sábado, 6 de junio de 2015

De ansias y sosiegos. En Florencia.

157. Vagando por la Toscana.





                                  He salido a caminar bajo la lluvia,
Florencia me despertó temprano.
La contemplé entera ayer,
a través de los cipreses, allá en la colina,
en la Plaza de Miguel Ángel,
subrayada por el Arno.
Hoy, bajo la lluvia, la he paseado.
En cada esquina me asaltaban
personajes que recuerdo,
conversaciones retenidas en algún lugar,
oraciones susurradas entre velos.
En una de las puertas del Baptisterio
me detuve un momento, rendida,
enamorada.
Las voces golpeaban todos los rincones del Duomo
y ascendían despacio
acariciando los mármoles dulces y señoriales
del Campanario.
La belleza de  David cruzó fugaz,
adentrándose en la catedral,
Petrarca y  Bocaccio se amparaban de la lluvia,
incluso el mismo Hércules
se mezclaba con la multitud que corría,
hurtándose a sus ojos,
ciegos al embrujo.

Elevé la cara al cielo, buscando,
y la cúpula recogió mi pensamiento.






     Unos amigos, Mariano y Nico,  recorren estos días Italia. Yo lo hice hace algunos años.      Durante tres semanas viví en Milán, Florencia, Roma, San Gimignano y Roma. Mordí manzanas de pecado por los recodos verdes y rojos  de la Toscana, me perdí en callejones angostos y pétreos. Me perdí.
     Ahora son ellos los que se adentran en aquella hermosura.
    Les dedico el poema que escribí, apoyada en las Puertas del Paraíso, mareada, como Stendhal, ante tanta belleza.

     Que este sábado os merezca la pena.
     Intentadlo, al menos.

2 comentarios:

  1. Como te gusta que nos relamamos, gozas sabiendo lo que cuesta olvidar Florencia. Per tú. ¡Ahí va eso chicos¡ Una maravilla, gracias por evocarme aquel inolvidable viaje. Que los italianos lo disfruten. Beso.

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    1. Son de esos viajes que hay que repetir. Para ver cosas que pasaron desapercibidas en el primero. Besotes.

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