domingo, 1 de marzo de 2015

De ansias y sosiegos. Domingo con Carlos Cano.

60. El recreo musical.


  Esta mañana me he demorado en las calles domingueras.

  Veníamos del paseo, mi perro y yo, de sacar fotos tiernas de primeras horas, de respirar principio de monte, de contemplar el cambio de color entre los parques, de hilvanar sueños para el resto del día y nos quedamos a descansar unos minutos en un banco próximo a casa.
  Se sentó con nosotros un hombre mayor, con garrota curtida de caricias, con deseos de contar.
  Y escuchamos, Haro y yo, atentos y necesarios.
  Ha sido un lujo. Os referiré, en otra ocasión, la conversación, cuando hilvane todos sus recuerdos, sus cuitas, su petición de socorro. Cuando ponga en orden su confesión.
  Le he dicho que, al domingo que viene, estaremos allí, a la misma hora, por si quiere llegarse a saludarnos.
  Y el anciano ha sonreído y nos ha despedido levantando levemente la garrota.
  Bueno.

  Quedamos que, cada quince días, haríamos un recreo musical.
  Y, mientras limpio las patitas a mi Haro, pienso en alguna canción, cualquiera, de Edith Piaf, pero, a mitad de camino al estudio, me asaltan los ecos de una canción de Carlos Cano: El tango de las madres locas.
  Demasiado.


  
  Carlos Cano, aquel juglar, que dijo que nació un 25 de Mayo en Nueva York, provincia de Granada.
 Aquel poeta, que fue declarado persona non grata en algún momento de la historia casi reciente.
  Aquel que dijo que era un andaluz triste como Luis Cernuda.
  El trovador solidario y tímido.


  Símbolo tradicional de las madres de Plaza de Mayo, un pañuelo en la cabeza, hecho al principio con pañales.


La letra de la canción hay que escucharla despacio.
Hay que escucharla. Y temblar.

Os deseo, amigos, un domingo fuera de serie.
Y que la vida no os decepcione.


2 comentarios:

  1. Quince días. ¡Que larga espera!
    MC

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. M.C. larga espera según para qué. En estos quinces días intentaré colocar en esta casa algo interesante para hacer amena la distancia. Pero, si sólo quedaran quince días para subsanar el nudito que tú ya sabes, sería poco tiempo. Un abrazote gordete y sonriente.

      Eliminar