jueves, 31 de octubre de 2013

Intento fallido.



Imagen tomada de la red.


S
i se te ofrece algo, silba— le sugiero a mi marido para dejarle a él la iniciativa.
Yo voy al salón a ver si acabo de planchar—añado.

No plancho. No tengo ganas. Sólo me siento en el sillón amarillo, el más cercano a la puerta del pasillo, a esperar su silbido.
Le oigo rebullirse en la cama— de un momento a otro chifla— me digo a mí misma, emocionada e impaciente.

Pasados unos minutos el rumor de un ligero ronquido torpedea con áspera desilusión mis oídos.

Me pongo a planchar.




No hay comentarios:

Publicar un comentario