viernes, 8 de noviembre de 2013

Pasaporte.




Más o menos así me dirigí a hacerme la foto.

Hoy amanece viernes.
Tengo cita para renovar el pasaporte.
-Esta foto no vale- me dice el caballero
de la mesa 5.
Vuelvo con otras que me hago
en un estudio 
del otro lado de la calle.
He salido guapa, 
a pesar del pelo alborotado
y los labios humildes.
Y es una foto reciente,
o sea que vale.
Después de dejar un par de huellas
en un cristalito verde
y pagar las tasas,
el señor de la mesa 5
me entrega mi pasaporte,
impecable y calentito
como la barra de pan
de las mañanas lentas.

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