martes, 5 de mayo de 2015

De ansias y sosiegos. Tarde con amigos.

125.  En Calzada de Calatrava.


     Dedicamos, en este comienzo de Mayo,  una tarde para pasarla con unos amigos especiales.

     Y enfilamos, desde mi retiro en Villanueva de los Infantes, a la hora sestea, hacia Calzada de Calatrava.
     Nos esperaban en la puerta de su casa. Con la sonrisa en la cara y las ganas de mostrarnos su pueblo en todos los giros de sus manos limpias.



Con Caty y Andrés.
Y Haro, que también disfrutó de la excursión.



Detalle de uno de los patios.





Bajé la magnífica escalera, imaginando secuencias de películas antiguas.

  Después de que mis amigos nos enseñaran su casa, decorada con visible mimo y cuidado, nos fuimos a recorrer las calles del pueblo.
   Nos mostraron todos los puntos de interés, que son muchos: El casino, el parque Pedro Almodóvar, las iglesias, el ayuntamiento, un edificio de cuento de hadas, con mezcla de aires suecos y parisinos, las casas de sus antepasados. Nos contaron las historias de los cambios, del inventor del pegamento, Gregorio Imedio, de los años de infancias y recuerdos.      Tomamos unas cervecillas en la plaza, mientras la noche avanzaba sin remedio por las calles con lustre del coqueto pueblo calzadeño.
  La cena, allá en Los Olivos, compartida con sus amigos de parranda y charla, puso punto final a una tarde completa.
  Nos llevamos unos regalos que me habían reservado y una invitación para otras tardes futuras.
    Los regalos, los dejé en el mejor lugar de mi casa.
   La invitación me la traje, bien guardada en el pecho, para no olvidarme, para repetir.




La Plaza y el Ayuntamiento.




Portada de los Padilla del s. XVII, nevada.
Foto de Andrés García (2009).



Desde la carretera, al llegar a Calzada, nos observan, a nuestra izquierda, las siluetas de los castillos de Salvatierra y Calatrava, ofreciéndose, murmurando su historia, entre las piedras heridas y altivas de sus muros añejos.

    Y desde aquí les doy las gracias a Caty y Andrés, así como a sus amigos, que ya son míos, por el momento de risas, charla y "guitarras" que compartimos.
    Nos faltó tiempo y un licorcito.
    Yo invito a  las dos cosas en el próximo encuentro.

   Y un apunte final del poeta Pedro Antonio González Moreno, de su magnífico libro Más allá de la llanura: "Campo de Calatrava, territorio de lavas maternales, patria de los regresos infinitos, donde la luz tiene todavía aquella transparencia y aquella intensidad de los orígenes". 

2 comentarios:

  1. Y Tú eres la mujer que a veces dudas si seguir? Impensable¡ Queda prohibido. Besos a la pareja, les aprecio.
    Oye, y cinco minutos para una cervecita hablada. ¿puedes?

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    1. Gracias reina. Acabo de llegar. Te llamo. Una cerveza hablada y escrita. Puedo.

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