escondida
detrás de cada esquina,
se han
perdido otra vez las golondrinas
porque
no pueden oler la primavera.
Hoy
vuelvo a mirar de mil maneras
aquel
mar de oleajes y de espinas,
entrever
que su fuerza ya declina
en
sutil y apacible torrentera.
Qué
taimada destreza para herirme
con
tus ojos de orate enamorado
que
mentía aunque no quería mentirme.
Te
recuerdo como gato extraviado,
¿qué
miedos no te atreves a decirme,
amor antiguo,
amor, si estás salvado?
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