martes, 12 de mayo de 2015

De ansias y sosiegos. Tercer día.

132.  Presentación de Albert Espinosa y su mundo.


 Caminamos Astorga.



Llegamos tarde anoche.
Daban las tres de la madrugada cuando nos ovillamos dentro de los sacos.
Ahora, decía, caminamos Astorga.
Os dejo la presentación que hice ayer a Albert Espinosa.
En el Saramago. En Leganés.
Con el auditorio pleno. Con todos los componentes de la Universidad Popular de Leganés expectantes.
Con tanta dedicación y fidelidad por parte de alumnos y monitores. Todos ellos son los que hacen posible y grande el evento.
Mira. Escucha.
Lee.


“No cojas la cuchara con la mano izquierda.
No pongas los codos en la mesa.


Dobla bien la servilleta.

Eso, para empezar.




Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece.

¿Dónde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes?

Le pondré un cero en conducta si habla con su compañero.

Eso, para seguir.




¿Le parece a usted correcto que un ingeniero haga versos?

La cultura es un adorno y el negocio es el negocio.

Si sigues con esa chica te cerraremos las puertas.

Eso, para vivir.




No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto.

No bebas. No fumes. No tosas. No respires.

¡Ay, sí, no respirar! Dar el no a todos los nos.

Y descansar: morir”.

  
    Con este poema de Gabriel Celaya, titulado “Autobiografía”, da comienzo Albert Espinosa su primer libro “El mundo amarillo”, porque nuestro invitado  coincide con el poeta en descartar los noes de la vida para que, con lo que nos quede, comenzar a crear mundos, a caminar libres y sin ataduras estériles.
   Este año, en nuestro encuentro con el libro-fórum, como ya nos ha anticipado con todo detalle Andrés, contamos con un escritor especial, Albert Espinosa, nacido en Barcelona, ingeniero industrial, actor, director, guionista de cine, teatro y televisión.  
     Todos hemos visto sus creaciones en el cine o la pequeña pantalla y hemos leído los libros que ha ido pergeñando, para mostrarnos su experiencia en su larga estancia en hospitales, su búsqueda de los amarillos, sus rojos, su mundo azul, su caos.
    Albert es un desparramado y es zurdo, ve muy claro con los ojos cerrados, tiene un pie en el cementerio, lleva un sheriff dentro, no quiere ser esclavo de nada, está aprendiendo a decir no, es agnóstico y se levanta siempre con el pie derecho.
   Prefiere perder el sueño a perder experiencias y piensa que el humor es lo más importante que tenemos.
   Albert crea porque cree.
   Albert es viento, aunque escriba sus historias cerca del mar.
    He mencionado antes El mundo amarillo, su primer libro, que nos adentra por un tramo de su vida, nos da a conocer ese recorrido árido y espinoso y que nuestro invitado supo, envidiablemente, cribar y extraer maravillosas enseñanzas; el siguiente, Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo, continuó enamorando a sus lectores, en él nos insinúa que la vida puede ser un ir y venir de girar pomos. Albert escarba en su realismo mágico como un cirujano espiritual.
    Si tú me dicen ven lo dejo todo… pero dime ven, escrito durante el verano del 2010, nos habla del amor, de las pérdidas, de la diferencia y  creo que es su obra preferida; y,  en el verano del 2012,  el libro que hemos leído en todos los grupos durante el curso: Brújulas que buscan sonrisas perdidas.
  Albert nos habla en él de segundas oportunidades, del uso del perdón, de  la sinceridad, de los valores, de la familia, de la amistad, de la superación…
   Albert nos recuerda que hay vida antes de la muerte y que hay que disfrutarla, nos pone en bandeja ese horizonte que no debemos perder de vista y que, a veces, ni siquiera nos molestamos en mirar.
    Hemos devorado con placer el libro y además, lo hemos desgranado, aderezado, exprimido y diseccionado con el magnífico cuaderno de trabajo que, como siempre, nos procuran desde la U.P.L.
 Albert, sigue creando y, El mundo azul, ama tu caos, es su último éxito literario.
Vuelvo a encontrar mi azul,
mi azul y el viento,
mi resplandor,
la luz indestructible
que yo soñé siempre
para mi vida. (*)
 
     En este libro, que cierra una trilogía de títulos y colores, Albert nos sumerge en un mundo onírico, de una anarquía alegre, de aceptación casi gozosa, de una sencillez compleja y elemental.
   En él ratifica el autor su lema preferido, al que es adepto: el Carpe diem.
     No voy a extenderme más porque sé que tenéis preguntas que hacerle, que estáis deseando escuchar sus vivencias, todo lo que aprendió durante aquellos lejanos y largos diez años en los que su vida transcurrió por desvíos que él no había elegido.
     Que nos explique lo que pudo sumar con aquellas experiencias, lo que le restó la inercia de tantos días y lo que, actualmente, le han dado multiplicado el reconocimiento de su mensaje y su empatía.
    Que nos cuente sus hobbies, su pasión diaria por el agua y por qué colecciona y se identifica con los Pinochos.
     Que nos hable de sus Pulseras rojas y de Spielberg, de sus proyectos, de su forma de mirar.
    Que nos hable.

Lunes, 11 de Mayo de 2015.

En pleno Camino de Santiago.
En plena explosión de la primavera.
En plena campaña electoral.
En mitad del camino de nuestra vida.
Avanzando.


 (*) Extracto del poema Lancelote, de Rafael Alberti para César Manrique, (pastor de vientos y volcanes).






Cruz de Ferro, 1500 m. de altitud.


    Astorga, Castrillo, Murias, Santa Catalina de Somoza, El Ganso, Rabanal del camino, Foncebadón, la Cruz de Ferro...


Alto!

La piedra.








2 comentarios:

  1. "El día criminal" de ayer me llegó al alma. Con gusto os cambiaría mis piernas para la siguiente etapa. Ya pasáis el Ecuador, peregrinos valientes, andariegos de bravura, oteadores de horizontes. Os mando un abrazo con empujón, pero cariñoso. Cuida tu piel, cuídate tú, cuidaros todos.¡ Hasta mañana!

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  2. Estamos felices pero el camino está resultando muy duro. La piel quemada y asustada. Un abrazo.

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