viernes, 20 de diciembre de 2013

Dieciséis años.




     He retirado la mesa de centro de mi salón, velas de canela en las esquinas, luz tenue. He pedido en silencio permiso a mi vecina y he puesto a todo volumen el equipo de música. Raphael joven, yo también. He cerrado los ojos y tenía 16 años. Me lo creo.
    Y bailo. Los brazos en alto, giro varias veces, voy de un lado a otro del salón, remedo las formas de bailar de aquellos años, río, río mucho, siempre con los ojos cerrados, visualizando la bola multicolor de la discoteca, el humo, mi vestido minifaldero y con un rizadito en el cuello y en los bajos, mis medias de rejilla... mi novio. 
     Cuando acaba la canción, me detengo, algo cansada, abro lentamente los ojos y miro mi reflejo en el espejo del rincón. Sigo siendo la misma? pregunto en voz alta y Haro, mi perro, dice guau. Y yo me lo creo. 
     Hoy para mi es un día especial. Puede ser mi gran noche.

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