jueves, 16 de julio de 2015

De ansias y sosiegos. Poema para un jueves.

197. De Los pecios del naufragio.



(Y una palabra tuya bastará para salvarme).




 En la región del silencio,
donde las palabras tienen
prohibido exhibirse,
coto, veda,
no, no,
no,
calla.
Palabras deshonestas,
injuriosas,
grandes.
Miedo.

¡Yo quiero palabras!
Dame un buen puñado,
un variado ramillete,
para acariciar los pétalos de las más exuberantes,
para ofrecer las más recamadas,
 para silenciar las más vehementes,
y regalarlas luego, cuando la tarde
doble la esquina.

Palabras,
copuladoras en vuelo,
expuestas en la paramera de mi cama,
para que elijas
la que me haga olvidar,
para que ocultes
la que me dañe.

Palabras,
compromiso,
promesas,
esperanzas.
Elegirlas con cautela,
pueden herir, 
duelen.
Si  descubren querencia por aquella,
aflora la desconfianza, el recelo,
la sospecha, la duda,
la suspicacia, ¡oh,  ramillete  inacabable,
interminable, inagotable,
ilimitado!

Dame  un manojo de palabras,
seré prudente.


Háblame para que yo te vea.
Séneca


2 comentarios:

  1. Yo adornaría el ramillete con flores de la nieve( Edelwweiss), y Lavanda, y con cinco palabras claves. Con el anhelo de hacer brotar una sonrisa duradera. Un abrazo.

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    1. Pues ya ves, lo que hablamos ayer. Hoy ha surgido el poema. Mañana vamos de sortilegios. Ya tengo la sonrisa y el anillo. Besotes.

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