martes, 21 de abril de 2015

De ansias y sosiegos. El bufé en el jardin.

111. La vida, Haro. 
“Que siendo el vivir lo más,
 todo lo demás es menos”.
(Calderón de la Barca)

 Haro escucha:
“La vida es como un bufé desplegado en medio de un jardín, en él se dispone todo tipo de manjares fríos y calientes y es preciso elegir. Saber primero qué es lo que nos apetece y tomarlo, o dejar que sean los platos los que despierten nuestro apetito. Sin embargo, hay muchas personas que se satisfacen con mirar el jardín y recrearse en él, hasta tal punto que, cuando sienten hambre, el bufé ya ha sido retirado. Hay otras que dudan demasiado de qué platos servirse y, cuando no les queda tiempo, han de engullir el que tienen más cerca. Hay otras que se preparan meticulosamente, se asean, buscan la mesa a que llevarse su comida y acaso también algunos compañeros, y van perdiendo su oportunidad… la vida consiste en un banquete del que la mayoría se priva; la vida es un tesoro -el único- que no llegamos a poseer a fuerza de andarnos por las ramas.
Hay que estar en el jardín a la hora del bufé, que es siempre ésta.
No hay que evocar jardines y bufés ya pasados, ni abandonarse a  los que nos traerá el día de mañana, ni comparar los nuestros con los de otros”...
“Porque estamos obligados a participar en el juego que llamamos vida, cuyo reglamento no conocemos en sus nimios detalles, pero que en modo alguno depende de nosotros. Ella reparte las cartas: el mazo entero es suyo. Y cada uno ha de jugar lo mejor que sepa con los naipes que le toquen. Inútil es lamentarse; inútil es perder el turno reclamando; inútil es tratar de jugar no con las cartas que le repartieron, sino con las que uno habría querido tener, o soñó tener, u opina que debieron ser las suyas.
Ese es el procedimiento más rápido de perder la partida, o sea, de perderse. La opción que se nos brinda no es si queremos jugar o no, no si preferimos unas cartas a otras. Tenemos  que jugar; la libertad reside en cómo: eso sí que depende de nosotros”.




¿Cómo se te ha quedado el cuerpo, Haro?
Esta mañana me he sentado a escribir algo parecido, quería explicarte la vida, hablarte sobre el Carpe Diem, del afán de encontrarse uno mismo, en fin, me apetecía filosofar un poco. Y al mirar a la estantería donde se acumulan tantos y tantos libros, papeles, apuntes, recortes que me parecieron interesantes en algún momento y que me niego a tirar, proyectos… No me mires así coño, ya haré sábado un día de éstos, no incordies con tus miraditas de reprobación.
Pues te decía que, al mirar allí, distraídamente, para encontrar la palabra justa con que comenzar mi perorata, me he acordado de un artículo antiguo de Antonio Gala que publicó en El País y que trataba sobre el mismo tema.
No he tardado mucho en encontrarlo, a pesar de tu cara de escepticismo, esperpento; mira, se titula “El bufé en el jardín” y cuenta perfectamente todo lo que yo quería explicarte.
El artículo es más extenso, pero he entresacado algunos párrafos y creo que la idea está bastante clara; quizá yo lo hubiera expuesto mejor, no lo dudes, pero hace mucho calor, Haro,  y no tengo ganas de trabajar. 
Haro ante su mesa.

Tú sólo aplícate el cuento amigo: no desperdicies, no aplaces, no desdeñes, recuerda siempre que siendo el vivir lo más…

(Del libro de relatos Haro y yo)
Feliz martes abrileño.



2 comentarios:

  1. Hola amiga, hoy escuece escribir. Intentaré llegar al menú preferido, jugaré la carta que me asignen, sabiendo que son rachas, solo eso, rachas. Parece absurdo pero, este rollo, cuesta. Gracia por todo. Un abrazo.

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    1. Qué te digo? Sé que es fácil aconsejar y luego algo más difícil llevar a cabo las reglas para sentirse bien. Que escribas, que eres especial, que todo se arregla y que siendo el vivir lo más, todo lo demás es menos. Un abrazo de póquer.

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