada en la pared de la izquierda de la sala de encuentro.
   Vuelvo para extender poesía en los salones de la sede manchega, los últimos viernes de mes, gracias a todos los poetas, amigos y entusiastas, gente guapa que no fallan nunca.
   A tomar el aperitivo con los responsables y amigos de la Universidad Popular de Leganés, U.P.L.: Juani, MariMar y Andrés. Dispuestos siempre a todos los requerimientos.
   A planear  proyectos de próximos veranos con Cathy y Andrés, amigos de ayer y de siempre.
    A contemplar el retrato de la lluvia con Chus y sus ojos limpios.
   A desayunar y desgastar a conciencia las horas con Mari Carmen. Y arroparnos de palabras y silencios, de regalos y proyectos de futuro.
  A enviar mensajes con mensaje con Magda, Soraya, Luisa, Julia,   Morayma, Rocío, Irma, Paloma, Beatriz, Paqui, Gioconda o  Adriana.
  A escuchar y descubrir a Inés, Pilar, Montse, Ana Victoria, Maribel, Rober, Loly, Clara, Eva, Ángeles, Mina, Virginia o Mariajo.
   A agradecer a Cristina, a Mayte y Eduardo, a Sacramento, a MJ y Jose, su cariño. 
   A operar, a distancia y sin calmantes, el recuerdo y el futuro con Cirujana de Aves.
  A compartir eventos con Garya, Gandhi, Primitivo, Johana, Rafa, Santiago, Javi, Carlos, Rubén, Ricardo, Antonio, Jose, Luis o Alaxe.



 Vuelvo a recuperar mis zapatillas de huir y subir corriendo los trece pisos, para respirar con hondura de límite y para no torturar a mi ascensor, vago y supersticioso.
  A ovillarme en mi rincón de la paz, cuando las ansias me opriman desdeñosas la garganta.
   A escribir el insomnio en cuadernos de hojas amarillas y hambrientas  y hacerle fotos a mi perro a la luz de las velas.
  A cabalgar con mi caballo Señorito, el día 35 de cada mes, oír esas canciones antiguas que recuerdan los puentes que he ido cruzando, abrazar todos los árboles que encuentre en el paseo y volver a reanudar aquel cuento troquelado que dejé a medias.

  Vuelvo para comenzar de nuevo. Siempre.

   Para seguir buscando el sosiego.

Nota dolorosa: Mi perro Haro, a esta fecha, ya se fue a buscar nuevos horizontes, con la mochila cargada de besos y miradas profundas.
    Ahora me ocupa el alma un pomerania gordito y dulce, Chewie, que ha heredado las mieles y el bebedero de porcelana de Haro.

4 comentarios:

  1. Fantástico. Huye, ovíllate, agradece, comparte, cabalga, busca tu sosiego, pero, vuelve para no irte nunca.

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  2. Dónde voy a ir que tenga tanto lujo de amigos y personas válidas? A ningún lado. Abrazos sosegados.

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  3. Pues nada... Cubrámonos con una manta de palabras.
    MC

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  4. Tan espaciadas últimamente. Habrá que poner remedio a tanta distancia. Abrazos cercanos.

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