jueves, 6 de agosto de 2015

Soy Asiole, os presento al resto de inquilinos de mi finca. Dia 18.

218. Y acabo.

     Ahora mismo llego a casa, a mi cita con vosotros. Vaya mañanita. Me viene Lucas el hijo de Begoña, la del cuarto izquierda, casi llorando,  que se le había perdido la iguana, la Guindilla.
     Me empezaron a temblar las piernas, madre de dios, qué asco. 
    Buscándola por todos los lados, yo quería encontrarla y no encontrarla, me pasaba de todo por la cabeza. Al final ha habido suerte, la ha encontrado él, detrás de los cubos de la basura, en el cuartito de los trastos. -Anda hijo, hermoso,- le he dicho, subétela a casa y amárrala bien para que no se vuelva a escapar.
    Quería hoy acabar las presentaciones y vamos a hacerlo. Veamos:
   Nos quedaba Antonia, del segundo izquierda, porque a las Koplowitz, ya las conocéis; ahora están por aquí, de piscinas y noches locas. Me han dicho que vuelven a irse a mediados, desfilan en Tokio.
    Y a Maribel y su novio Aldo, también; están a punto de llegar y se van a encontrar el papelón de la gotera en el baño.
    Pues Antonia, es una señora estupenda que ahora se encuentra en Reinante, una localidad de Lugo. Alli tiene su hija un pequeño hotel en una casa indiana, cerca de la playa de las Catedrales, y, como ha tenido gemelos, Antonia se ha ido a echarle una mano. No sé cuándo vendrá, me llamó hace poco y me cuenta maravillas de aquellos paisajes.


     Y en el primero, aparte del Sr. Andreas, que ya conocéis, vive Chus, una ejecutiva, alta y rubia, que sólo viene a dormir cuando en el trabajo hacen alguna campaña especial, o algo así, porque ella vive normalmente  en Somosaguas.   
    Viene siempre con su jefe, creo. En fín, no sé mucho de ella. Dadme tiempo.
     Y, por último, en el primero centro, en teoría no vive nadie, es un piso desocupado  y no sé ni de quién es. En mis once años aquí, nadie se ha manifestado al respecto. El caso es que, de la noche a la mañana, aparece un poeta viviendo en él. Es de forma esporádica. Viene y va. 
      Un okupa. 
      Es un chico especial. Con luz, con el estigma de los elegidos.
    No le veo llegar, sólo que, cuando se va, dejando siempre el piso impoluto, me deja un poema pegado en la puerta. Es la señal, lo  convenido. Nuestro acuerdo y nuestro secreto.
   Se llama Óscar.   
   Y me parece que anoche le oí. 

   Me tengo ir, que no le he comprado los profiteroles a mi Frida.
   Ay, los hijos!
   Sed felices.

2 comentarios:

  1. Esto me sobrepasa. Solo puedo decirle Asiole que le invito a un cine de verano cercano a su casa. Allí se pueden llevar, poemas, cartas y hasta bocadillo y palomitas. Así podré darle las gracias por el buen rato que me hace pasar cada día. Hoy en especial. Un beso.

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    1. Pues si que hay un cine de verano. Cuando quiera quedamos. Yo pongo el bocadillo y las cervecillas. Será un honor. Y gracias, siempre, por seguir este encuentro virtual pero lleno de realismo. Besos a granel.

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