miércoles, 2 de septiembre de 2015

Mi porteria se vacía de novedades.

245. Ese mundo interior.


"¿Para qué escribe uno, si no es para juntar sus pedazos?"
Eduardo Galeano.



     Anoche me acosté tarde. Estuve viendo una película del actor Denzel Washington.
      Eran casi las tres cuando me metí en la cama. No veía la hora.
     Entre velas encendidas, leer, escribir, hacer un pequeño avance con la alfombra de nudos, regar las plantas, acariciar a Barrigas, darle doble ración de profiteroles a Frida y memorizar la luna, la retirada se me hacía cuesta arriba.
     Y además, estaba el recuerdo de Mislav:  "merci pour ce moment", no se me iba de la cabeza. Y sentía un ardor antiguo y eléctrico en el punto de la espalda donde detuvo su mano.
     Pero he dormido bien el resto de la noche.
   Esta mañana han venido temprano los albañiles para la reforma del sexto izquierda. Mónica quiere hacer una especie de loft, y con una decoración minimalista, según me comentó ayer su madre, Juani, cuando bajó a decirme que avisara también a AndrésG, para que le hiciera los baños.
     He salido a comprarle el regalo a Eloísa; este mes es su cumpleaños y, como ahora le ha dado por coleccionar bastones, lo he tenido fácil.


    No limpio el portal, total con los albañiles poca cosa se puede hacer.     Subo a ver a Angustias, porque no la veo bien.
    Tiene miedo.
   Me dice que está a gusto con el Sr. Andreas, que le hace tremenda ilusión cumplir su sueño de ir a Italia; se reía, algo forzada, cuando pensaba en la papeleta que le esperaba cuando le descubriera el capricho de la fontana, me comentaba lo fácil que era hablar con un hombre de esa categoría, decía que tenía mucha suerte y que estaba feliz.
    Pero que tenía miedo. Que se le había escapado el ánimo por algún resquicio del alma. Que aún sentía la rabia del fardo que llevó durante tantos años. Que había perdido demasiado tiempo.
    -Que no son horas-, decía, intentando sonreír.

    Le he dicho que esta noche se venga a dormir a casa.

"El tiempo no se detiene
ni espera por nadie.
Así que no detengas
tu vida por pequeñeces.
Sigue adelante porque,
en este momento,
eres lo más viejo 
que puedes ser,
y lo más joven
que nunca volverás
a ser jamás".


Hasta mañana.
¿Qué le podría decir a Angustias?
¿Se os ocurre algo?

2 comentarios:

  1. Dígale, que el tren pasa muy rápido y solo para un minuto, si se entretiene bostezando, ya será tarde. Solo tenemos una vida. Y ella no tiene nadie que se lo impida. Yo también leí hasta las mil, estoy acostumbrada. Un abrazo

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    1. Se lo diré. También bostezamos nosotras cuando nos quedamos hasta las tantas leyendo, verdad? Vendrá nueva del viaje con el Sr. Andreas. Al tiempo. Abrazos.

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