lunes, 4 de junio de 2018

Presentación novela El reflejo infinito, de Carlos Arroyo Cobos.




   Mi amigo Carlos Arroyo me propuso presentar su última novela El reflejo infinito, y tengo que decir, antes de nada, que ha sido un auténtico placer.
  A mi amigo Carlos le conocí en la radio, pero luego, haciendo memoria, recordé que ya coincidí con él en el año 2010 en una entrega de premios y, además, compartiendo libro: en La mujer no es un cuento, libro contenedor de historias por la igualdad, se esconden unos relatos que nos fueron premiados en su día. El suyo, La colegiala, el mío In memorian y allí dentro, su Laura y mi mujer infeliz, puede que estén urdiendo un reflejo infinito. Al volver a leer su relato he comprobado que Carlos ya tenía en su cabeza el germen de esta novela.
  Mundos distópicos y metaliterarios por los que navega su mente calenturienta y quijotesca.
  Ya me divertí con las historias de aquella panda de amigos, de su anterior novela El adolescente que lloraba con las películas de kárate, un libro que huele a césped y cáscaras de pipas, a cloro, a charlas de medianoche y a tardes de siesta pergeñando futuros, juegos de escritor que está plantando los pies con fuerza y decisión en la carrera que quiere emprender. A Carlos ya no hay quien le pare, se atreve, se cree, y eso es lo primero que tiene que tener quien quiere gobernar una ínsula.

…”cada vez que me he sorprendido con la mirada perdida en el atardecer que se asoma a mi ventana, con el cristalino empañado o con gotitas de nostalgia derramadas involuntariamente ante el paisaje y la baja moral que domina en la sociedad en la que vivo, busco una válvula de escape para no reventar completamente en el momento menos conveniente y tirar de los bigotes a los viandantes; entonces comprendo que es la hora de escribir un relato. Así se crean todas mis historias, como mi alternativa a la camisa de fuerza y al prozac”, esto lo declara Carlos, y lucha, como Octavio, su protagonista, por vencer la mediocridad y el olor del tedio.

   En El reflejo infinito, la oscuridad y la humedad se convierten en lujo sólo cruzando el umbral, nos lleva de la mano y nos sumerge en un mundo que, a priori, no queremos, pero nos obliga, nos mete en los intestinos de un perro, nos confunde en una metaficción que nos impide escapar, que ya no queremos, nos hipnotiza con los olores de un tiempo remoto, oímos el agua que corre entre las paredes de mazmorras inmundas, se nos clava en la pupila el chillido de la rata, nos sobrecoge el susurro de las ropas sobre el suelo húmedo y la bala de los atracadores nos roza la oreja. El café templado se nos queda en los rincones de la boca. La mano, abarcando el contorno del vaso.
   Carlos se ha ido de copas con Augusto Pérez, el protagonista de la novela de Unamuno, Niebla; con Ignatius J. Really, el simpático muchacho de La_conjura_de_los_necios y la música del día de la marmota, también se cuela, de refilón, entre las hojas del libro.
   Al leer la novela, fruncimos el ceño con frecuencia, nos atrapa y nos hace dudar, nos obliga a hacernos preguntas incómodas, no nos deja salir.
   Me ha gustado mucho el desarrollo narrativo de la novela, su diégesis, su ruta de laberinto, el recuerdo tierno hacia alguien que ama, Andrea o su abuela, que nunca llegó a verle multiplicar, que hace a nuestro héroe aún más creíble y entrañable, como si eso fuera necesario.

   Como dije al principio, leer El reflejo infinito ha sido un placer, lo he disfrutado y creo firmemente que Octavio-Carlos, ha conseguido, aunque él no lo crea, enamorar a la cajera del banco.


  Carlos, amigo, escritor, locutor, compañero, padre y otros títulos de gran alcurnia, sigue caminando, mire vuesa merced, que aquello que allí se parecen nos son molinos, sino gigantes.
  Como tú.

  Ahora, nos gustaría preguntarte por la génesis de la novela, cuándo te sientas a fabular, qué hora es la que prefieres, tus proyectos inmediatos, qué título tienes, en este momento, que ofrecerle a tu vida.

“Con diez cañones por banda, viento en popa, a toda vela…”

 Muchas gracias por tu invitación a compartir sueños.
Todo está bajo control.
Y suerte.



Primer día del mes de junio de 2018
En el centro cívico José Saramago
Parece que la primavera se va centrando.

2 comentarios:

  1. Otra presentación de "alta alcurnia".Creo que te van a nombrar presentadora oficial del Reino de autores literarios. Pienso coleccionar cada una, pues las leo como si fueran libros de relatos cortos. ¡Muy bien¡Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias cariño.No he vuelto a leerlas, posiblemente me pondría a corregirlas como loca. Nos vemos. Un abrazo Toñy.

      Eliminar