sábado, 2 de mayo de 2015

De ansias y sosiegos. El dos de Mayo.

122. En Villa Favorita. Dos.
   
   Amanece en Villanueva de los Infantes.
   Hoy he desayunado en casa.
   En mi cuarto de pensar.
  Por la ventana, apartando sólo un poquito los visillos verdes, casi al alcance de la mano, contemplo la torre de la Iglesia de San Andrés.      Maravilla.
  Allí, recostada, con un camino de tejas como horizonte, me tomo el café, mezclando despacio las campanadas con el azúcar moreno; los bizcochos con las palomas parlanchinas y descaradas; el despertar del pueblo, con el olor de Mayo en la aceras recién regadas. 



Mi perro y yo, paseando las calles, conocidas y siempre nuevas.







Mis olivos en flor.




La plaza, la más bonita de la Mancha.

  Esta noche, las Cruces; encendido de hogueras, como llamadas calientes de atención, cruces engalanadas, saludos y "pasar el charco", para celebrarnos con toques de ponche, de "puñaos" y poemas enamorados. 
   De peregrinaje por patios de pilares serios y arcos endomingados.
  Erupción de colores y lava de claveles derramándose por la piedra.    Rumor de agua. Fiesta única. 
   Cánticos y oración.




El pórtico de la Gloria.

  Vamos a regalarnos una siesta, discreta y breve, para preparar el principio.
   Ya están colocados los altares. Las guitarras. Las gargantas voraces.
    Esperando el toque del comienzo.
     Ahora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario