De ansias y sosiegos. Noche toledana.

287. Poema. Huida.

Hay una grieta en todo, así es como entra la luz.

Leonard Cohen.

Buenos días corazones.

No es baladí el titulo que le puse a este encuentro diario con vosotros.

Me visto cada día con ansias y sosiegos.

De noche, aunque desnuda, es igual.

Hay días mejores y peores.

Y noches más tranquilas, sosegadas, y otras, en que el puñal de la ansiedad se clava con nocturnidad y alevosía entre las costillas y en las palmas de las manos.

Entre los ojos y en las rodillas dobladas.

Esta noche ha sido una de ellas.

A las tres me levanté y, con un café en la mano y Haro mirándome, confundido, salí a la galería a escribir todo aquello que surgiera de la pluma, a buscar desahogo y calma.

Ya bajaba el lubricán por la raya del horizonte cuando me acosté un rato, más que nada para relajar la espalda y la nuca desolada.

Tengo llovido el cuello

y las maneras.

Me obligo a recorrer la calle

en cada esquina.

Sopeso la posibilidad

y me detengo.

Me llueven también los dedos

fríos,

ajenos al tacto y a la noche.

Tengo llovido el cuello

y doblegado,

ante la largura eterna

de tu olvido.

Están cerradas 

todas las puertas

de mi grito.

Me abandono.

Este poema es parte de todo lo que volqué anoche en el cuaderno de tapas oscuras, el de los demonios que pueblan las esquinas del camino.

Ya de día, con el sol estrellándose, generoso, contra las paredes de las casas, el sosiego me llega, despacio, con disimulo.

Me lo coloco sobre los hombros, con gesto firme, decidido, para que, por lo menos, me dure todo el día.

Hasta mañana amigos.

Sed felices.

Y que todos los lubricanes de vuestra vida os sorprendan sosegados.

Sabed que os quiero.


*Imágenes tomadas de la red.