viernes, 24 de julio de 2015

De ansias y sosiegos. Asiole Dorpa. Dia. 5.

205. Sin noticias de Eloísa.




    Fijáos cómo corre el tiempo, ya son cinco los apuntes que he compartido con vosotros. Y sigo sin noticias de Eloísa y su Haro.
    Andarán por esos mundos de Dios; me dijo que quería recorrer senderos ocultos y sombríos, zonas tranquilas y frías, acantilados y orillas de mar al anochecer. Me dijo también que llevaba una docena de libretas, todas de color malva, todas nuevas, para gastar sus miedos en ellas y volver con un poco de esperanza.
     Todo esto me dijo del tirón, poco antes de volver la esquina de mi calle, cuando vino a dejarme su encargo: "Escribe la vida en este blog para mi gente, hasta que vuelva". 
     A lo mejor hoy, cuando venga Luis, el cartero, traiga algún mensaje de mi amiga.
     Yo ya le he lavado la cara al portal, he regado mi patio florido, he desayunado en el bar, que para eso es viernes, le he hecho un guiño desde el portal  a Fernando, el dueño de la librería de enfrente para que me vaya buscando un buen libro para el fin de semana y ahora, cuando venga el cartero, me voy a acercar un ratito a ver a la señora Angustias.
     Os iré presentando, poco a poco, a mis vecinos de comunidad. No sé si conoceréis el edificio, tiene seis plantas y, en cada una de ellas, hay tres pisos. Tiene un ascensor con tratamiento de alteza y poseo una entrada digna de verse. 


     No ha traido Luis carta de Eloísa.
     Me voy a ver a Angustias.
     Hemos tenido que subir al Sr. Andreas otra vez a su casa. No levanta   cabeza. 
    Alexandra se va, como todos los viernes, a ayudar a su protectora de animales. Delgada y guapa, va dibujando una sonrisa en el aire con el balanceo de su coleta caoba.
    Mañana os veo de nuevo, amigos.
    No encuentro a mi gato.

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