jueves, 12 de septiembre de 2013

La cuerda verde.


(De mis apuntes "Haro y yo" hace algunos años)


Escucha Haro las notas que he escrito sobre la excursión de ayer:

“Amanece soleado este sábado 16 de Octubre, fecha elegida para realizar una excursión a la sierra de Guadarrama, al parque natural de Peñalara.
El grupo lo formamos once peregrinos del camino de Santiago realizado el pasado mes de Mayo y cuatro amigos más. Quince senderistas decididos a pasar un día agradable.
En la estación de nuestro barrio leganense nos reunimos todos a las 9 de la mañana y, desde allí, partimos en coche hacia el puerto de Cotos.
Llegamos y, después de tomar un cafelíto serrano y reconfortante en Venta  Marcelino, iniciamos la marcha.
En un punto del camino el grupo se divide ante una bifurcación que nos hace elegir una ruta hacia la laguna de Peñalara, más corta y con menos dificultad, y otra, que nos señala la laguna de los Pájaros, al noreste del pico de Peñalara y de la que nos separa más distancia y algo más de esfuerzo.
Unos  optaron por el primer itinerario, otros, nos decidimos a comprobar  nuestra resistencia escalando, brincando, sorteando, con más o menos habilidad, el camino largo y elevado que nos separaba de la laguna elegida.
Unos a otros nos animamos, nos jaleamos con talante confortador, nos empujamos con la sonrisa, regalados los oídos con la música balsámica de los arroyos que juegan por doquier, formando cascadas traviesas, pequeñas, como hadas campestres; en el cielo, las alas desplegadas y orgullosas de los buitres negros y las águilas imperiales.
En el suelo, aquí y allá, helechos, brezos melosos y florecillas de colores imposibles.
Y llegamos por fin a la laguna, con las piernas temblonas, los pulmones rebosantes de aires  renovados, algo aturdidos por la altitud, pero con la alegría, la complicidad y la sensación de la meta conseguida, casi, casi, como cuando desembocamos todos en la plaza del Obradorio en Mayo, en nuestro particular y hermoso año santo compostelano. Como otro jubileo.
Veni, vidi, vinci.
Nos sentamos a la orilla de la laguna y sacamos las viandas de las mochilas, hay que fortalecer el cuerpo y el alma para poder resistir el camino de vuelta, para el reencuentro con los amigos que estarán tomando el refrigerio en la laguna hermana de Peñalara.
—Mirad allá arriba, allí,  por donde pasa aquella pareja, ¿no veis una cuerda verde?— nos dice Benito, intentando con el dedo brujulear nuestra mirada.
Eso nos sirve, -cualquier cosa sirve a un grupo de amigos para apretar un poco más el nudo de la concordia-, para emplear media hora de risas y bromas  con la cuerda…verde.
Finalmente, cuando adecuamos los ojos  en la dirección señalada, distinguimos con total claridad, la cuerda verde, el poste a la que estaba sujeta y hasta los pinos enanos que siluetean la pradera alpina del horizonte.
La vuelta se despachó como un dejá vu olímpico, y la perspectiva de reunirnos de nuevo con el resto del equipo nos animaba.  
Los encontramos tomando un refresco en la terraza de la venta y nos unimos a ellos contándonos, unos a otros, como descubridores de nuevos mundos, nuestros periplos.
Hubo algún esguince, pecata minuta dado el asfaltado arbitrario y caótico del paisaje vetusto y glacial del valle.
Nuevas cervezas, cafés, frutos secos o magdalenas se expusieron en la mesa para rematar la jornada y en el enorme aparcamiento nos despedimos todos, satisfechos, con el cansancio que se nos enredaba en las piernas, con las vivencias de ese día distinto y con la sugerencia a los responsables  de orquestar otras salidas y otros recorridos por las innumerables sendas, geográficas o personales, que todavía nos quedan por descubrir.
Volvemos a Leganés  apurando el día, cansados, contentos, satisfechos de nuestra hazaña, agradecidos a Andrés, nuestro monitor predilecto y promotor constante de ideas nuevas y amenas y con el semblante bronceado y sonriente por el placer que implica el reencuentro con amigos con los que hemos compartido tantos momentos inolvidables.
Esto es pasión, esto es amistad y deleite, esto es gozo y correr, fascinados,  tras la vida,  agarrados a una larguísima y sólida cuerda verde…, esto es tejer, segundo a segundo,  la colcha que nos arropa contra el frío, esto es amor…  quien lo probó, lo sabe”.

Parte de la comitiva

La próxima vez te llevaré Haro, no debes enfadarte tanto corderito, no puedes pretender estar en todas la ferias, ya irás, ya iremos…


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