domingo, 30 de agosto de 2015

Domingo de sobresaltos y revelaciones. De agradecimientos.

242. Soy una portera atípica, por decir algo.



      Perdonad la tontería que me embargó ayer. Jesús, qué desazón!        Hasta llegué a creer que, a lo mejor, estaba enamorada.


     Con la historia de la parejita de marras, con el licorcito, con Cohen, susurrándome por los rincones, con Frida encima de un pie y Barrigas sobre el otro, más la luna, campando a sus anchas, mayestática y dueña del cielo, pues caí en el sentimentalismo y menudo nudo se me hizo en el centro del pecho. 
      Yo creo que lo que tuve fue un ataque de envidia.
      Pero ya está todo en su justo medio. Ya estoy operativa y en forma.
     Y me he levantado con ganas de estar  bien respirada, sosegada  y con los cinco sentidos trabajando en su sitio.
      Pero el hombre propone y Dios dispone, dicen.
      Y dicen bien.


   Os cuento:
   Ha bajado Aldo, el italiano, desencajado, que a Maribel le duele mucho la tripa, me dice, entre hipos. Subo y encuentro a la muchacha hecha un ovillo en la cama. Resumo: Llamo a urgencias, han venido enseguida y se la han llevado con un ataque importante de apendicitis. Su novio detrás, estorbando. No va a dar la talla el pobre.

    Me tomo un segundo café, en un intento de devolver la calma a mi domingo, cuando me llama Chus, la ejecutiva alta y rubia y misteriosa del primero derecha. A saludarme y a informarme de que iban a sacar algunos muebles del piso, que les hacía falta en su casa de Somosaguas y que se iban a ir, los primeros días de Septiembre, a hacer un recorrido por la Europa central.
   Y, antes de que me diera tiempo a pensar que se iba con su jefe, me dice que su padre, Tomás, quizá no vuelva más, porque se ha jubilado y se queda a vivir en el chalet definitivamente.
     Toma ya! Su padre! Y por qué pensé yo que era su jefe, su amante?

     Vaya portera de baratillo que soy. No doy una.
    Pues saludé a su padre, por primera vez y le deseé una buena y feliz jubilación. Muy atento me dijo que lo intentaría, que cuidara de su hija cuando viniera alguna vez a dormir y que se llevaba una mesa de estudio y un caballete del piso, para escribir y pintar, allí en su casa de Somosaguas, que eran sus aficiones.
   Y se fueron. El padre, Tomás, un gran señor, con Chus, su hija, cogida de la cintura. Como siempre, pero ahora ya con la diferente connotación.
     La imaginación es  la loca de la casa. Otra verdad.


     Y paso el resto del domingo repasando éste vuestro blog. Lo que he escrito desde el principio, desde aquel 20 de Julio, en que Eloísa me dejó el encargo. Leyendo vuestros comentarios. Tan cariñosos todos.      Echando en falta algunos últimamente, como una tal M.C., que me ponía cosas muy bonitas y otro, que firmaba Soy calatravo. Tengo  un anónimo, fiel y constante, que, a veces, reconduce el senderito de las historias. Es  una mujer, seguro. 
    Hay uno desde Canadá y otros, de amigos escritores y poetas de Eloísa, que enriquecen mis textos con sus anotaciones y poemas. 
    Tengo que reconoceros que me pasé dos noches en vela pensando en lo que se me venia encima con hacerme cargo de este blog. Que no iba a saber.
   Pero que luego, que he ido compartiendo con vosotros las cuitas y novedades míos y de mi comunidad, me he sentido bien y acompañada.    Muy acompañada.
   Yo sólo deseo que a vosotros no os haya defraudado demasiado.
  Eloisa me ha dicho que para la semana que viene, más o menos, quiere volver.
   Yo lo entiendo.
   El blog es suyo.
   Pero se me pone un nudo en la garganta cuando lo pienso.
  ¿Me dejará contaros las novedades alguna vez?
  ¿Me hará fija en este cruce de caminos?
  ¿Os perderé?


  Ya estoy otra vez tonta.
  Es la luna.
  Seguro.


*Imágenes tomadas de la red.


4 comentarios:

  1. Asiole, se nota que es muy amiga de Eloisa, porque a veces, también me desequilibra con su cambio emocional. Le diré a la Luna( que es amiga mía) que me avise, para estar prevenida. Es cierto que se le ha llegado a apreciar, porque lo está haciéndolo muy bien. Pero permítame, para mí Eloísa es Eloísa. Aunque Ud. me ha encantado. Un abrazo desequilibrado, y un beso con morriña.

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    1. Muchas gracias querida anónima. Gracias por su fiel seguimiento. Y no se preocupe sé cuál es mi lugar. Pero no se crea que voy a olvidar que tenemos una merienda pendiente. En el campo, con bocadillos de poemas y litros de palabras y sonrisas. Un beso de luna.

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  2. Este va para Eloísa -si es que lo lee- Anoche, con el desánimo que me embargó, se apagó la vela de mi alcoba y el insomnio apareció. Menos mal, que mi redondona luna aprovechando un resquicio del balcón, se introdujo en mi cama, ¿sabes? y me ayudó a pergeñar un poema. La noche no fue en balde. Besos.

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    1. Ay,el insomnio, cuántos poemas se escriben en su nombre!
      Las noches nunca son en balde. Un beso amiga. Nos vemos pronto.

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