(De mis apuntes "Haro y yo" hace algunos años)
Escucha Haro las notas que he escrito sobre la excursión
de ayer:
“Amanece soleado este sábado 16 de Octubre, fecha elegida
para realizar una excursión a la sierra de Guadarrama, al parque natural de
Peñalara.
El grupo lo formamos once peregrinos del camino de
Santiago realizado el pasado mes de Mayo y cuatro amigos más. Quince
senderistas decididos a pasar un día agradable.
En la estación de nuestro barrio leganense nos reunimos
todos a las 9 de la mañana y, desde allí, partimos en coche hacia el puerto de
Cotos.
Llegamos y, después de tomar un cafelíto serrano y
reconfortante en Venta Marcelino,
iniciamos la marcha.
En un punto del camino el grupo se divide ante una
bifurcación que nos hace elegir una ruta hacia la laguna de Peñalara, más corta
y con menos dificultad, y otra, que nos señala la laguna de los Pájaros, al
noreste del pico de Peñalara y de la que nos separa más distancia y algo más de
esfuerzo.
Unos optaron por
el primer itinerario, otros, nos decidimos a comprobar nuestra resistencia escalando, brincando,
sorteando, con más o menos habilidad, el camino largo y elevado que nos
separaba de la laguna elegida.
Unos a otros nos animamos, nos jaleamos con talante
confortador, nos empujamos con la sonrisa, regalados los oídos con la música balsámica de los arroyos que juegan por doquier, formando cascadas traviesas, pequeñas,
como hadas campestres; en el cielo, las alas desplegadas y orgullosas de los
buitres negros y las águilas imperiales.
En el suelo, aquí y allá, helechos, brezos melosos y
florecillas de colores imposibles.
Y llegamos por fin a la laguna, con las piernas
temblonas, los pulmones rebosantes de aires
renovados, algo aturdidos por la altitud, pero con la alegría, la
complicidad y la sensación de la meta conseguida, casi, casi, como cuando
desembocamos todos en la plaza del Obradorio en Mayo, en nuestro particular y
hermoso año santo compostelano. Como otro jubileo.
Veni, vidi, vinci.
Nos sentamos a la orilla de la laguna y sacamos las
viandas de las mochilas, hay que fortalecer el cuerpo y el alma para poder
resistir el camino de vuelta, para el reencuentro con los amigos que estarán
tomando el refrigerio en la laguna hermana de Peñalara.
—Mirad allá arriba, allí,
por donde pasa aquella pareja, ¿no veis una cuerda verde?— nos dice
Benito, intentando con el dedo brujulear nuestra mirada.
Eso nos sirve, -cualquier cosa sirve a un grupo de amigos
para apretar un poco más el nudo de la concordia-, para emplear media hora de
risas y bromas con la cuerda…verde.
Finalmente, cuando adecuamos los ojos en la dirección señalada, distinguimos con
total claridad, la cuerda verde, el poste a la que estaba sujeta y hasta los
pinos enanos que siluetean la pradera alpina del horizonte.
La vuelta se despachó como un dejá vu olímpico, y la
perspectiva de reunirnos de nuevo con el resto del equipo nos animaba.
Los encontramos tomando un refresco en la terraza de la
venta y nos unimos a ellos contándonos, unos a otros, como descubridores de
nuevos mundos, nuestros periplos.
Hubo algún esguince, pecata minuta dado el asfaltado
arbitrario y caótico del paisaje vetusto y glacial del valle.
Nuevas cervezas, cafés, frutos secos o magdalenas se
expusieron en la mesa para rematar la jornada y en el enorme aparcamiento nos
despedimos todos, satisfechos, con el cansancio que se nos enredaba en las
piernas, con las vivencias de ese día distinto y con la sugerencia a los
responsables de orquestar otras salidas
y otros recorridos por las innumerables sendas, geográficas o personales, que
todavía nos quedan por descubrir.
Volvemos a Leganés
apurando el día, cansados, contentos, satisfechos de nuestra hazaña,
agradecidos a Andrés, nuestro monitor predilecto y promotor constante de ideas
nuevas y amenas y con el semblante bronceado y sonriente por el placer que
implica el reencuentro con amigos con los que hemos compartido tantos momentos
inolvidables.
Esto es pasión, esto es amistad y deleite, esto es gozo y
correr, fascinados, tras la vida, agarrados a una larguísima y sólida cuerda
verde…, esto es tejer, segundo a segundo,
la colcha que nos arropa contra el frío, esto es amor… quien lo probó, lo sabe”.
Parte de la comitiva
La próxima vez te llevaré Haro, no debes enfadarte tanto
corderito, no puedes pretender estar en todas la ferias, ya irás, ya iremos…
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