domingo, 5 de julio de 2015

De ansias y sosiegos. En Villanueva de los Infantes.

186. En Villa Favorita.

"Si me hallo, preguntáis, en este dulce retiro, y es aquí donde me hallo, pues andaba allá perdido".






     Hemos hecho una escapada a mi refugio de Villanueva de los Infantes. A Villa Favorita.

    Ya lo necesitaba.
    Da gusto ver a Haro mover el rabillo cuando divisa, desde el coche, la torre de la Iglesia y le llega el aroma de las casas blasonadas, de la plaza y de la historia.
   Sólo serán unos días, pero, bien aprovechados, nos traeremos de vuelta el eco de los clásicos y la paz y el sosiego que nos falta.




Patri y yo visitando los olivos.
  
      Esta mañana hemos ido al olivar.
      Temprano. Apenas amanecido.
     El verano se ovilla entre las calles y se posa, laxo y renuente sobre las huellas de Quevedo. Los vencejos nos acompañan hasta el límite del pueblo.
     Carretera y huertas.
     Olivares y fincas con higueras. Perros encadenados y ladridos al aire.
    Un polvo rojo se abraza, terco, a nuestros pies y cambia el color de los zapatos.
    Sol, allá al fondo. Lejos aún.
   Y, ya en el olivar, los frutos, todavía inciertos, esperan el tiempo que falta para exhibir su poderoso esplendor. Oro líquido.
    Disfrutamos.


   
   Ya de noche, paseando por la piedra de las calles, y alumbrados por el refulgir de la cal de las paredes, Haro y yo pergeñamos un poema:

Se contonea Julio
entre las esquinas
del pueblo.
Se detiene unos instantes
bajo los soportales de la plaza
augusta,
atento al balanceo 
de las campanas,
alborotadoras y ajenas.
Doce avisos.

Luego, con dignidad y en silencio,
sube la calle empedrada,
camino del final,
del destierro.

Roza la Cruz del Siglo

y continúa hacia los olivares,
hacia el pasado,
hacia el recuerdo. 
Llegará pronto Agosto.

Y el verano añejo
abre su capa ardiente
para recordarnos algo.

Para hacernos desear,
con prisa y lascivia,
una promesa de otoños 
nuevos.


(A Villanueva de los Infantes, donde regalarnos un oasis de paz cuando hiciere falta y, como Quevedo, "retirarnos a la paz de estos desiertos, con pocos, pero doctos libros juntos, vivir en conversación con los difuntos y escuchar con sus ojos a los muertos").


Pura vida.


2 comentarios:

  1. Yo, ultimando detalles para salir hacia mi destino, aprovecho para desearos feliz estancia en ese refugio donde,respirar es mas saludable que aquí. Disfruta de los amaneceres pero no eches a olvido los atardeceres. Un abrazo .

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vaya envidia que me das. Disfruta mucho y ya nos contarás todo lo que veas. Gute reise. Tschüss.

      Eliminar