domingo, 7 de junio de 2015

De ansias y sosiegos. Piezas con historia.

158. Cama de día.

    Después del paseo con mi Haro, de echar un vistazo al periódico, sentados en un banco de la avenida, como todos los domingos, temprano; después de tomarnos ese café especial en mi bar preferido, donde Trini y Floren, nos tratan de maravilla; después de subir los trece pisos andando, porque le hemos visto el careto al ascensor y no hemos querido arriesgarnos, después de todo esto, llego a casa y me tumbo a leer poemas. En mi chaise longue naranjita. Tan pancha.
    Y me acuerdo que tengo que hacer la entradita diaria en mi blog, que es el vuestro y me quedo en blanco y me digo, acariciando la seda de la tapicería del butacón, ¿por qué no?
    Y explico aquí algo de la historia de este mueble tan fantástico.
    Mirad: 





    Cama de día es el nombre genérico de varios tipos de mueble para reposar tendido durante el día.
   La más conocida es la chaise longue, que estuvo muy de moda desde 1740 a 1780 y que todavía hoy conserva su irresistible atractivo.
    En francés, la chaise longue de respaldo curvo se lama duchesse; si los pies están cerrados por tres lados mediante un respaldo curvo, se denomina duchesse en bateau; si se compone de dos piezas independientes, se trata de una duchesse brisée.
    Otro tipo de cama de día es la turca, denominación esta imprecisa que se aplica al diván de formas rectas, poco mullido y con almohadones*.





Mi chaise longue particular.

 Esta época de la historia, tan exquisitamente reflejada en “Las amistades peligrosas”, fue un tiempo feliz (para los pudientes, está claro), donde el espíritu del confort y la cultura de salón florecieron con inusitado vigor. El salón, centro neurálgico de la casa, se convirtió también, en el centro del siglo. En él, se tomó la Ilustración con té y macarrons, igual que la revolución con petit choux



    El salón es un entorno de libertad absoluta, donde las ideas y el lenguaje volaban sobre la cabeza de los asistentes.
    El origen de estos salones tiene lugar en el siglo XVI, pero es en el siglo XVIII cuando adquieren toda su relevancia. Se convierten en el espacio de libertad femenina, donde todas las convenciones sociales quedan fueran y preparan el camino para la liberación de la mujer. El salón tiene como norma la libertad de expresión, la usual intervención de un “estrella del momento”, los asiduos y una moderadora femenina.      La conversación es refinada y la agitación intelectual es el plato principal. Su práctica ocupa todo el siglo y todos ellos actúan como pequeñas reservas del matriarcado donde se discuten las ideas de la ilustración, la literatura y las ciencias. Cualquier norma moral o religiosa queda fuera de los salones, de ahí que en países muy creyentes o de moral estricta, los salones no existieran.




   Amigos, es sólo un pequeño esbozo de una época y de un tipo de muebles pensados para el placer del cuerpo. 
    Queda hecha la entrada del domingo, me vuelvo a mi chaise longue naranjita, para acabar el poema, para seguir acariciando el cuerpecillo algodonoso de mi chuchillo, para pensar, mientras me tomo el segundo café de dia feriado, en lo divino y lo humano. En vosotros.
    Siempre en vosotros.
    Sed felices.


*Textos tomados de la colección Piezas con historia, "Con nombre propio"



2 comentarios:

  1. Bonjour, ma Cherie, mademoiselle. Afrancesada dama. Todo interesante pero, y volver a París, ¿Cómo sería?. Bon Dimanche.

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    1. Volver a París siempre es un acierto. Espero volver una y mil veces. Besotes mon amie.

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