Víctor, de la librería La libre de barrio y mi amigo y presentador oficial Carlos Cuadrado Gómez.
Señoras, señores:
Buenas tardes.
Tengo el gusto de presentar este hermoso libro de Eloísa
Pardo en la Libre de Barrio de Leganés. Agradezco esta
oportunidad a la propia Eloísa que ha confiado en mí y a Víctor,
amigo personal y representante de esta institución cultural, que nos
ha hecho caso y nos ha ofrecido este lugar para hacer esta
presentación.
Seré parco en los datos biográficos de Eloísa: pepinera de Tomelloso; escritora de dos extraordinarios poemarios: Pronto
será oro el membrillero y Besos de nitroglicerina en el corazón y monitora de creación literaria en la Universidad popular de Leganés, U.P.L. y en la Casa cultural de Castilla
la Mancha. Creo que los escritores no interesan por sus vidas
privadas, sino por sus libros. Pero esta opinión no es óbice para
decir que Eloísa Pardo es muy interesante, y esta impresión, creo
que cierta, es la que queda después de leer los trampantojos.
Federico_García Lorca subtituló su obra de teatro La casa de
Bernarda Alba con estas palabras: Drama de mujeres en los
pueblos de España. El libro Galería de trampantojos podría
subtitularse: Drama de las mujeres de España en los últimos años
del franquismo y en la Transición. Eloísa se mete en las vidas de
muchas amas de casa de ese tiempo —casi todos los personajes
del libro son mujeres amas de casa— y saca a la luz, podríamos
decir visibiliza, el drama de vivir bajo el yugo del machismo
ibérico de la época, un machismo que por desgracia se reinventa a
diario y todavía convive con nosotros.
El libro recupera del olvido
colectivo a aquellas mujeres para traerlas a la memoria colectiva.
Es un acto de justicia recordarlas y, aunque ya en la lejanía del
tiempo, darles un poco de afecto y reconocimiento, los que no
tuvieron en vida. Mujeres como las del libro viven entre nosotros.
Ojalá este libro llegue a sus manos y pueda ser para alguna un
manual de liberación feminista.
El título tiene dos sustantivos: galería y trampantojos.
El libro es una galería de relatos, en general cortos, por el
que transitan muchos personajes como en una galería de pintura.
El lector nunca tiene tiempo de aburrirse porque va pasando, de
sobresalto en sobresalto, de unos personajes a otros.
¿Y trampantojo? Servidor ha tenido que buscar la palabreja
en el DRAE, donde se dice que un trampantojo es «trampa o ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es».
Aquí necesitaremos una explicación de Eloísa. Galería de
trampantojos es también el título del cuento de la página 115, que
es un dietario de la autora, o un personaje que se inventa la autora
—de ahí tal vez lo de trampa o ilusión—, en el que abre su alma el
día que cumple cincuenta años, que es la edad de don Quijote y de
muchos de los presentes, una edad en la que, por lo visto, se echan
cuentas de lo pasado y cálculos de lo por venir. En cualquier caso,
la literatura siempre es una trampa o una ilusión, en donde se
mezclan la realidad y la ficción. Y, si se hace bien, como lo hace
Eloísa, el lector no sabrá o no podrá separarlas, porque realmente
son inseparables. Ya nos dirá la autora.
Es imposible destripar un buen libro. Cuando digo
destripar, quiero decir revelar el final de las historias, descubrir
antes de tiempo quién es el culpable de un crimen o cuántas veces
se cae no se quién por una ventana. En este libro, adelanto, hay
accidentes, muertes, muertos, a veces poca piedad con los
personajes y siempre comprensión con su drama. Pero Galería de
trampantojos es un buen libro, así que es indestripable. El lector
se encontrará con mujeres que hablan con sus maridos muertos en
el cementerio o en su casa, con asesinatos que son la única puerta
a la dignidad y a la libertad, con infidelidades fallidas por culpa de
un resbalón en la bañera, con mujeres maltratadas y a la vez
terriblemente dependientes de sus maridos maltratadores, con
coleccionistas de pinzas y de “otras cosas”, con amantes
imaginarios, etc., etc. Por otro lado, el lector se reirá mucho, porque el humor está
presente en muchas páginas del libro, que, sin duda ninguna, es
muy divertido. Ya lo comprobaréis con vuestros propios ojos.
Los libros buenos nos remiten a otros libros buenos. Esta
asociación se produce sin intervención de la voluntad humana.
Leyendo este libro me asaltaban impresiones de la Antígona de
Sófocles, la Carta a Sor Filotea y Primero sueño de Sor Juana Inés
de la Cruz, de Cinco horas con Mario de Miguel Delibes. Los
libros que tocan la condición humana de forma profunda y genial
forman un cosmos literario único al que remiten los libros
indestripables.
Cuando leía el libro me parecía que sonaba de fondo El
ramito de violetas de Cecilia en una radio de pilas. Mi versión
favorita es la de Manzanita, pero “con matices”. La canción no
tiene desperdicio. La felicidad de la protagonista de la canción, si
es que podemos decir que es feliz, es un trampantojo como una
pirámide de Egipto: se basa en la ilusión de tener un amante que es delicado y la quiere, no como su marido, y resulta que todo es
una trampa del marido, que, en mi opinión, es un cardo borriquero,
como la mayoría de los maridos del libro de Eloísa.
Para el final
del acto, con el permiso de Eloísa, hemos preparado el Ramito de
violetas mi amiga Elena y yo. Luego daremos más explicaciones.
El libro de Eloísa es un ejercicio de denuncia y de
compromiso con la liberación de la mujer del yugo del patriarcado.
El feminismo es un movimiento de reivindicación de la justicia
más elemental. Y Eloísa ha optado por la literatura como
instrumento para que no caiga en el olvido la realidad terrible de
muchas mujeres de entonces y, cambiando algunos elementos
culturales, de ahora. Como dice Jorge Semprún, cuya literatura ha
hecho más por denunciar las atrocidades de los campos de
concentración nazi que todos los informes de los expertos, «creo
fervientemente que la memoria real, no la memoria histórica y
documental, sino la memoria viva, sólo se podrá perpetuar a través
de la literatura. Porque la literatura por sí sola puede reinventar y
regenerar la verdad». Eloísa, citando a Jorge Ramírez que, a su vez
citó a Saramago en su discurso de recepción del Premio Cervantes,
levanta piedras con su palabra y, si debajo aparecen monstruos, no
es culpa suya.
En conclusión, por todo lo dicho y por todo lo que callo, os
recomiendo la lectura de los trampantojos de Eloísa. No saldréis
defraudados.
Ella tiene ahora la palabra.
Elena, la de la voz acogedora, regaló un final perfecto a la presentación de Carlos.
Elena y Carlos, rematando la tarde con canciones nuestras, de toda la vida, como los amigos de verdad.
Leganés, 14 de mayo de 2018
Desde aquí, las gracias a todos los que hicieron posible una tarde exclusiva y cálida y, en especial, a Carlos Cuadrado, maestro de primaria, doctor en filología española, bon vivant, escritor y amigo.
Desde aquí, las gracias a todos los que hicieron posible una tarde exclusiva y cálida y, en especial, a Carlos Cuadrado, maestro de primaria, doctor en filología española, bon vivant, escritor y amigo.
Muchas gracias, Eloísa. Eres un regalo para todos y es un lujo contar con tu confianza y tu generosidad.
ResponderEliminarUn beso muy fuerte.
Ídem. Tendremos que repetirlo en alguna otra ocasión. Abrazos calentitos de agradecimiento.
EliminarLa verdad, es una presentación sin trampa ni cartón, muy completa y estudiada, a la vez de agradable.Debo releer o volver a escuchar, antes de precipitarme al comentario.Nos vemos
ResponderEliminarMuchas gracias por acompañarme siempre, compañera. Con toda mi gente guapa es un éxito anunciado. Nos vemos.
ResponderEliminar