domingo, 6 de septiembre de 2015

De ansias y sosiegos. Domingo bisiesto.

249. ¡Éste es mi momento!, como decía aquella.


"Tu silencio junto al mío es un idioma".
José Navosky.



     Buenos días.
     No sé por qué me levanté con este poema de Emilio Prado bailándome en la boca:

Duerme la calma en el puerto,
bajo la colcha de laca,
mientras la luna en el cielo
clava sus anclas doradas.
¡Corazón 
rema!


      Hoy no puedo escribir mucho.
      Pero aquí acudo, no puedo faltar al encargo de mi amiga.
      No estoy en mi casa.
      Anoche, Mislav y yo, salimos tarde del cine, había refrescado bastante y llovía.
      Y no me había llevado un paraguas.
      ¿Me estoy justificando?
      Estoy en casa de Mislav.
      Me ha dejado su ordenador para hacer la entradita al blog.
      Se está duchando.
      Yo ya me he duchado.
      Estoy nerviosa.
     Me he levantado muy temprano, sin hacer ruido, sin despertarle; para verme en el espejo, colocarme mi melena rala y lavarme los dientes. Y pintarme un puntito de perfume (de él) en el hueco de la garganta.
      Luego volví a la cama.
    Hemos hablado un poco, mirando a la ventana. Viendo cómo la mañana avanzaba lenta hasta rozarnos los pies y las piernas desmayadas.
     Hasta esclarecer con su luz el misterio de la vida.


     Mislav es un hombre de silencios.
    Y, cuando habla, mezcla varios idiomas, sonríe al darse cuenta y me apreta el brazo, como disculpándose.
    A mí me deja un regusto a mundo, a cataratas, a otros anocheceres, a cuevas, a olores desconocidos.  A descubrimiento.
      Me ha pedido que me quede a comer. Que cocinará para mi.
     Le he dicho que no. No quiero gastar demasiado  rápido la rueda de este carro, al que me he subido sin pensarlo mucho.
     Voy a terminar amigos, ya no oigo el agua correr sobre su cuerpo desnudo, saldrá de un momento a otro, sereno, quedo, extendiendo ante mi sus dedos troncales y expertos. 

     
     ¿Estaré soñando?
     ¿Será otro paréntesis de vida imaginada, como os decía el otro día?
     ¿Es real?
     Tengo, como en el poemario de Inma, un vago temblor de rodillas en el corazón.

     Os dejo.
     Me voy a dar un poco de brillo en los labios.




Imágenes tomadas de la red.

4 comentarios:

  1. Hola. Los silencios como las miradas, te descubren casi todos tus pensamientos. A mi me encantan. ¡Vaya veranito Asiole! ¿Cuándo la podremos saludar? Le deseo lo mejor. Un fuerte abrazo.

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    1. Pues Eloisa me ha dicho que viene pronto. Pero usted puede venir cuando quiera. Mi portería y mi casa están abiertas siempre. Un abrazo sin vacaciones.

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  2. Que romántico doña Asiole, vaya cambio en su vida. No me extraña que tenga temblores. Me encanta. Esperemos que acabe bien todo. Un beso.

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    1. Eso no lo sé, querida amiga. Ha sido inesperado. No sé nada. Gracias y un abrazo.

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