miércoles, 25 de mayo de 2016

Presentación de Lorenzo Silva. Mayo. Martes, 24.

     Dentro del evento anual del libro-fórum, de la Universidad Popular de Leganés, este año ha sido el escritor Lorenzo Silva el elegido. 
   Y le hemos presentado. Y le he presentado. Y ha hablado a la sala repleta.
    Y ha gustado.
    Mucho.


Compartimos foto. Él con mi Membrillero, yo, con su Música.


      Y esto es lo que he dicho de él y sobre él:

     Todo está prácticamente dicho, con el mini reportaje que acabamos de ver, del recorrido que realizamos en la Universidad Popular, para desembocar en este encuentro tan esperado y querido por todos los componentes de este proyecto de aprendizaje y de curiosidad por la cultura que todos compartimos.
     Esta tarde, este año, Lorenzo Silva, un escritor al que admiramos, al que admiro y del que he vuelto a leer, amén del libro elegido, el resto de sus títulos, para volver a maravillarme y a aprender.
     Le conocía básicamente por sus novelas policíacas, con la pareja, ya entrañable, de Bevilacqua y Chamorro. Creo que son su seña de identidad, esta pareja de guardias civiles a los que Lorenzo Silva vuelve siempre, a los que hace hablar, con los que compone un retrato social y actual, aderezado con una fina ironía y una agilidad argumental que hace fácil y sumamente agradable su lectura. Lo recomiendo para este verano.
     Entre caso y caso de estos geniales y sarcásticos personajes: Virginia y Rubén, de los que tendremos dentro de unos días una nueva entrega, el escritor callejea y se mete en otros andurriales.
    Esta vez con una historia de amor moderna y complicada, Música para feos. Ha gustado la novela en todos los grupos, según tengo entendido, y esta tarde remataremos la travesía con aclaraciones del escritor a las preguntas que quieran hacerle.


De dcha. a izq., Andrés Fernández, responsable de la U.P.L., Luis Martín de la Sierra, concejal de Cultura y Festejos, Santiago Llorente, alcalde de Leganés y el escritor Lorenzo Silva.

    Que Lorenzo Manuel Silva Amador nació en Madrid, en la maternidad del antiguo hospital Gómez Ulla, que ha vivido en varios sitios, que estudió Derecho y lo ejerció, que le gusta el Retiro y las galletas María con mostaza, ya lo sabemos. También que es un escritor comprometido con los problemas del mundo y escribe sobre ellos en sus artículos en prensa. Que habla de la depauperación a menudo, palabra que prefiere a la tan manoseada crisis, que es Guardia Civil Honorario y  Cronista Oficial de la Villa de Getafe, que admira, entre otros muchos,  a Juan Carlos Onetti y Kafka.
    Que le gusta la comida sencilla y, desde que es padre, escribir en silencio.
     Que toca todos los géneros de la literatura. Que le gusta jugar con las palabras, y que se le nota. Que dice que lo mejor de escribir una novela es el final.
    Decía Cervantes: “Yo que siempre trabajo y me desvelo por parecer que tengo de poeta la gracia que no quiso darme el cielo”.
   Pues Lorenzo Silva podría decir lo mismo, porque, según él, se considera negado para la poesía, aunque en la novela que hemos leído durante este curso nos ha dejado un enlace para adentrarnos en ella, a través de un personaje, Jaime, basado en su amigo,  el poeta y soldado Guillermo de Jorge:

avanzo
sigo con la piel rugosa
tras las ramas,
bajo la arena,
bajo el cementerio que se esconde
detrás de la sonrisa de un niño.
Sigo mi viaje
hacia los áridos espejos
del tiempo, mientras que busco entre
los indómitos valles
la luz de tus pupilas

poco queda ya del naufragio
aquel que un día conociste,
de las noches, amor, sin ti,
los malditos territorios
orígenes del hombre:
sus predecibles y amargas ganas
de morir.

    Lorenzo Silva es editor en su playa de Ákaba y allí ha publicado  y prologado este poemario: “Afganistán, diario de un soldado”.



     Dentro de la amplia producción de Lorenzo Silva: ensayos, artículos, novela infantil y juvenil, apenas dos novelas de amor, de un amor a contrapelo, difícil, retorcido. La flaqueza del bolchevique, es la otra, quizá la niña de sus ojos porque fue una de sus primeras publicaciones.      En ésta y en la que nos ocupa, Música para feos, así como en su novela El Blog del Inquisidor, tiene como protagonista añadido las nuevas tecnologías, el diálogo a través de internet.  Ahora le pediremos que nos hable de este recurso y cómo adaptarlo a la literatura.
    En Música para feos, además, Lorenzo Silva nos adentra y nos acerca al día a día de los hombres y mujeres de las fuerzas especiales del ejército, para que conozcamos su lucha interna, sus sueños y sus miedos.
    Consiguió nuestro escritor el premio Primavera con Carta blanca. Fue finalista del premio Nadal con La flaqueza del bolchevique. Lo consiguió con El alquimista impaciente y con La marca del meridiano, el premio Planeta.

    La estrategia del agua, Niños feroces, Nadie vale más que otro, Los cuerpos extraños  o El nombre de los nuestros, son sólo algunos títulos más de su bibliografía.
    Los trabajos y los días es el nombre del blog que mantiene y donde se puede acudir para estar al tanto de las novedades de su carrera literaria.


    Se ha dicho en el reportaje audio visual que queremos que Lorenzo Silva nos hable de cómo es su proceso de creación, de sus preferencias musicales, de Mónica y Ramón, del amor, de la vida, de su próximo libro, Dónde los escorpiones,  al que le falta apenas una semana para ver la luz.
     Nuestras chicas y chicos le quieren preguntar del libro que nos ocupa, nos interesa saber el por qué del intercalado de 21 canciones entre los 21 capítulos que utiliza, como hilo conductor de la historia, como un rodrigón que sujeta la trama, cómo fue el criterio de la elección y la estructura de las mismas.
    Ya que somos guapos y tenemos a Lorenzo Silva aquí, vamos a aprovecharlo, esta tarde queremos cruzar el meridiano.
     Gracias D. Lorenzo.
     Y hasta cuando quiera.




Hemos leído
Música para feos.
Lorenzo Silva.

2 comentarios:

  1. Buen documento gráfico. JAJAJA
    Pero mejor presentación

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    1. Muchas gracias, será porque estabas por ahí, rellenando un espacio que siempre necesito. Un abrazo.

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