domingo, 26 de abril de 2020

Destellos






Contemplo desde mi atalaya,
la pesadumbre del cedro.
Dos enormes nidos le hacen inclinarse,
sumiso, hacia su derrota.
Rama a rama, las cotorras argentinas
han construido allí su hogar.
Mi vecino del quinto las mira,
bamboleando su enorme cabeza
de bruto declarado.
Su señora, como él dice,
ha huido con su mejor amigo.
Y mi vecino, en un ataque de lucidez,
le asocia a esos demonios verdes
que, con su penetrante reclamo,
se ha llevado a su gorrión.

2 comentarios:

  1. Es que las señoritas argentinas con su eco dulzón, acaparan a cualquiera, en este caso ensordece escucharlas.
    Abril se esconde ya en su florida envoltura a esperar otro año de letargo. Buena tarde.

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    1. Son muy escandalosas, a mí me caen simpáticas. Ellas no saben que hacen daño. Lo hacen? Un abrazo, ya mayo.

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