sábado, 29 de agosto de 2015

Asiole os cuenta de nuevo. Bienvenidos. Sábado.

241. Y la parejita se va a Italia.


     Buenos días.
    Me consta, porque me lo habéis dicho, que os ha encantado la vuelta de Eloísa, durante estos dos días. Y, me consta, porque me lo habéis dicho también, que me habéis echado de menos. Con lo que dejo constancia, en este momento, de lo afortunadas que somos las dos.
     Gracias a todos.
    Me ha invitado a ir este fin de semana a Villa Favorita. A la feria de Villanueva de los Infantes. Un viaje relámpago, como la otra vez, cuando fui con mi tía. Declino la invitación. Me pide el cuerpo tranquilidad. Sosiego.

     Pues sí, como ya sabéis, ayer estuve comiendo con el Sr. Andreas y la señora Angustias
     Para darme una buena noticia, me dijeron.
     Se van a Italia, los dos, la semana que viene.



   Me imaginaba algo, después de ver cómo habían salido en varias ocasiones, de no perderse todos los estrenos y exposiciones de pintura del barrio; pero, cuando me lo confirmaron, con ese brillo adolescente en los ojos, no pude menos de sonreír y pensar en mi inocencia.
     Sabéis que cuando me acompañó el Sr. Andreas, tan solícito, a recoger a Angustias al hospital y comentar que conocía perfectamente Italia, por haber estado trabajando allí algunos años, y yo saber que el sueño de Angustias era ir allí, después de la muerte de su marido, comencé a pergeñar la idea de emparejarlos. Me hacía ilusión ejercer de celestina
      -Voy a hacer que Angustias, cumpla su sueño, me dije.
     Pues no ha hecho falta mi intervención, ellos solitos han reconducido perfectamente el tema.



    Me pide Angustias, que si llaman sus hermanas no les diga nada.            Las teme, la pobre, más que a un nublado. Le han hecho siempre la vida imposible.     Tiene cuatro hermanas y ocho sobrinos. No la apoyaron nunca en su calvario con el marido y Angustias no se lo perdona. Le da miedo que intenten amargarle la historia que está viviendo a estas alturas y que está disfrutando como una quinceañera, como me dijo, en un aparte, cogiéndome del brazo y apoyando su cara contra mi hombro.


    
     Es una mujer maravillosa que cargó siempre con un hombre sin gracia, inútil total, un fardo subido a la espalda, como me decía, y ahora se merece vivir de verdad. Siempre os he comentado, de broma, que puede que acelerara el proceso con infusiones de azaleas. Pero tampoco sería recriminable. 

     Lo que no sé si le ha contado al Sr. Andreas, es que, dentro del capricho de conocer Italia, también quiere emular a Anita Ekberg en la escena de la fuente con el Mastroianni, de la apocalíptica película de Fellini. Se lo dirá in situ, cuando no tenga escapatoria. 

   Les felicité y subieron al ascensor cogidos de la mano. No miré a qué piso.

     Yo me metí en casa con una sensación, no sé por qué, rara, entre el estómago y el corazón.
    Me senté en el patio, con una copita de algo, con Cohen entre los pliegues de todas las cortinas, con Frida y Barrigas entre mis pies descalzos y me puse a escribir.
      Fijaos lo que hice, después de multitud de tachones.

Yo quiero oír cómo tañen las campanas,
en este duermevela que me ocupa,
desahuciada de ti
en la noche más oscura,
en esa aurora de tu frente dormida,
en ese despertar de vendavales y de huecos,
en esa ausencia que mastico
y me deja en la boca regusto
a olas que se alejan.
Una marabunta de deseos caducados.
Y un olor. 
Siempre un olor.
El olor del miedo,
como la piel mojada
del lobo.

   Cohen acabó de cantar. Se me terminó el licorcito de hierbas. Frida y Barrigas se fueron al otro extremo del patio. Y me quedé con un regusto a olas replegadas, como digo en el poema, con un sabor metálico y áspero en la lengua, con un desasosiego entre los hombros. Intranquila y perdida. Rara.
    Y así sigo.
    Será la luna tan tremenda que tenemos.
    Será que, sin saberlo, estoy enamorada.
    Mañana es domingo, amigos.
    Preparad ese traje especial que tanto os favorece.
    Y dejad la sonrisa a la vista, para que no se os olvide.

2 comentarios:

  1. Un consejo: No escuches estos días a Cohen, Aznavour etc. Selene está peligrosa y exuberante a la vez, y es capaz de estrangularnos el alma. Tranquila, es pasajero, yo sé mucho de eso. El poema bueno-como siempre-.Pon en tu mente recuerdos que te agraden y recibe un beso con abrazo llenos de fuerza. A veces es complicado pensar demasiado.

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  2. Escucharé tu consejo.Debe ser la fuerza irresistible de la luna. Un abrazo de poema.

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