jueves, 25 de junio de 2015

De ansias y sosiegos. Hoy soy Neruda.

176. Oda a la cebolla.

"Y me mantengo firme gracias a ti, poesía, pequeño pueblo en armas contra la soledad".


   Hoy reflexiono:
   Un gran poema no se limita a describir las cosas, más bien las inventa, las saca de la oscuridad, las transforma. Un gran poema no es el inventario de un tesoro, sino una forma de desenterrarlo. El poeta eficaz no es el que nos habla de la luna, es el que nos explica algo que no sabíamos acerca de ella, el que consigue que nunca más podamos mirarla como lo hacíamos antes.
    Así lo hace Pablo Neruda en sus Odas elementales:



Cebolla,
luminosa redoma,
pétalo a pétalo
se formó tu hermosura,
escamas de cristal te acrecentaron
y en el secreto de la tierra oscura
se redondeó tu vientre de rocío.
Bajo la tierra
fue el milagro
y cuando apareció
tu torpe tallo verde,
y nacieron
tus hojas como espadas en el huerto,
la tierra acumuló su poderío
mostrando tu desnuda transparencia,
y como en Afrodita el mar remoto
duplicó la magnolia
levantando sus senos,
la tierra
así te hizo,
cebolla,
clara como un planeta,
y destinada
a relucir,
constelación constante,
redonda rosa de agua,
sobre 
la mesa
de las pobres gentes.


Generosa 
deshaces
tu globo de frescura
en la consumación
ferviente de la olla,
y el jirón de cristal
al calor encendido del aceite
se transforma en rizada pluma de oro.



También recordaré cómo fecunda
tu influencia el amor de la ensalada,
y parece que el cielo contribuye
dándole fina forma de granizo
a celebrar tu claridad picada
sobre los hemisferios del tomate.
Pero al alcance
de las manos del pueblo,
regada con aceite,
espolvoreada
con un poco de sal,
matas el hambre
del jornalero en el duro camino.
Estrella de los pobres,
hada madrina
envuelta 
en delicado
papel, sales del suelo,
eterna, intacta, pura
como semilla de astro,
y al cortarte
el cuchillo en la cocina
sube la única lágrima
sin pena.
Nos hiciste llorar sin afligirnos.
Yo cuanto existe celebré, cebolla,
pero para mí eres
más hermosa que un ave
de plumas cegadoras,
eres para mis ojos
globo celeste, copa de platino,
baile inmóvil
de anémona nevada
y vive la fragancia de la tierra
en tu naturaleza cristalina.



"Los caminos ya andados sirven para los paseantes, no para los descubridores".

No os garantizo que os lloren los ojos leyendo el poema. 
Es un riesgo que hay que asumir.
Besos mi gente.


(De Siete maneras de decir manzana. Benjamín Prado).




2 comentarios:

  1. Pues, yo no voy a llorar, solo dejaré de escribir poemas. UN beso.

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  2. Eso nunca. Hay que seguir arando la tierra de la imaginación hasta encontrar el tesoro. Un beso.

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