lunes, 18 de mayo de 2015

De ansias y sosiegos. En el taller. Soldando palabras.

139. "Si piensa que puede vivir sin escribir, no escriba"




   Pues las mujeres de mi escuela de los lunes no pueden.
   Vivir sin escribir, digo.
   La semana pasada no hubo sesión de escritura. El Camino de Santiago y todo eso, ya sabéis.
   Y ayer venían presurosas y enardecidas.
  Con sus relatos debajo del brazo, en carpetas anaranjadas, dentro de libros de furia y poemas.
   Están locas por el olor de la tinta, y atrapadas por el sonido del rasguear del lapicero en la espalda de las hojas blanquitas del bloc de historias.
   Ellas llenan sus cuadernos de vida, con frases largas que les brotan de los dedos, apretados sobre la pluma, despedazan las palabras, inventan verbos azules,  esconden los adjetivos entre los lipogramas,  adornan con haikus  las esquinas dobladas de los meses impares.


Abusan de las vocales en algunos tautogramas.

Riegan con palíndromos el café del recreo.


  Recitan  poemas subidas a las sillas y envían mensajes en botellas llenas de caracolas y arena de desiertos olvidados.


   Abren las ventanas para que el sol de Mayo caiga rendido en las hojas, bordadas de caligramas.


  Hortensia, Toñy, Elvira, Angelines y Tere.

   Hacen colección de palabras desconocidas, pergeñan sobres decorados, un arte postal que les ha creado adicción. Desdeñan adverbios, paladean monólogos, escuchan el suave rumor de la inspiración, el aliento de las musas, atrapan.

   Las mujeres del taller de los lunes no pueden vivir sin escribir, lo hacen a todas horas, pero es, en estos encuentros semanales, cuando se reparten los trabajos, se descubren, se muestran, se chivan los descuidos, como niñas traviesas y con las rodillas rasponadas por haber caído en el terraplén de la curiosidad. Por querer saber más de lo permitido. 
   Por mirar por la cerradura. Por preguntar.
   Por querer inventar lo que no existe. Por crear.
   Mis mujeres de los lunes me regalan acrósticos en letras mayúsculas y pegan en las paredes terribles jitanjáforas que nos hacen reír. 
  
   Salimos luego del aula con los dedos manchados de fantasía y de secretos, de pastas de chocolate, de cafés compartidos y de restos de tiza.
  Las mujeres de los talleres de los lunes están locas por el olor de la tinta, seducidas por la imaginación. 
  Y se van, calle abajo, con sus relatos debajo del brazo, en carpetas anaranjadas, dentro de libros de furia y poemas.
  Doblando las esquinas de los meses impares.




Mensajes en una botella y Mail-art.

   Los lunes, en nuestra aula, son días feriados vestidos con trajes de colores imposibles.

4 comentarios:

  1. Sin comentarios. Inscríbeme para el próximo curso. Gracias, gracias mil.

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  2. Gracias a tí. Inscrita estás. Todo sobre la marcha. Besotes.

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  3. Gracias guapa: por seguir teniéndome incluida en el grupo de los lunes.Besos

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    1. En el grupo de las escribidoras, aunque se ausenten un tiempo, siempre están incluidas. Besotes.

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