lunes, 4 de noviembre de 2013

A Victoria

Mi tia, mi perro Haro y yo una mañana de sol y haciendo el ganso en un fotomatón.


"Se aferra a la vida agarrándose terca a las sábanas.
Las toma el pulso, las acaricia. Sabe.
Balbucea que le ayude a ir al baño como rescoldo de dignidad y se pelea con la dificultad para tragarse un puré que sabe necesario.
Alarga la mano que le queda libre para pedir calor y busca, sin ver apenas, mis ojos doloridos.
Mira al frente, a un punto exacto y cambiante, donde seguro que se exhiben retazos de cotidianidad.
Tiene nostalgia. Sabe.
Le abro a veces la puerta del armario colocado a sus pies para que vea su chaqueta azul y espere un futuro.
Desde la cama me sonríe apenas y yo le hablo quedo, bajito y le propongo pequeños retos para que no se rinda.

Se me escapa mi tía, ha tomado ya el camino, mira al frente y no soy capaz de retenerla".

(Escrito una mañana dura de principios de Abril. No lo consiguió. No lo conseguimos. Me acuerdo de ella en todos los rincones, en todas las vueltas del reloj, en cada sobremesa, cuando me pongo el sombrero).

No hay comentarios:

Publicar un comentario