martes, 31 de marzo de 2015

De ansias y sosiegos. Vértigos, vértigo, vértigos.

90. Maktub y Albert Hammond.


   "Una antigua leyenda peruana habla de una ciudad donde todos eran felices. Sus habitantes hacían lo que querían y se entendían bien, menos el alcalde, que vivía triste porque no había nada que gobernar.
   La prisión estaba vacía, el tribunal nunca se utilizaba, y la notaría no daba beneficio, porque la palabra valía más que el papel.
   Un día, el alcalde mandó venir trabajadores de lejos, que cerraron con vallas el centro de la plaza principal; se oyeron martillos golpeando y sierras cortando madera.
   Al cabo de una semana, el alcalde invitó a todos los ciudadanos a la inauguración.
    Solemnemente, las vallas fueron retiradas y apareció... una horca.
   La gente comenzó a preguntarse qué hacía allí aquella horca. Con miedo, empezaron a acudir a la justicia para cualquier cosa que antes se resolvía de común acuerdo.
  Recurrían al notario para registrar documentos que antes eran sustituidos por la palabra. Y volvieron a escuchar al alcalde, por miedo a la ley.
  La leyenda dice que la horca nunca fue usada.
  Pero bastó su presencia para cambiarlo todo".


   Os regalo esta historia con cara de martes.
Estoy en la biblioteca de otro de mis pueblos: San Martín de Valdeiglesias.
  He venido palpando las paredes de las casas, abrazando las esquinas calientes y con mis perros indicándome la senda. 
 Tres días de vértigos.
 De los malos.
 De los que se me solivianta el océano de los oídos y me deja tirada en la playa del salón, arropada y ahogada en miedos.
 Sedienta de calmas, con los ojos cerrados al carrusel loco, gimiendo versos defectuosos, implorando.
 El mar, embravecido y terco, me golpea las sienes durante momentos eternos.
 Luego vuelve la calma y salgo a vomitar las palabras que se me han quedado atoradas en el pecho.
 Durante el naufragio, en algún patio cercano se escuchaba esta canción y he recordado.

¿Os he contado mi encuentro con Albert Hammond, allá por los últimos coletazos de los años 70? ¿No?
Pues otro día.
Ahora voy a exponerme al sol de este martes derrotado y postrero.
Ahora, que tengo los oídos yertos.
Abril ya es mañana.

2 comentarios:

  1. Me encanta Eloisa!

    Quiero leer ya la historia de Albert Hammond :)

    ResponderEliminar
  2. La próxima semana, sin falta. Ahora estamos en Semana Santa. Un abrazote.

    ResponderEliminar