viernes, 12 de junio de 2015

De ansias y sosiegos. Un viernes con Eduardo Galeano y Serrat.

163. El libro de los abrazos.


"El amor debe ser eso. Debe ser poder salir a comprar libros juntos, prestárselos, robárselos, compartírselos, leérselos al otro por fragmentos después del sexo, comentarlos, criticarlos.
El amor debe ser muy parecido a poder construir una biblioteca juntos".



   Ayer llovió todo el día, llovió con rabia, recordándonos, el techo del cielo, su poder y su capricho.
    Luego la lluvia se retiró y dejó, displicente, que unos tibios rayos de sol hermosearan la tarde, antes que la noche hiciera su entrada, triunfante, para recorrer las calles de la ciudad.
     Salimos a ver el espectáculo en directo.
     Y tuve suerte.
  Una amiga, que aprovechó el día mojado para recomponer su biblioteca, salía de su casa con un cargamento entre los brazos. Adiviné al punto lo que contenía las bolsas granates.
     Y regresé con unos tesoros y una sonrisa. 
    Entre todos, El Libro de los abrazos, de Eduardo Galeano, consiguió que lo llevara a la cama, ya de madrugada.
     Y esta mañana os invito a tomar un trocito.

La noche. 1.

No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya, pero tengo una mujer atravesada en la garganta.


La noche. 2.
Arránqueme, señora, las ropas y las dudas. Desnúdeme, desdúdeme.

La noche. 3.
Yo me duermo a la orilla de una mujer: yo me duermo a la orilla de un abismo.

La noche. 4.
Me desprendo del abrazo, salgo a la calle.
En el cielo, ya clareando, se dibuja, finita, la luna.
La luna tiene dos noches de edad.
Yo, una.



Sobre el poema de Galeano, Serrat lo musicó en el álbum Sombras de la China, 1998.
Hoy, ya es viernes.
Hoy hace sol.
Y corre, jugando, una brisilla simpática.
Hoy, aún estamos a tiempo.
Hacia dónde dirigiremos el timón?
Tirad la brújula al mar.
Y mirad allá a lo lejos.
Allí, allí.


4 comentarios:

  1. No merece la pena insistir en los detalles de un viaje personal hecho cualquier día y a cualquier lugar...
    ... las imágenes que merecen la pena, viajan ellas solas y se muestran en cualquier lugar y en cualquier momento.

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    1. Y luego dices, amigo calatravo. A tí, no hay nada que enseñarte. Nada ni nadie. Qué suerte recorrer ese camino en tu compañia. Abrazos. Siempre.

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  2. Noche 5. Es cierto, a veces, aunque cierres los ojos y creas dormir, no puedes, tu alma te avisa algo displicente, que está estrangulada. Galeano, era Galeano. Un beso

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    1. Galeano era Galeano y Toñy es Toñy. Y tus noches, no tiene nada que envidiar. Un abrazote con alma.

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