sábado, 11 de julio de 2015

De ansias y sosiegos. Paseando por San Martín de Valdeiglesias.

192. En Las Buganvillas.




     Fin de semana en Las Buganvillas.

     En San Martín de Valdeiglesias.
     Allí nos espera mi hijo número uno, como dirían los chinos, y paseos, siempre interesantes, por la historia.
     Allí me dedico a leer, escribir y caminar con Beppo y Haro. A visitar la Iglesia de San Martín de Tours, a tomar un vino en el Café-Teatro o, ya noche, acercarnos al castillo de la Coracera para escuchar los rezos de Isabel la Católica o los rugidos del mítico león, escondido en algún recodo de la barbacana.




Beppo y Haro.


   Desde el mirador de la Iglesia, nos detenemos siempre un instante para contemplar la Ermita de la sangre y los paisajes que también miró Goya mientras pintaba La vendimia.





     Cuando pasamos Haro y yo por la circunferencia de la plaza de Toros, le explico que la puerta que ve, es la de un antiguo convento de monjas y fíjate ahora, le digo, por aquí salen, en las tardes gloriosas, los toreros a hombros.



    Y cómo no, a la caída de la tarde, tanteamos el cuerpo con unas copitas del vino de San Martín, que, ya de antiguo, se decía: "vino de San Martín, guardado en Ávila, vale más que un florín".
     Nos acompaña D. Álvaro de Luna, en este cruce de caminos, susurrándonos, con su voz oscura, los secretos de la corte.
     Si os acercáis, amigos, aquí os espero, en el bar Jajosevi, para compartir unas pizzas, para evocar la pampa, para compartir la noche.
      Si os acercáis, amigos, brindaremos por este verano loco, que nos fatiga pero que es único , que no volverá y que tenemos la obligación de aprovechar al máximo.
       En el cielo, una luna menguante nos parpadea con su pestaña altiva y misteriosa. El sueño se demora.
      Desde San Martín, Haro y yo, os deseamos lo mejor.
      Pura vida.



Continuará...

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