sábado, 25 de abril de 2020

Destellos





Ayer volví a enamorarme.
Fue al caer la tarde,
cuando saqué a pasear a mi perro.
Voy por veredas desiertas,
porque no me gusta encontrarme con nadie.
Es que es mi momento de pensar.
Venía en dirección contraria.
Con un perro de la misma raza que el mío:
un pomerania.
Moreno, alto, guapote,
me refiero al hombre.
Al cruzarnos, estallaron,
en la agonía de la tarde,
simulacros de otras vidas.
Podríamos haber sido felices.
Juraría que él se alejó
pensando lo mismo.



6 comentarios:

  1. ... Y, ¿quién podría asegurar lo contrario? ������
    (A.L.L.)

    ResponderEliminar
  2. Cuidadín, cuidadín, el amor a primera vista nos da sorpresas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sorpresas dan todos. Es parte de su imperfección. Un abrazo certero.

      Eliminar
  3. Cuidaín, cuidadín, el amor a primera vista nos da sorpresas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues me ratifico en el comentario anterior. Y añado, además, un besote.

      Eliminar