sábado, 21 de diciembre de 2013

Ahora recuerdo.





Y fue en París.
No fui sola.
Pero aquel día quise recorrer
la lluvia
acompañada con el silencio.
Con mi silencio.
Ya he dicho que llovía
y la cumbre de la torre Eiffel
se mostraba algo triste
al final de la calle desierta.
Cerré el paraguas
y lo dejé al lado de un portal
de esbeltas puertas de forja.
Puede que de art nouveau.
Puede que no.
Yo caminaba sola
con mi silencio.
Mi lluvia y mis lágrimas.
Al final de la calle
desierta.
Y no fui sola a París.
Pero lo estaba.

2 comentarios:

  1. Triste melancolía. Ya sé que no es lo mismo. Ni yo soy él. Amiga, la posibilidad de un paseo parisino en compañía cada vez está más cerca.







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    1. Cuando quieras y se pueda llevar a cabo la cosa está hecha. Ya sabes, siempre nos quedará París. Un besote.

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