sábado, 16 de junio de 2018

Mi amigo Carlos Cuadrado me presenta.


Víctor, de la librería La libre de barrio y mi amigo y presentador oficial Carlos Cuadrado Gómez.

    Señoras, señores: 
    Buenas tardes. 
   Tengo el gusto de presentar este hermoso libro de Eloísa Pardo en la Libre de Barrio de Leganés. Agradezco esta oportunidad a la propia Eloísa que ha confiado en mí y a Víctor, amigo personal y representante de esta institución cultural, que nos ha hecho caso y nos ha ofrecido este lugar para hacer esta presentación. Seré parco en los datos biográficos de Eloísa: pepinera de Tomelloso; escritora de dos extraordinarios poemarios: Pronto será oro el membrillero y Besos de nitroglicerina en el corazón y monitora de creación literaria en la Universidad popular de Leganés, U.P.L. y en la Casa cultural de Castilla la Mancha. Creo que los escritores no interesan por sus vidas privadas, sino por sus libros. Pero esta opinión no es óbice para decir que Eloísa Pardo es muy interesante, y esta impresión, creo que cierta, es la que queda después de leer los trampantojos. Federico_García Lorca subtituló su obra de teatro La casa de Bernarda Alba con estas palabras: Drama de mujeres en los pueblos de España. El libro Galería de trampantojos podría subtitularse: Drama de las mujeres de España en los últimos años del franquismo y en la Transición. Eloísa se mete en las vidas de muchas amas de casa de ese tiempo —casi todos los personajes del libro son mujeres amas de casa— y saca a la luz, podríamos decir visibiliza, el drama de vivir bajo el yugo del machismo ibérico de la época, un machismo que por desgracia se reinventa a diario y todavía convive con nosotros. 
    El libro recupera del olvido colectivo a aquellas mujeres para traerlas a la memoria colectiva. Es un acto de justicia recordarlas y, aunque ya en la lejanía del tiempo, darles un poco de afecto y reconocimiento, los que no tuvieron en vida. Mujeres como las del libro viven entre nosotros. Ojalá este libro llegue a sus manos y pueda ser para alguna un manual de liberación feminista. El título tiene dos sustantivos: galería y trampantojos. El libro es una galería de relatos, en general cortos, por el que transitan muchos personajes como en una galería de pintura. El lector nunca tiene tiempo de aburrirse porque va pasando, de sobresalto en sobresalto, de unos personajes a otros. ¿Y trampantojo? Servidor ha tenido que buscar la palabreja en el DRAE, donde se dice que un trampantojo es «trampa o ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es». Aquí necesitaremos una explicación de Eloísa. Galería de trampantojos es también el título del cuento de la página 115, que es un dietario de la autora, o un personaje que se inventa la autora —de ahí tal vez lo de trampa o ilusión—, en el que abre su alma el día que cumple cincuenta años, que es la edad de don Quijote y de muchos de los presentes, una edad en la que, por lo visto, se echan cuentas de lo pasado y cálculos de lo por venir. En cualquier caso, la literatura siempre es una trampa o una ilusión, en donde se mezclan la realidad y la ficción. Y, si se hace bien, como lo hace Eloísa, el lector no sabrá o no podrá separarlas, porque realmente son inseparables. Ya nos dirá la autora. 



    Es imposible destripar un buen libro. Cuando digo destripar, quiero decir revelar el final de las historias, descubrir antes de tiempo quién es el culpable de un crimen o cuántas veces se cae no se quién por una ventana. En este libro, adelanto, hay accidentes, muertes, muertos, a veces poca piedad con los personajes y siempre comprensión con su drama. Pero Galería de trampantojos es un buen libro, así que es indestripable. El lector se encontrará con mujeres que hablan con sus maridos muertos en el cementerio o en su casa, con asesinatos que son la única puerta a la dignidad y a la libertad, con infidelidades fallidas por culpa de un resbalón en la bañera, con mujeres maltratadas y a la vez terriblemente dependientes de sus maridos maltratadores, con coleccionistas de pinzas y de “otras cosas”, con amantes imaginarios, etc., etc. Por otro lado, el lector se reirá mucho, porque el humor está presente en muchas páginas del libro, que, sin duda ninguna, es muy divertido. Ya lo comprobaréis con vuestros propios ojos. Los libros buenos nos remiten a otros libros buenos. Esta asociación se produce sin intervención de la voluntad humana. Leyendo este libro me asaltaban impresiones de la Antígona de Sófocles, la Carta a Sor Filotea y Primero sueño de Sor Juana Inés de la Cruz, de Cinco horas con Mario de Miguel Delibes. Los libros que tocan la condición humana de forma profunda y genial forman un cosmos literario único al que remiten los libros indestripables. Cuando leía el libro me parecía que sonaba de fondo El ramito de violetas de Cecilia en una radio de pilas. Mi versión favorita es la de Manzanita, pero “con matices”. La canción no tiene desperdicio. La felicidad de la protagonista de la canción, si es que podemos decir que es feliz, es un trampantojo como una pirámide de Egipto: se basa en la ilusión de tener un amante que es delicado y la quiere, no como su marido, y resulta que todo es una trampa del marido, que, en mi opinión, es un cardo borriquero, como la mayoría de los maridos del libro de Eloísa.


    Para el final del acto, con el permiso de Eloísa, hemos preparado el Ramito de violetas mi amiga Elena y yo. Luego daremos más explicaciones. El libro de Eloísa es un ejercicio de denuncia y de compromiso con la liberación de la mujer del yugo del patriarcado. El feminismo es un movimiento de reivindicación de la justicia más elemental. Y Eloísa ha optado por la literatura como instrumento para que no caiga en el olvido la realidad terrible de muchas mujeres de entonces y, cambiando algunos elementos culturales, de ahora. Como dice Jorge Semprún, cuya literatura ha hecho más por denunciar las atrocidades de los campos de concentración nazi que todos los informes de los expertos, «creo fervientemente que la memoria real, no la memoria histórica y documental, sino la memoria viva, sólo se podrá perpetuar a través de la literatura. Porque la literatura por sí sola puede reinventar y regenerar la verdad». Eloísa, citando a Jorge Ramírez que, a su vez citó a Saramago en su discurso de recepción del Premio Cervantes, levanta piedras con su palabra y, si debajo aparecen monstruos, no es culpa suya. En conclusión, por todo lo dicho y por todo lo que callo, os recomiendo la lectura de los trampantojos de Eloísa. No saldréis defraudados.
Ella tiene ahora la palabra.


Elena, la de la voz acogedora, regaló un final perfecto a la presentación de Carlos.


Elena y Carlos, rematando la tarde con canciones nuestras, de toda la vida, como los amigos de verdad.

Leganés, 14 de mayo de 2018

Desde aquí, las gracias a todos los que hicieron posible una tarde exclusiva y cálida y, en especial, a Carlos Cuadrado, maestro de primaria, doctor en filología española, bon vivant, escritor y amigo. 

4 comentarios:

  1. Muchas gracias, Eloísa. Eres un regalo para todos y es un lujo contar con tu confianza y tu generosidad.
    Un beso muy fuerte.

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    1. Ídem. Tendremos que repetirlo en alguna otra ocasión. Abrazos calentitos de agradecimiento.

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  2. La verdad, es una presentación sin trampa ni cartón, muy completa y estudiada, a la vez de agradable.Debo releer o volver a escuchar, antes de precipitarme al comentario.Nos vemos

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  3. Muchas gracias por acompañarme siempre, compañera. Con toda mi gente guapa es un éxito anunciado. Nos vemos.

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