martes, 11 de agosto de 2015

De cuentos y de fotos en verano. Asiole. Día 23.

223. Hoy estoy como enamorada.



     Confirmado. El Sr. Andreas y Angustias salieron ayer a tomar una horchata, y la semana pasada fueron juntos al cine.
       Y yo que tenía pensado, ladinamente, maniobrar para que se fueran a Italia juntos. Pensé, mira, el viudo le enseña Roma y se anima, y ella, ve cumplido su sueño y se le va la nostalgia. Pues no ha hecho falta que haga nada. Cómo está la juventud!
    Siempre intentando arreglar la vida a los demás, y mejor sería que mirara un poco la mía. Que tiene tela.
     Me han mandado una fotografía la pareja de matrimonios y amigos del quinto, desde Benidorm. No sé si os acordáis, se llaman Manuel y Toñy y Mariano y Nico. Hasta Octubre no volverán. Para ellos es la vida.


    Creo que os dije que os leería algún cuento más del librillo de la Matute.     Un par de ellos y devuelvo el libro a su sitio.
    El de hoy se titula "El tiovivo":

     El niño que no tenía perras gordas merodeaba por la feria con las manos en los bolsillos, buscando por el suelo. El niño que no tenía perras gordas no quería mirar al tiro en blanco, ni a la noria, ni, sobre todo, al tiovivo de los caballos amarillos, encarnados y verdes, ensartados en barras de oro. El niño que no tenía perras gordas, cuando miraba con el rabillo del ojo, decía: “Eso es una tontería que no lleva a ninguna parte. Sólo da vueltas y vueltas y no lleva a ninguna parte”. Un día de lluvia, el niño encontró en el suelo una chapa redonda de hojalata; la mejor chapa de la mejor botella de cerveza que viera nunca. La chapa brillaba tanto que el niño la cogió y se fue corriendo al tiovivo, para comprar todas las vueltas. Y aunque llovía y el tiovivo estaba tapado con la lona, en silencio y quieto, subió en un caballo de oro que tenía grandes alas. Y el tiovivo empezó a dar vueltas, vueltas, y la música se puso a dar gritos entre la gente, como él no vio nunca. Pero aquel tiovivo era tan grande, tan grande, que nunca terminaba su vuelta, y los rostros de la feria, y los tolditos, y la lluvia, se alejaron de él. “Qué hermoso es no ir a ninguna parte”, pensó el niño, que nunca estuvo tan alegre. Cuando el sol secó la tierra mojada, y el hombre levantó la lona, todo el mundo huyó, gritando. Y ningún niño quiso volver a montar en aquel tiovivo.

     Se me ponen los pelos como escarpias. Qué bello es escribir. Y leer. Y coleccionar mundos. Y parir historias. Y soñar. 
     Creo que fue Machado quien dijo que, después de la verdad, nada hay tan bello como la ficción.

    Como novedad os diré que esta mañana, temprano, me han traído los dos hermanos, Ismael y Clara, propietarios del sexto izquierda, el cartel de Se vende, parece ser que ya han llegado a un acuerdo con el tema de la herencia. Ya veremos.
    Decía al comienzo que hoy me he levantando como enamorada. Ahora mismo voy a escribir un poema.
     Me lo pide el cuerpo.
     Mañana os veo amigos.
     Seguid así.  Acudiendo a mi portería. 
     Este verano, para mi, está siendo muy especial.

4 comentarios:

  1. Compra. Regala. Comparte.
    MC

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  2. No quiero que se marche Asiole. Me encanta. Qué bien que te sientas así. Los veranos especiales se graban en la mente y en nuestros corazones.¡ DISFRUTÁLO¡ Ah¡ estos días no olvidéis mirar al cielo, las estrellas quieren sorprendernos jugando al escondite. Un Abrazo.

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    1. Pues claro que lo estoy disfrutando. Cómo no con la gente tan guay que me ha dejado Eloisa! Y agradecida. Abrazos con estrellas.

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