"Felices años en los que Dios era el abuelo moviéndose por el desván".
Fco. Umbral.
Buenos días corazones.
Sigo invirtiendo gozo y descanso en Villa Favorita, ya sabéis, en Infantes.
Imprevistos me obligaron a demorar mi vuelta a la casa de invierno.
Esos engorros de obras y limpiezas.
Con tanto trabajo, cuando veo llegar las ansias por el recodo del pozo, tomo a Haro en brazos y nos lanzamos a las calles hermosas del pueblo.
A caminar. O a ver amigas.
Esta mañana, sin previo aviso, y porque me quedaba una charlita pendiente con ella, he llamado a la casa de Pilar, me ha recibido con los brazos abiertos y con su gata emperatriz.
Hemos comentado el éxito rotundo de los patios, el suyo es uno de los más espectaculares del pueblo, y me ha enseñado su casa. Acogedora y luminosa, como su sonrisa.
A la vuelta, y mientras colocaba libros y cuadernos de todo, arreglaba un ramo en la sala y ponía agua fresca en el cuenco de mi perrillo, ha sonado el reloj de pared.
El reloj de mi abuelo.
Y he tomado la pluma para dejar cuenta de lo que he sentido.
De lo que muchas veces, a lo largo de los años, he sentido.
Las manos de mi abuelo
le dan cuerda al reloj de pared
cuando yo lo olvido.
Deja la puertecita de madera oscura,
abierta,
para que yo sepa que fue él,
que no se fue nunca,
que está,
que permanece en mis horas.
Hasta mañana amigos.
Subiré un ratito al desván, para recordar, para oler, para ver a Dios.
Con sosiego.
Buenos días. Si ves a Dios en el desván, salúdalo de mi parte, porque lo veo cada vez mas lejano. El invierno es largo, disfruta de tu refugio, saborea cada ladrillo de esa Villa Favorita. Tu casa de invierno - como los grandes- no se moverá. Aquí con bolis, hojas, cuadernos, bueno, hecha un lío. Abrazos.
ResponderEliminarYa tú sabes que, aunque hay de todo, aquí en mi Villa Favorita siempre llevo colgado del cuello una echarpe de paz. Un abrazo mío y un beso de parte de Dios. Estaba en el desván.
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