miércoles, 27 de mayo de 2015

De ansias y sosiegos. Con nocturnidad.

147. Poema hospitalario.




Me he tomado un bocadillo de ansias,
enfrente de las puertas batientes
del quirófano del hospital,
donde operan a mi madre.
Y un trago de agua caliente,
 en el baño del pasillo,
cerca del ascensor averiado.
Desde la pantalla informativa, 
me indican que ya está en observación.
-Todo habrá salido bien-, pienso.
Aprovecho para salir a la calle
y echarme un trozo de sol
sobre los hombros.
Tengo frío.
Me da tiempo a leer dos capítulos del libro,
antes de verla salir, tapadita, en la camilla.
Me sonríe.
Y en la habitación 159,
del pasillo de la izquierda,
 me cuenta.
Escucho paciente,
mientras controlo el descenso del suero
y los calmantes.
-¿Enciendo la tele?-, le ofrezco.
Con la mano derecha baila una negación
y cierra los ojos.
Yo me siento a su lado,
en el sillón reclinable de plástico rojo.
Y la miro.
Me abrocho, sobre el pecho,
el trozo de sol de antes,
ya un poco desvaído.
La miro.
Y escucho su sueño
y levanto los pies sobre los suyos,
para caminar juntas
durante los minutos siguientes.
Y me duermo un instante también,
para compartir la senda.
En los pasillos,
la oscuridad abriga ahora los suspiros
de desamparo,
aletea entre las puertas entornadas
y las ventanas de mentira.
Las enfermeras del turno de noche,
toman café en el cuarto más alejado del mundo.
El sosiego hace guardia,
presto a la llamada,
bajo la salida de emergencia.
Aún son las tres de la madrugada.
Todavía.


4 comentarios:

  1. Antes o después,van pasando nuestros mayores por esos lugares de reparación.Mucha salud para la abuela 👵

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    1. Muchas gracias doña Soraya, ya me dirás cómo te va el nuevo proyecto. Un besote y salud para todos.

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  2. Un pasito más. Disfruta de ella, lo que yo daría profe¡ por tenerla. Besos.

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    1. Un pasito más. Disfruto de ella, de vosotras, de todos. Besos con lipograma.

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