sábado, 23 de abril de 2016

Capítulo sexto de la historia de Pilila Fernández de de Blas.

     Está Asiole en casa de su tía, me la he encontrado cuando venía de comprar la chapata y un cartón de vino para mi Nicolás.
     Le he dicho que, a parte de los capítulos de mis memorias, le voy a dar, para que me los eche un vistazo, unos poemas que he hecho. Los primeros de mi vida, le he advertido, pero que creo que me han salido de lujo. Muy emocionantes.



     Ahora dejo aquí el
capítulo sexto:

     "Ya he referido que vivo en la ciudad de Parla, en la calle Sal nº 13; es un inmueble de cuatro plantas, sin contar los bajos que lo ocupan una frutería, un laboratorio fotográfico y un local hecho vivienda donde vive la Toñy, la tía de Asiole.
     Mi Nicolás y yo ocupamos el 2º B,  y la Maribel y su hija Lupe, la universitaria, viven en el 3º A. Ya os iré presentando a los demás inquilinos de la finca, os adelanto previamente  que no requieren un gran interés para vuestra posible curiosidad y morbo.
     No tenemos coche. Por unas cosas y otras, Nicolás no se ha sacado nunca el carnet de conducir y me he dado cuenta que es inconcebible y deprimente que no dispongamos de semejante objeto; es humillante que hoy por hoy cualquiera de nuestras amistades tengan su buen coche, con lo muertos de hambre que están algunos, que lo sé de buena tinta.
     Así que el otro día me pasé por la auto-escuela que abrieron hace poco en la calle del mercado y le hice la matricula. La auto-escuela se llama EL FITIPALDI y la carpeta de plástico blanco y azul que me dieron con la copia de la matricula y los libros de la teoría se la planté al Nicolás en la mesa, al lado del plato de la sopa de menudillos.
      Estuvo un rato reacio porque dice que lo de estudiar nunca ha ido con él, pero yo le hice ver, con grandes dosis de paciencia y diplomacia, que no podíamos seguir sin vehículo. Tendremos mucha libertad de movimientos y podremos ir a ver a tu madre más a menudo, le engañé, y rematé mis argumentos con una palmada en la mesa, al tiempo que le decía- y andando que es gerundio-, esta frase no se por qué pero siempre me ha resultado muy efectiva.
      Yo, por mi parte, ya le he echado el ojo a un coche, lo llevo viendo creo que desde siempre, aparcado delante de mi  mismo portal: es un Ford Fiesta rojo y es de  Marcelo, el frutero; dice que se va a comprar un Mercedes y tiene el Ford en venta. El viernes pasado fui a comprar unas acelgas para la cena y le pillé con la lengüecilla fuera y un rotulador en ristre haciendo el cartel de venta. Deja el rotulador Marcelo, que  si llegamos a un acuerdo, me quedo yo con el coche, le dije.



      Me empezó a decir que estaba impecable, que nunca había tenido un golpe serio y que siempre había dormido (el coche) en garaje. Yo le contesté que desde que abrió la frutería, un par de años después de estar yo viviendo en dicha finca, o sea unos trece,  llevaba viendo el coche aparcado delante del portal y es más, continué impertérrita, llevo años intentando ver la tapicería de cuero de la que tanto hablas y todavía no he podido, y no es porque los cristales de las ventanas sean tintados, (a buen entendedor), pero como no me fío de su capacidad de entendederas le advertí: quiero el coche limpio antes de hacer la transferencia.
     Cuando se lo conté al Nicolás me dijo que fue mi carácter fuerte lo que le enamoró hace años. (Esto se lo restregué por el morro meses después, cuando me enteré de lo que me enteré)".


Le he llevado todo, memorias y poesías a Asiole y me ha prometido que las corregirá en cuanto tenga un hueco en la portería. También me ha dicho que tiene una amiga, Eloísa, que acaba de publicar un poemario y que vendrá la próxima vez para conocerme. El poemario de marras se titula Pronto será oro el membrillero. A cuadros me he quedado. Se habrá quedao descansando la poeta con el título.
Me ha invitado la Toñy a un café y unas pastas. 
Que estaban, todo hay que decirlo, un poco ranciejas.


2 comentarios:

  1. Seis capítulos son buen empiece para un nuevo libro. Yo lo espero con entusiasmo. Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No sé yo si la pobre Pilila tiene historia para tanto. Vamos a dejarla disfrutar mientras dure. Un beso de su parte, querida lectora.

      Eliminar