viernes, 20 de octubre de 2017

Les presento mis besos...

     Aquí, en mi blog, en mi casa, que es la vuestra, tengo, debo dejar, las palabras de presentación de mi amigo, el escritor, maestro y filólogo Carlos Cuadrado. Tanto cuidado y cariño hay en ellas que no puedo hacerme la dueña absoluta.
   La librería Punto y Coma se llenó de amigos, se llenó de luna, de versos y de sonrisas cómplices.
     Yo, humildemente, no puedo pedir más.
   Desde aquí, gracias a todos los que fueron y a los que no pudieron asistir, pero me enviaron su abrazo.

Con Carlos Cuadrado Gómez

Aquí os dejo su presentación:

     "Esta tarde tenemos la suerte y el honor de presentar el libro de Eloísa Pardo: Besos de nitroglicerina en el corazón. Doy mi enhorabuena y manifiesto mi gratitud a la librería Punto y Coma, es decir, a Fernando, por posibilitar eventos culturales como el de hoy.
     Ser el telonero de esta presentación me hace muy feliz. No sobrepasaré los diez minutos: las antesalas sólo son un anuncio de la sala principal y se recorren en un momento, no son largos pasillos o estrechos corredores  laberínticos.
     De Eloísa Pardo, previo pacto con ella, diré sólo cinco datos biográficos, porque, con todo el respeto a la autora, cuando una obra literaria es de calidad, como es el caso de Besos de nitroglicerina en el corazón, la biografía de la autora, poetisa en este caso, importa poco. La mayor recompensa para un escritor es que su obra por ella misma cause interés a desconocidos y ése es el futuro que auguro a este poemario.
      Los cinco datos biográficos son:
      Uno. Eloísa es una pepinera de Tomelloso.
      Dos. Le gusta pintar, tunear cuadernos y tiene tres hijos.
   Tres. Su primer amor fue Haro y su segundo amor ha sido y es Chewie. Haro, ya difunto y Chewie, vivo y coleando, son perros.
   Cuatro. Su anterior poemario, Pronto será oro el membrillero, fue premiado y publicado por la Biblioteca de Autores Manchegos. Y no me extraña.
   Cinco. Los poemas de Besos de nitroglicerina en el corazón estuvieron metidos en un cajón hasta que Eloísa sintió que debía sacarlos a la luz en forma de libro. En otro cajón esperan igual suerte otro poemario y un libro de relatos cortos.
    Añado por mi cuenta un sexto dato no pactado. El duende y las musas, a la vista de los resultados, tienen que existir y más cuando sabemos que Eloísa escribe del tirón y no corrige o corrige poco, ¿para qué?


      Pero hablemos del libro, que es a lo que hemos venido.
    Como lector, mi primer pensamiento, a medida que lo iba leyendo, fue: ¿De dónde ha salido esta mujer? Soy un lector habitual de poesía y reconozco que Besos de nitroglicerina en el corazón, es lo mejor que he leído últimamente. Ya había leído con anterioridad Pronto será oro el membrillero y con sumo interés abordé esta nueva obra. Si la primera me pareció de gran calidad, esta segunda además me ha sobrecogido y, personalmente, opino que en ella Eloísa se supera.
    El lector que se aventure en Besos de nitroglicerina en el corazón se va a encontrar con un libro de poesía culta, según los cánones de la retórica tradicional. Con la excepción de dos sonetos, el libro está escrito magistralmente en verso libre, con una cadencia y un ritmo ágiles y equilibrados, por donde las palabras, metáforas, comparaciones, anáforas, etc, viajan con suavidad, sin trompicones, como el vuelo de las aves migratorias en otoño.



   En manos de la autora, una experiencia de profundo dolor, se transforma en arte poética.
    Experiencias de dolor tenemos todas las personas, y cuantos más años se tienen menos inevitables son. En este caso, al menos en el marco simbólico que crea Eloísa, la literatura salva a la escritora del desastre personal y del suicidio.
    A la princesa Sherezade la literatura la salva de morir en manos del sultán, mil y una noches de narraciones redimen su vida. A la poetisa de Besos de nitroglicerina en el corazón los versos la salvan de sí misma.       Porque uno mismo, ¿quién lo duda?, es el mayor peligro al que nos enfrentamos en esta vida.


     La experiencia poética o la experiencia literaria, al menos en mi caso, se produce en la lectura. Besos de nitroglicerina en el corazón, en el proceso de lectura, me ha aportado dos cosas que, en mi opinión, son claves en la poesía: por un lado, la experiencia estética, es decir, el sutil contacto con la belleza que nos libera por momentos de lo prosaico de la existencia; y, por otro lado, la experiencia del conocimiento, del cónocete a ti mismo de los griegos, difícil y heroica tarea en la que la poesía es un instrumento poderoso y una tabla de salvación.
   Antes de consumir los diez minutos, quiero decir que Besos de nitroglicerina en el corazón es un libro escrito por una mujer, por las entrañas y el alma de una mujer. Hay experiencias que a mi me están vedadas por la biología, pero que puedo intuir gracias a los poemas de Eloísa.
   Pero entrar ahora en detalles sería destripar el libro y no es mi intención.
    Con su permiso, leeré un poema y os dejaré con ella.
    Mi propósito esta tarde es disfrutar y estoy seguro de que así será.
    Termino con 2 de diciembre, miércoles (pag. 12)

¿De dónde sacan el impulso final 
los suicidas?
¿Cómo es el momento en que avanzan
hasta el abismo?
¿Qué hora prefieren?
He pasado la noche escribiendo rencores que me disculpen.
A tus ojos, digo.
Para que perdones la huida,
para que no te muerda la culpa.

Mientras acudo al salto, escribo.
Las palabras me sujetan el ansia,

el olor de la tinta
me detiene.



Eloísa tiene la palabra y el verso".

Leganés 19 de octubre de 2017.
Carlos Cuadrado Gómez.

4 comentarios:

  1. Fue un placer y rato lleno de versos y palabras. Gracias

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    1. El placer fue mio cuando os vi aparecer. Me hacéis falta. Siempre. Un abrazo y pasadlo genial en la sierra. Besos para todos.

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  2. La nitroglicerina, nos dilató las venas hasta sentir su fuerza en el corazón.Emocionante.Besos

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    1. Muchas gracias cariño. Siempre te tengo y lo sé. Y me da fuerza. Un abrazo.

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